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Los 'halcones' del Eurogrupo ponen condiciones a España y dejan a Italia en el disparadero

  • El alemán Schaüble lidera el frente de ministros contrarios a mutualizar deuda
  • Finlandia exige más garantías si España acude al FEEF en vez de al MEDE
  • La austriaca Fekter coloca a Italia como la siguiente en la lista de rescatados
  • El parlamento holandés tendrá que aprobar la ayuda a España

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El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schauble, a su llegada a una reunión de ministros en la Cancillería.
El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schauble, a su llegada a una reunión de ministros en la Cancillería.

La apariencia de relativo anonimato de María Fekter, Jutta Urpalainen, Jan Kees de Jager y Wolfgang Schaüble engaña: desde hace meses se han erigido en uno de los bloques más poderosos, si no el que más, en el Eurogrupo, donde el destino de los países periféricos del euro, atacados de los mercados, se juega en reuniones como la videconferencia celebrada el pasado sábado en el que se aprobó el rescate financiero de España.

Sus países (Austria, Finlandia, Holanda y Alemania, respectivamente) forman parte del selecto -y cada vez más escaso- club de la triple A y la necesidad de su calidad crediticia por parte del resto de la zona euro ha hecho que ideas como la mutualización de la deuda a través de eurobonos, la flexibilización de las condiciones del rescate a Grecia o la ayuda directa a los bancos por parte del fondo de rescate hayan muerto antes de nacer ante su negativa radical.

Por ejemplo, en ese encuentro, Kees de Jager luchó hasta el final por que el Fondo Monetario Internacional tuviese un papel más activo en el rescate y Urpalainen exigió garantías adicionales para que se devolviese antes que nada su dinero.

Fekter, por su parte, llevaba semanas hablando de la necesidad de que Europa ayudase a la banca española y Schaüble -que Alemania quiere que se convierta en presidente del Eurogrupo en sustitución del luxemburgués Jean-Claude Juncker- cerró de un portazo desde el principio la posibilidad de que el fondo de rescate ayudase directamente a los bancos españoles, lo que rompería el círculo vicioso entre deuda bancaria e inmobiliaria pero que supondría que España recibiría ayuda si tomar medidas a cambio.

Según informaba el diario El Mundo, el ministro de Economía, Luis de Guindos, logró superar este rechazo a un rescate bancario con condiciones solo al sector financiero poniendo otra cifra sobre la mesa: lo que costaría un rescate a toda la economía española, a lo que a su juicio seguiría la italiana.

Este relato asegura que Schaüble en ese momento logró convencer al resto de los 'halcones' y se adoptó la solución de que los fondos fuesen a través del FROB.

Más presiones sobre España

Pero el bálsamo del acuerdo ha durado poco y, en parte, por la resistencia que siguen teniendo los países del bloque septentrional.

El pasado lunes los medios españoles se hacían eco de las palabras del ministro de finanzas alemán sobre el hecho de que España tendría que someterse a los dictados de una 'troika' de los prestamistas internacionales, aunque tan solo para el sector bancario.

"Va a haber una 'troika' al igual que la ha habido en otros casos. Asimismo, existirá una supervisión para garantizar el cumplimiento del programa", decía Schaüble.

Pero los mercados prestaban atención a otras palabras mucho más técnicas: que Schaüble quería que el rescate procediese del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) y no del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) para evitar cualquier riesgo al contribuyente alemán.

La ministra finlandesa fue incluso un paso más allá el pasado lunes: si los fondos para España iban a través del FEEF, Helsinki pedirá garantías adicionales para que su préstamo fuese devuelto, al igual como ya hizo con el segundo rescate a Grecia.

La polémica no es baladí y sigue sin resolverse: si los fondos vienen del FEEF, Europa y los inversores privados que compran bonos españoles estarán al mismo nivel a la hora de que le devuelvan sus préstamos. En cambio, con el ESM España tendrá primero que devolver el dinero a sus socios.

Austria pone a Italia en el disparadero

El resultado fue que la prima de riesgo española se volvió a disparar y del alivio por el rescate en nuestro país los medios internacionales pasaron a barajar un rescate total y a hablar de un posible contagio a Italia.

Fekter volvió a poner su grano de arena: "Italia tiene que trabajar en cómo salir del dilema económico de tener un alto déficit y deuda pública pero por supuesto podría ser que dado los altos tipos de interés que Italia paga por refinanciarse en el mercado, podrían necesitar apoyo", dijo el pasado lunes.

