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El gobierno francés cambia la austeridad por la "justicia fiscal" pese al ajuste de 48.000 millones

  • El primer ministro francés rebaja la previsión de crecimiento para 2012 y 2013
  • Reconoce la gravedad de la situación pero solo aumentará impuestos a los ricos
  • Denuncia el endeudamiento heredado de la época de Sarkozy

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Francia reducirá el déficit público subiendo los impuestos pero no el IVA

"Reivindico la seriedad y la responsabilidad presupuestaria. Quiero la justicia fiscal, hago un llamamiento a un esfuerzo nacional, pero rechazo la austeridad".

Con estas palabras el primer ministro francés, Jean-Marc Ayrault, resumía la receta para salir de la "crisis sin precedentes" que vive el país en la presentación de su programa político ante la Asamblea Nacional, para lo que tendrá que equilibrar las promesas electorales del presidente, François Hollande,  y la exigencia de recortar el gasto en 48.000 millones en los próximos dos años

Bajo la amenaza de ser el próximo objetivo de los mercados tras España e Italia, Francia debe recortar entre 6.000 y 10.000 millones en lo que queda de año para cumplir el objetivo del 4,5% de déficit en 2012 y otros 38.000 millones para llegar al 3% que marca el Pacto de Estabilidad de la UE.

Además, según ha confirmado el propio Ayrault, el crecimiento económico será menor del previsto por el anterior gobierno del primer ministro de Nicolás Sarkozy, François Fillon: el PIB crecerá en 2012 apenas un 0,3% frente al 0,7% previsto y en 2013 lo hará un débil 1,2% frente al 1,75% previsto.

El primer ministro francés no se ha andado por las ramas respecto a la situación que vive el país. Ha hablado de una deuda "abrumadora" a la que el estado dedica cada año su mayor partida presupuestaria, 50.000 millones de euros, y ha denunciado que en el mandato de Sarkozy "entre 2007 y 2011" la deuda "ha aumentado 600.000 millones de euros", de forma que hoy la deuda total es de "cerca de 1,8 billones de euros, el 90% de la riqueza producida por Francia cada año".

Por este motivo, ha hecho un llamamiento a los diputados para "trabajar junto a nuestros pueblo en una mobilización,  porque no es demasiado tarde para actuar y tener éxito".

Una salida distinta

Es en este punto donde ha esbozado la salida distinta de Francia a esta crisis."Sí, el control del gasto público es indispensable, pero no será suficiente. Nuevos ingresos fiscales se movilizarán", ha adelantado el primer ministro, confirmando que el objetivo sigue siendo llegar al equilibrio presupuestario en 2017.

Así, Ayrault ha confirmado que su gobierno no solo dará marcha atrás a la reforma de las pensiones del gobierno anterior; también evitará poner en marcha la subida del IVA contemplada por Sarkozy para octubre y ha confirmado el plan del presidente Hollande de crear 150.000 puestos de trabajo público para contratar a más policías y profesores.

Además, pondrá en marcha un banco público de inversiones de aquí a final de año y desarrollará un plan para resolver los problemas del sector de la automoción.

Para compensar estos gastos, se aumentarán los impuestos a los más ricos del 45 al 75% -otra promesa electoral de Hollande- y ha prometido que las clases medias y bajas se librarán de los aumentos fiscales. "A medio plazo -ha detallado- habrá otros proyectos de este tipo con el mismo fin: la justicia".

Sin embargo, este miércoles el Consejo de Ministros debe adoptar un "presupuesto complementario" que modificará las cuentas públicas aprobadas por el anterior ejecutivo de la UMP y que supondrán un ajuste de hasta 10.000 millones adicionales.

El encargado de presentar este presupuesto será el  ministro de Economía, Pierre Moscovici, que ya ha adelantado que sin una  reducción adicional este año no se alcanzaría la meta del 4,5%,  sino que  Francia tendría un 5%.  

Este recorte adicional será vigilado por la Comisión Europea, que ya en sus recomendaciones de mayo apuntaba que el gobierno francés debería hacer esfuerzos adicionales para cumplir los objetivos marcados.

"Reorientar Europa"

Ayrault tampoco se ha olvidado de Europa y ha defendido que "ha llegado la hora de reorientar el proyecto europeo", mostrando su satisfacción por los acuerdos obtenidos en el reciente Consejo Europeo.

El primer ministro ha asegurado que esa reunión significó un "cambio de orientación muy positivo" y ha señalado que el voto de los ciudadanos franceses, que dieron su apoyo a la izquierda en las recientes elecciones legislativas, "ha influido" en ello.

"La opción de los dirigentes europeos de generalizar la austeridad sin abrir la perspectiva del crecimiento reforzó las dudas" de los europeos sobre el proyecto europeo, ha defendido.

Con todo, ha querido evitar cualquier roce con la canciller alemana, Ángela Merkel, máxima defensora de la austeridad, al asegurar que "la relación franco-alemana ocupa en este sentido un lugar central (...) La historia nos ha dado una responsabilidad particular".