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John Brennan: de arquitecto del programa de drones a lo más alto de la CIA

  • El candidato de Barack Obama ha trabajado 25 años para la Agencia 
  • Conoció las torturas a detenidos durante la época de Bush 
  • El uso de aparatos no tripulados está siendo cuestionado 

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John Brennan, candidato a dirigir la CIA, en una imagen de archivo
John Brennan, candidato a dirigir la CIA, en una imagen de archivo.

John Brennan, el candidato del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, para encabezar la Agencia Central de Inteligencia (CIA), es un profundo conocedor de los servicios secretos de EE.UU. No en balde, toda su carrera ha estado ligada a ellos.

El antiguo espía acaricia ahora la posibilidad de llegar a lo más alto de la institución a la que ha dedicado buena parte de su vida. Pero para ello tendrá que disipar las sombras que cubren algunos aspectos de su actuación, sombras que se proyectan sobre la administración demócrata.

Una vida en el servicio secreto

Brennan (Nueva Jersey, 1955), veterano de la guerra del Vietnam, ha trabajado 25 años en la CIA, donde entre otros puestos fue espía "jefe de estación" en Arabia Saudí. En 2001, bajo la presidencia de George W. Bush, fue nombrado vice director ejecutivo de la Agencia y en 2004-2005 dirigió el Centro Nacional de Contraterrorismo.

Tras unos años como analista privado, Obama le repescó en 2008 con vistas a encabezar la CIA, pero desistió por las presiones del ala más a la izquierda de los demócratas, que criticaba su implicación en algunas de las políticas más polémicas de Bush.

En cambio, el presidente le mantuvo en su círculo más cercano como consejero de antiterrorismo.

Conocedor de las torturas

El mayor obstáculo que se le planteó a Obama en 2008 para encumbrar a Brennan fue su grado de conocimiento del empleo de torturas en los interrogatorios a sospechosos.

Las torturas amparadas por la administración Bush (llamadas eufemísticamente "técnicas intensivas de interrogatorio") incluían el ahogo simulado (waterboarding).

Además, los supuestos militantes islamistas capturados eran interrogados en una red de cárceles secretas de la CIA, y a veces entregados a gobierno extranjeros a través de procesos extralegales.

Como vice director ejecutivo, Brennan debía tener conocimiento detallado sobre el programa de torturas y detenciones ilegales, en mismo momento en que se producían. Miles de mensajes secretos pasaban por sus manos en aquellos años.

Su nombre aparece en un informe de 6.000 páginas preparado por el Comité de Inteligencia del Senado, aunque desde la Casa Blanca insisten en que su participación fue meramente burocrática.

Tras dejar el cargo en 2005, Brennan alegó que había expresado sus firmes objeciones a estas prácticas, pero estas quejas no constan en los documentos, según han asegurado a la agencia Reuters fuentes anónimas.

Responsable del programa de drones

Si bien los senadores pueden considerar que el asunto de las torturas está zanjado, no ocurre lo mismo por el polémico uso de los aviones no tripulados o drones.

Los "abejorros" se han convertido en el arma preferida de Obama para golpear a grupos o individuos supuestamente vinculados con el terrorismo islamista.

Su uso permite atacar sin ser vistos, desde una distancia considerable y, por tanto, sin arriesgarse a sufrir víctimas propias. Así ha ocurrido en Afganistán, Pakistán, Yemen y Somalia.

Brennan está considerado el "arquitecto" principal de este programa. Según el New York Times, desde su despacho en la Casa Blanca el antiguo espía elabora la lista de objetivos y recomienda su aprobación al presidente. También ha sido fundamental su mediación para que Arabia Saudí acceda a la instalación de una base de estos aparatos en su territorio. 

Pero esta "guerra a distancia", perfecta para una administración que no quiere desplazar tropas, tiene al menos dos inconvenientes. Por un lado, los ataques se producen sin comprobar previamente que en efecto se trata de objetivos terroristas, o su entidad. Por el otro, se multiplican las víctimas civiles.

Hasta enero de 2013, el Bureau of Investigative Journalism, un grupo de investigación independiente,  ha identificado con nombres y apellidos a 331 civiles asesinados por drones en Pakistán, 87 de ellos niños. Y la cifra estimada es muy superior.

La muerte en uno de estos ataques de un ciudadano estadounidense (el islamista Anuar al Awlaki) y la filtración del memorando secreto de actuación han llevado a cuestionar esta táctica. Es más que probable que los senadores interroguen a Brennan en el mismo sentido.

La Casa Blanca ha defendido los ataques como "legales, éticos y sensatos". "Llevamos a cabo esos ataques porque son necesarios para mitigar las amenazas reales en curso, detener complots, prevenir futuros ataques y salvar vidas estadounidenses", indicó el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney.

En un comunicado, la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) ha expresado su inquietud por el hecho de que el Ejecutivo tenga la autoridad de matar a una persona "lejos de un campo de batalla reconocido y sin ningún tipo de intervención judicial antes o después de los hechos".