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México se enfrenta este domingo a las elecciones más trascendentales de su historia

  • Casi 80 millones de mexicanos tienen derecho a voto
  • Peña Nieto es el favorito según las últimas encuestas

   El movimiento 'Yo soy 132' pretende denunciar las irregularidades

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México se enfrenta este domingo a las elecciones más amplias de su historia, en cuanto al número de cargos a elegir, pero también a las más vigiladas y a las que pueden resultar más trascendentales para su democracia y su futuro. Agobiado por una violencia que crece sin cesar y que se ha cobrado casi 60.000 muertos en los últimos seis años, atenazado por una corrupción que se ha instilado en todas las estructuras del Estado y en todas sus instituciones, abrumado por unas desigualdades socioeconómicas que resultan ofensivas, México se enfrenta a la incertidumbre de lograr revertir una realidad escandalosa e invivible para muchos de sus ciudadanos.

Casi 80 millones de mexicanos con derecho a voto tendrán que elegir en esta jornada a su presidente para el próximo sexenio, a los 500 diputados de la cámara baja y a los 124 senadores, así como a varios gobernadores en distintos estados y algunas autoridades locales. La elección presidencial es la que, con mucho, acapara la mayor atención. Son cuatro los candidatos a ocupar la primera magistratura del país: Josefina Vázquez Mota, candidata del derechista Partido de Acción Nacional (PAN), el partido hoy en la presidencia; Enrique Peña Nieto, candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) que durante siete décadas detentó el poder hasta su derrota por el PAN en el año 2000; Andrés Manuel López Obrador, candidato del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD); y el candidato del partido Nueva Alianza, Gabriel Quadri.

Peña Nieto, favorito, según las encuestas

Las últimas encuestas publicadas en México, el pasado miércoles, día en que concluyó la campaña electoral y último autorizado para hacerlas públicas, situaban a Peña Nieto como favorito para alzarse con el triunfo. El candidato del PRI ha intentado poner distancia con el periodo de hegemonía absoluta de su partido, cuando se instauró el régimen que Mario Vargas Llosa definió como “la dictadura perfecta”. A pesar de sus errores de bulto y de sus meteduras de pata en temas de actualidad o asuntos culturales, su juventud, su perfil telegénico y su capacidad para lanzar mensajes generalistas y que cualquier elector puede comprar han aupado la imagen de Peña Nieto.

López Obrador figura en segundo lugar en intención de voto, según los sondeos. El candidato del PRI ya se quedó hace seis años a las puertas de la presidencia, cuando perdió ante Felipe Calderón por apenas un 0,56% de los votos. López Obrador denunció un fraude generalizado y toda una campaña de manipulación informativa y no reconoció el resultado lo que generó una grave crisis institucional. Hoy se ha alejado de aquella postura y ha moderado su discurso buscando ampliar su base social de apoyo.

La candidata del oficialista PAN, Josefina Vázquez Mota, ha ido perdiendo gas a medida que avanzaba la campaña electoral y las encuestas la sitúan en tercer lugar. Aunque ha apostado por explotar su condición de mujer, lo ha hecho haciendo hincapié en el rol tradicional de ama de casa, lo que le ha deparado numerosas críticas de colectivos de mujeres. Además se ha visto perjudicada por el desgaste del PAN, tras doce años en la presidencia, y por la falta de apoyo de Felipe Calderón, ya que Vázquez Mota se impuso en las primarias del partido al candidato del presidente saliente.

Gabriel Quadri, un ingeniero liberal y preocupado por temas ambientales, recibe en los sondeos un apoyo apenas simbólico.

Pacto de “civilidad” para reconocer los resultados

Todos los candidatos firmaron el jueves en el Instituto Federal Electoral (IFE), encargado de organizar y supervisar el proceso, un pacto de “civilidad”, comprometiéndose a reconocer los resultados. El temor a un posible fraude ha sido aireado, sobre todo por López Obrador, recordando lo ocurrido en 2006. Con ese pacto se intenta evitar un escenario similar. Pero a lo largo de la campaña electoral las denuncias sobre irregularidades han sido continuas.

Más que un posible fraude en el recuento de voto, preocupan otras posibles irregularidades tradicionales en los procesos electorales en México, como la compra de votos, el acarreo de votantes, las coacciones a la hora de votar, la compra de alimentos con fines electoralistas y otras formas de imponer la orientación del voto. Esas prácticas no se dan tanto en las grandes ciudades como en medios rurales, pero su influencia en el resultado puede ser determinante.

Son los dos principales partidos, los que tienen mayor estructura territorial, el PAN y el PRI, los que son objeto de más denuncias por ese tipo de prácticas. Especialmente el PRI. Aunque este partido perdió la presidencia en el año 2000, las siete décadas detentando el poder y la amplia red de clientelismo han mantenido su estructura y su enorme influencia en muchas zonas. Algunos analistas llegan a afirmar que “el PRI abandonó la presidencia, pero no el poder”.

Movilización de los jóvenes y movimiento Yo soy 132

La posibilidad de la vuelta del PRI a la presidencia ha movilizado a muchos sectores, especialmente en ámbito de estudiantes universitarios, que hasta ahora se habían mostrado apáticos y alejados del activismo político. Hace un par de meses surgió el movimiento Yo soy 132 a raíz de una polémica en torno a un acto de Peña Nieto en una universidad privada. Medios afines al candidato del PRI presentaron la protesta de algunos estudiantes como un acto protagonizado por agitadores ajenos al mundo universitario. Varios estudiantes colgaron vídeos en Internet identificándose claramente, el número llegó hasta 131 y hubo alguien que entonces colgó “Yo soy 132” y así surgió el nombre del movimiento.

Yo soy 132 se ha mostrado muy activo a la hora de convocar marchas para exigir un nuevo modelo político más participativo, un modelo socioeconómico más justo, y un modelo informativo menos manipulador. En medio de la campaña electoral el diario británico The Guardian informó, según documentos a los que había tenido acceso, que las dos grandes cadenas de televisión mexicanas, Televisa y Azteca TV, habían pactado hace tiempo desacreditar a los opositores de Peña Nieto en todo tipo de informativos y programas. No hay que olvidar que ambas cadenas se hicieron con el control del 90% del espectro televisivo mexicano gracias al apoyo del PRI en la época de su absoluta hegemonía.

El movimiento Yo soy 132 ha movilizado a sus miembros y ha pedido a la población que, además de acudir a votar, haga labores de observación y denuncia cualquier irregularidad que detecte en el proceso de votación. “La democracia no es solo depositar el voto, sino también participar y controlar el proceso electoral” nos dice Mariana Favela, integrante de Yo soy 132. El movimiento pretende denunciar a través de sus sitios web todas las irregularidades que se produzcan y que, a lo largo de la historia de México, han sido numerosas. Habrá que ver qué ocurre este domingo.