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La revolución del marisco con la 'fast sea food'

  • Luis Calhau ha abierto un Seafood Café con su familia cerca de Alcobendas
  • La Lobstería propone comer marisco con el producto estrella de los BogaRolls

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La fachada del Seafood Café La Lobstería, cerca de Alcobendas
La fachada del Seafood Café La Lobstería, cerca de Alcobendas.

Una familia ha hecho equipo en torno a un proyecto con nombre de mar: La Lobstería. Un concepto que no es café, ni bar, sino Seafood Café, con una apuesta por el  pescado y el marisco, pero no como en una marisquería tradicional.

La esencia de este proyecto son los BogaRolls, el producto estrella.  Un bocadillo hecho con pan “muy especial” elaborado por ellos mismos, similar al del hotdog, pero un poco más grande, con una textura diferente y con marisco dentro: bogavante, buey del mar o langostino.

La idea es original de Estados Unidos. A Luis Calhau le gustó y la importó de allí, hasta hacerla realidad en este Seafood Café que abrió sus puertas en octubre de 2011.

El lugar donde han echado raíces es el centro Herón Diversia, próximo a la localidad madrileña de Alcobendas, en la carretera de Burgos, “pegado a muchas multinacionales” y muy cerca de la urbanización de La Moraleja.

Una de las claves es haber apostado por la “lobster revolution” o la revolución del marisco. La Lobstería penaliza su propio margen de beneficio, a pesar de que el marisco es "muy caro", y así es como ponen a la venta un “producto muy caro a un precio muy bajo”.

El equipo

El “núcleo de gestión” de la empresa lo componen él, como “capitán” del barco y responsable de las cuentas. Su cuñada, Belén Navarro, lleva el marketing y la comunicación y David Fayerman, también cuñado de Luis, es gestor y jefe de compras. Otra cuñada de Luis, Emma Navarro, se encarga del diseño de la imagen corporativa.

Además de ellos cuatro, trabajan tres camareros y otras cuatro personas se encargan de la cocina.

David, Luis y Belén proceden de multinacionales. Luis reconoce que necesitaba "cambiar de rumbo" después de haber trabajado en grandes empresas. Mientras, Belén se encarga de la página web y de la presencia en las redes sociales, Facebook , TwitterYoutube y Foursquare.

La inversión inicial de este proyecto, 250.000 euros, fue posible gracias a los ahorros. Los cuatro invirtieron como propietarios para formar una sociedad de responsabilidad limitada: The Micmac SeaFood Company.

Luis explica que hubiera sido difícil recurrir a la financiación de los bancos, ahora “cerrada”, así que sus ahorros permitieron hacer realidad la idea.

Micmac, el nombre de la sociedad tampoco es casualidad. Es el nombre de una tribu de indios del noreste de los Estados Unidos, que pescaban bogavante y suministraban este producto.

"Química con los clientes"

La ventaja de este Seafood Café sobre otros restaurantes, explica Luis, “son los precios bajos”. Los productos de la Lobstería son “caprichos”, señala, productos “muy ricos, muy frescos”, que “no se consumen todos los días”.

El cliente “sufre con la crisis y a pesar de todo elige darse ese capricho”, explica, y añade que eso no significa que esté todo bien, porque “las cosas van muy mal” y se “evita consumir mucho”, se piden menos raciones.

La situación en verano será difícil, anticipa Luis, porque los trabajadores de las oficinas cercanas cogerán vacaciones. A pesar de todo, Luis Calhau cree que están “preparados”. En su restaurante dan respuesta a la crisis con ofertas para comer los fines de semana, por ejemplo, arroz con bogavante y arroz con marisco.

De domingo a jueves, han creado la oferta “tanto bebes, tanto comes” y por cada bebida sirven una tapa. De lunes a viernes funciona el menú y los fines de semana, la carta.

El resultado es “muy positivo”, asegura Luis, porque tienen “química con los clientes”, porque el trato es como el de cualquier restaurante con carta, es “muy fácil, muy fast sea food”.