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Argelia: yihadismo de ida y vuelta

  • El Ejército argelino combatió con crueldad a los islamistas en la guerra civil
  • La caída del régimen de Libia ha dado alas a los grupos yihadistas
  • Argelia ha intentado mantenerse al margen de la intervención en Mali

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SECUESTRADORES DICEN HAY 49 MUERTOS EN EL BOMBARDEO DE PLANTA DE GAS ARGELINA
Imagen de la planta de gas en In Amenas, donde se ha producido el secuestro por parte de un grupo islamista.

El asalto del Ejército argelino a la planta de gas donde un grupo islamista secuestró a decenas de rehenes extranjeros ha provocado la protesta de algunos países con ciudadanos entre los secuestrados.

Argel decidió el asalto de manera unilateral y sin informar previamente a los países afectados, según han lamentado Reino Unido y Japón.

Sin embargo, según diversas fuentes, no hay de qué extrañarse. El Ejército argelino se caracterizó por usar metodos expeditivos y rechazar la negociación con los grupos armados islamistas que ensangrentaron el país durante la guerra civil de los 90. En esta ocasión, ha obrado de la misma manera.

Brutal guerra civil

En 1992, el islamista Frente Islámico de Salvación (FIS) era favorito en las elecciones en un país en el que el régimen forjado en la alianza entre militares y Frente Nacional gobernaba desde la independencia.

Los militares no permitieron que el FIS gobernara y en enero dieron un golpe de estado. Eran los tiempos en los que Europa no quería ni oir hablar de un gobierno islamista en su frontera sur, mientras que hoy islamistas moderados han llegado al poder en Túnez y Egipto.

Al golpe siguió una salvaje guerra civil que costó decenas de miles de vida y que duró una década. Durante aquel conflicto, no solo los islamistas, sino el propio Ejército fueron acusados de brutales crímenes. Los militares argelinos se acostumbraron a tener las manos libres para combatir a los islamistas del EIS (brazo del FIS) y del más radical Grupo Islámico Armado (GIA), en el que militaban veteranos de la guerra contra los soviéticos en Afganistán. Posteriormente, el GIA se convertiría en Al Qaeda del Magreb Islámico (AQMI).

El periodista británico Robert Fisk recuerda en The Independent que en 1993 los uniformados argelinos incluso viajaron a Siria para aprender cómo Hafez el Asad (padre de Bachar al Asad) había aplastado a los islamistas en Hama en 1982.

De la experiencia de su guerra interna, el Ejército argelino ha extraido una actitud implacable y unilateral, como celoso guardián de la soberanía del país, según señala el New York Times.

El baño de sangre de los 90 fue seguido por una restauración democrática limitada y vigilada, donde las protestas pacíficas son reprimidas por la Policía y, de cuando en cuando, los atentados y los secuestros recuerdan que los grupos armados siguen presentes.

Repercusiones de la intervención en Libia

La victoria del régimen argelino sobre los islamistas relegó a los grupos más radicales al sur desértico, en la frontera con Mali, Mauritania y Níger. Allí estos grupos dieron lugar a Al Qaeda del Magreb Islámico (AQMI) y, aunque siguieron secuestrando a extranjeros (entre ellos, dos españoles), dejaron de amenazar las ciudades y poblaciones argelinas.

El ataque a la planta gasística, sin embargo, apunta a que la situación de seguridad ha empeorado debido a la creciente actividad de estos grupos en el Sáhara Y la intervención extranjera en Mali no es la razón, según señalan varios analistas.

Carlos Echevarría, profesor de la UNED, cree que el ataque a la planta de gas "estaba planificado de antemano" y que "el gran agravamiento de la situación en 2012 y el inicio de 2013 se debe a ese caos que se genera en Libia", explica.

Según Echevarría, en declaraciones a RNE, el derrumbe del régimen de Muamar el Gadafi, tras una rebelión interna apoyada por varios países europeos, ha funcionado como "efecto acelerador" de tendencias ya existentes.

Juan Garrigues, analista del Centro de Información y Documentación Internacional de Barcelona (CIDOB), ya explicó a RTVE.es a principios de este año que la caída de Gadafi había liberado armas y combatientes que nutrían a los grupos del Sahel.

Desconfianza de la intervención en Mali

Consciente de los riesgos para su seguridad interior, y partidaria de la no intervención extranjera en África (especialmente por parte de la ex metrópoli colonial, Francia), Argelia ha intentado mantenerse al margen de la intervención militar en Mali y negociar con los grupos tuareg en ese país.

Pese a los contactos recientes de las autoridades argelinas con EE.UU. y Francia, Argel solo ha accedido a permitir el uso de su espacio aéreo.

Pero sin su colaboración, una victoria contra los islamistas en Mali podría traducirse en un mero traslado del "enclave" yihadista a países vecinos como Níger, Chad o incluso Libia, donde el gobierno interino es débil y existen rivalidades entre grupos tribales y facciones armadas.

"El secuestro obliga a Argelia a implicarse en Mali y es fundamental que así sea teniendo en cuenta que en los últimos tiempos las autoridades argelinas se habían mostrado reticentes, sobre todo a una intervención con tropas occidentales en la región", explica a RTVE.es Luis de la Corte, profesor de la Universidad Autonóma de Madrid, experto en Seguridad y Defensa. 

Según este investigador, Argel "siempre ha dicho que en los problemas internos de África, Europa debe ayudar a encontrar soluciones, pero que el liderazgo de esa solución, ya sea militar o política tiene que venir de los propios países africanos y Argelia tiene vocación de liderazgo".

La creciente inseguridad puede perjudicar también la industria petrolera y la economía argelinas. Argelia es uno de los principales productores de hidrocarburos del mundo y el principal suministrador de gas natural a España. 

Hasta ahora, sus instalaciones se consideraban seguras y atraían inversiones de miles de millones de euros. El ataque en In Amenas ha provocado el temor entre las empresas extractoras, algunas de las cuales han evacuado a su personal, incluida Cepsa.