Sus palabras han provocado indignación en Italia, donde su primer ministro, Mario Monti, ha calificado estas palabras de "absolutamente inapropiadas".

En realidad, no es la primera vez que las palabras de Fekter provoca una polvoreda de este tipo. Sus 'canutazos' a la entrada del eurogrupo son conocidos por sus palabras claras y directas que suelen tener como objetivo a los países periféricos del euro y su supuesta 'indisciplina fiscal'.

Por ejemplo, provocó que la propia canciller Merkel la reprendiera al sugerir que Grecia podría ser forzada a salir de la Unión Europea debido a sus problemas económicos.

También logró hacer lo propio con el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, al anunciar que se aumentaba la dotación del fondo de rescate aunque de que él lo comunicase.

Incluso llegó a enfrentarse con el secretario del Tesoro de EE.UU., Timothy Geithner, que al pedir el año pasado un mayor fondo de rescate le dijo que Washington debería preocuparse por sus problemas fiscales primero.

"El problema es que los mercados son sensibles, si un periodista dice esto es una cosa pero si un ministro de la eurozona lo dice es otra cosa.  La disciplina verbal es muy importante pero ella no parece cogerlo", decía una fuente europea a Reuters tras expresar su exasperación.

Holanda, la bestia negra griega

Si hay alguien que le sigue en esa indiscrección que frustra los desmentidos de las fuentes europeos es su homólogo holandés, que cuatro días antes de que el eurogrupo resolviese la ayuda a España decía que nuestro país era "elegible" para ser rescatada por el MEDE, eso sí, sin ayuda directa a los bancos.

El viernes, era el único ministro del Eurogrupo que dejaba la puerta abierta a que al día siguiente hubiese una reunión para tratar la situación de España, pese al desmentido de Bruselas.

El lunes, añadía un nuevo contratiempo: el parlamento holandés, que ya está en funciones debido a que se han convocado elecciones para el próximo mes de septiembre, tendrá que votar el rescate a España.

Pero sin duda el blanco favorito de este ministro ha sido Grecia, hasta el punto de que la caída del ejecutivo de coalición holandés precisamente por no tener apoyo parlamentario para aprobar nuevos recortes hizo que algunos en el país heleno lo viesen como un castigo divino.

"Es justo decir que mi paciencia se ha agotado y es por eso por lo que tenemos que ver pruebas de que se van a convertir en leyes las medidas; las promesas no son suficientes, nunca más", decía al erigirse en el principal defensor de que los líderes griegos diesen garantías escritas de sus compromisos antes de las elecciones del pasado 6 de mayo.

Pero eso quedó en agua de borrajas tras el caótico escenario postelectoral y entonces el ministro democristiano se felicitó de que, en parte, la UE había hecho sus deberes...para que le afecte lo menos posible una salida helena del euro: "Hemos trabajado duro para mitigar ese escenario y es por ello por lo que el riesgo sería menor que hace un año y medio".

Difícil equilibrio político

Sin embargo, tras la aparente fortaleza en el exterior de de Jager se encuentra su propia debilidad política interna: líder del partido democristiano holandés, su formación necesita reivindicarse ante el crecimiento de formaciones euroescépticas como el Partido de la Libertad de Geert Wilders.

El propio Wilders fue el que provocó la caída del ejecutivo, una coalición débil de liberales y democristianos que ve cómo su propia opinión pública rechaza cada vez más rescatar a otros países del euro.

Su situación es similar a la de Fekter, líder democristiana austríaca en el gobierno de coalición con los socialdemócratas, que ve cómo la extrema derecha euroescéptica sigue ganando en apoyo popular.

En el caso de Urpalainen, socialdemócrata, sabe que tiene detrás a los extremistas euroescépticas de Auténticos Finlandeses, la sorpresa en las últimas legislativas.

En este sentido, la posición de Schaüble, convencido europeísta en un país como Alemania cada vez más descreído del euro, se torna fundamental, pese a las críticas creciente al inmovilismo alemán no solo por parte de Francia y los países periféricos del euro; también del bloque anglosajón formado por Reino Unido y Estados Unidos.

"Pese a los riesgos y cargas que Alemania ya ha asumido, el gobierno del país se encuentra presionado por no hacer más. Aislar y amonestar a Berlín, tratando de forzar al país a soportar las finanzas de toda la eyrozona es un camino políticamente peligroso. El riesgo de la extrema derecha nacionalista en Grecia y en Holande es profundamente rechazable. El aumento de la extrema derecha en Alemania sería un desastre", concluye el columnista del Financial Times Gideon Rachman.