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España vuelve al precipicio tras el 'drama' griego

  • La victoria de los partidos pro-rescate en Grecia vuelve la mirada a España
  • Las dudas sobre la cuantía y los detalles del rescate ponen el bono en el 7%
  • La llamada 'subordinación' y el aumento de la deuda acosan a nuestro país
  • Los mercados exigen un paquete global que proteja a España e Italia
  • La presión sobre Alemania aumentará en el G-20 tras el breve alivio griego

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Hace apenas cuatro días, con la prima de riesgo por encima de los 540     puntos básicos, el ministro de Economía, Luis de Guindos, reconocía  que  España estaba viviendo una gran "volatilidad" pero tenía un   responsable: "Esta semana es una semana complicada por las elecciones   griegas".

No era la primera vez. El pasado 30 de mayo, con la prima en 539, en     una comparecencia en el Congreso antes del rescate al sistema     financiero, señalaba a la incertidumbre creada por las elecciones   helenas:   "En última instancia el factor fundamental que está teniendo un   peso   sobre la prima de riesgo es el resultado en las elecciones en    Grecia".

Este lunes, el ganador de los comicios griegos, el conservador pro-rescate Antonis Samarás, se despertaba con las cálidas felicitaciones del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y del primer ministro italiano, Mario Monti, dos de los principales interesados por su victoria para calmar el ataque de los mercados a sus bonos soberanos en las últimas semanas.

"Esto nos permite tener una visión más serena del futuro de la Unión Europea y de la eurozona", señalaba Monti a su llugada a la cumbre del G-20 que se celebra a partir de este lunes en Los Cabos (México).

Rajoy, por su parte, ha calificado el resultado como "bueno para Grecia, muy buenas noticias para la Unión Europea, para el euro y también para España".

Y, sin embargo, los mercados no han 'comprado' este argumento: la prima de riesgo ha superado el techo de los 580 puntos y el interés del bono español ha roto la barrera psicológica del 7%.

Ante esta situación, el Gobierno español mira directamente a Europa.  Este  lunes, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, ha responsabilizado de la presión de los mercados a "las dudas  sobre la construcción europea, sobre el presente y el futuro del euro" y ha pedido de nuevo una acción contundente del Banco Central Europeo.

Y es que, como explicaba de manera cruda un 'trader' de bonos italianos a la agencia Reuters, "las elecciones griegas no han resuelto los problemas de la eurozona".

"Mientras se han relajado los temores a una salida de Grecia del euro, el resultado de estas elecciones ha hecho poco para aliviar las debilidades fundamentales que pesan en Italia y España", ha añadido Michala Marcussen, economista de Societe Generale, en un artículo de investigación.

El rescate bancario no convence

Que se haya disipado la 'neblina' griega no ha hecho más que poner en evidencia las dudas que afectan al rescate bancario español y que se refieren a dos elementos: su cuantía y su aplicación.

Más de una semana después de la decisiva conferencia del eurogrupo donde se aprobó la ayuda de hasta 100.000 millones de euros al sector bancario español, las dudas persisten, como ha señalado a Afp Natalia Aguirre, analista de Renta 4.

"El resultado de las elecciones griegas permite eliminar el escenario extremo, el de una salida desordenada de Grecia de la zona euro, pero la cuestión de la recapitalización de los bancos siguen en suspenso, faltan muchas cosas por concretar, los detalles, los costes, eso es lo que esperan los mercados", asegura.

Para calmar una de las dudas, el coste total, se espera que el presidente del Gobierno comunique en la cumbre del G-20 de Los Cabos el resultado de las auditorías externas al sector financiero español, que cifra entre 60.000 y 70.000 millones las necesidades de capital de la banca, por encima de los 40.000 establecidos por el FMI y por debajo del tope establecido por el eurogrupo.

Pero los mercados miran a dos problemas adicionales que plantea el rescate bancario y que España tiene difícil solucionar por sí misma. Lo resumía el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, el pasado domingo.

"Es alucinante que estemos hablando de poner sobre la mesa 100.000 millones de euros y los mercados lo tomen como una historia negativa", señalaba Zoellick en una mesa redonda en el seno del B20, una cumbre empresarial paralela al G20.

"Y ¿por qué ha ocurrido esto?", se ha preguntado, acompañado por la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, y del secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Angel Gurría. "Es debido a que la ejecución (del anuncio de la ayuda) fue extremadamente pobre", ha aclarado.

"La gente no sabe de dónde va a salir el dinero, si va a ser del FEEF (el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera), del MEDE (el Mecanismo Europeo de Estabilidad), cuál será el mecanismo de subordinación o qué efecto tendrá sobre la deuda (española)", ha manifestado.

El problema de la subordinación

En efecto, el primer problema es el de la subordinación, es decir, el hecho de que España tendrá que pagar antes su deuda con el fondo de rescate europeo que con su acreedores privados, lo que aumenta la huida en los mercados del bono español, ya en una situación casi insostenible.

Ni Bruselas ni España han concretado aún si los fondos procederán del Fondo Europeo de Estabilización Financiera (FEEF) o del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), una letra pequeña que los inversores miran con lupa: el primero permite, aunque con dudas, que los inversores privados estén al mismo nivel que los acreedores europeos. El segundo, sin embargo, lo prohíbe de manera explícita.

España se encuentra entre la espada y la pared: por un lado, los inversores privados castigan su prima de riesgo al verse por detrás del fondo de rescate a la hora de recibir sus pagos. Por otro, los países europeos de la triple A se niegan a perder ese carácter 'senior' por el rechazo que provoca en sus opiniones públicas la posibilidad de que tengan que hacer frente a las pérdidas de los bancos de terceros países.

Según Shahin Vallée, analista del think tank europeo Brueghel, existen dos posibles soluciones a este problema: que el FEEF acceda a compartir con España la carga de cualquier pérdida en una posible reestructuración del sector o que el ESM cambie sus estatutos para que pueda prestar directamente a los bancos, lo que le haría responsable último de las pérdidas de ese eventual ejercicio de reestructuración.

Esta solución, la preferida por España y por otros países europeos, así como el FMI y Estados Unidos, rompería el círculo vicioso entre la deuda soberana de los estados y la deuda bancaria, pero Alemania se ha mostrado contraria radicalmente a esta solución.

Riesgo de rescate soberano

Para Vallée, la alternativa no es otra que un rescate completo a España. "Si no se hace rápido, España perderá completamente el acceso a los mercados", señala.

En la misma línea, Craig Veysey, director del fondo de inversiones Principal Investment Management en Londres, ha considerado en declaraciones a Bloomberg que "el rescate bancario realmente no ha ayudado a España a conseguir la credibilidad en los mercados y la probablidad de que tengan que pedir un rescate soberano aumenta".

Más aún, como señala Guntram Wolff, otro analista de Brueghel, el hecho de que el rescate financiero se haga a través del estado incorpora un factor que intrínsecamente provoca la desconfianza de los mercados: el aumento de la deuda del estado en un 10%,  lo que hace más difícil a juicio de los inversores que nuestro país pueda pagar.

"La clave para la solvencia española no es que se dé o no a la asistencia financiera preferencia de pago o no.  La cuestión clave es si la asistencia al sector bancario supondrá un aumento de la deuda neta española", señala.

Según la agencia Moody's, que bajó tres escalones la deuda soberana española la semana pasada, la deuda española llegará a finales de año al 90% frente al menos del 40% que tenía en 2007, antes de comenzar la crisis.

"Una de las razones claves de que la nota esté tan cerca del bono basura es que vemos un creciente riesgo de que el gobierno español tenga que buscar más ayuda", aseguraba Kathrin Muehlbronner, la analista de deuda soberana de la agencia, la pasada semana.

Solución global

Así las cosas, la pelota está, de nuevo, en el tejado de Alemania, que puede dar luz verde a la intervención del BCE y acceder a temas como el rescate directo a los bancos y la unión bancaria.

La cumbre del G-20 se convertirá en una nueva oportunidad para presionar a la canciller alemana, Ángela Merkel, para que accede a estas salidas, pero ella misma ya ha advertido que no cree en ellas e incluso las ha tildado de "mediocres".

Mientras, las elecciones griegos son ya una fecha más tachada en rojo, a la espera de la siguiente. Tras la cumbre de Los Cabos, la reunión en Roma de Merkel, Rajoy, Monti y el presidente francés, François Hollande. Y, como trasfondo clave, el consejo europeo de final de mes.

"Los resultados de las elecciones griegas es improbable que resuelvan la incertidumbre en la eurozona. En vez de eso, el foco cambiará hacia la cumbre europea, la posible renegociación del paquete de austeridad griegos y los bonos españoles", ha vaticinado Barclays.