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Grecia completa el canje de su deuda en manos privadas con una aceptación del 96,9%

  • Supone la quita de más de 100.000 millones y evita la quiebra del país
  • La complejísima operación ha tenido un alto coste social y político

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Grecia ha anunciado el final definitivo del proceso de reestructuración de su deuda soberana en manos privadas con una aceptación del 96,9%, lo que significa que la banca le condonará más de 100.000 millones de euros (aunque recibirá más ayudas) y se evitará la quiebra desordenada del país, aunque con grandes costes políticos y sociales.

El ministro de Finanzas, Philippos Sachinidis, ha agradecido este miércoles la respuesta positiva de los acreedores y ha expresado su satisfacción por el resultado de la operación, considerada como la mayor y más compleja reestructuración de la historia de las finanzas que permitirá al Estado heleno borrar algo más de la mitad de los 205.500 millones de euros que debía a inversores privados.

La parte principal de la operación, referente a los títulos de deuda sometidos a la jurisdicción griega, había concluido el pasado jueves 8 de marzo, con una aceptación del 85,8%, que luego se amplió con otras actuaciones.

El final se ha prolongado fundamentalmente porque los inversores que tenían bonos sujetos a legislaciones extranjeras disponían hasta el 20 de abril para decidir si aceptaban o no el canje de sus bonos por otros depreciados nominalmente en el 53,5% de su valor.

Según los datos publicados ahora por el Gobierno, solo una minoría de estos acreedores, que tenían 522 millones de euros en bonos griegos, han aceptado el acuerdo, frente al rechazo de los propietarios de 1.275 millones.

Por tanto, y de forma definitifva, la reestructuración ha versado sobre unos 199.000 millones  de euros, lo que implica una quita de unos 106.500 millones, informa la agencia France Press.

Próximos pasos

Este acuerdo negociado entre la banca y la UE y el Fondo Monetario Internacional se enmarcaba dentro del segundo préstamo (rescate) para evitar la quiebra del país a cambio de más recortes en un país que atraviesa una gravísima crisis económica (profundizada por estas medidas) y política, con la inminente celebración de elecciones anticipadas tras grandes protestas contra ese acuerdo y las medidas adoptadas por el Gobierno, dirigido actualmente por un tecnócrata, el exbanquero Lukás Papadimos.

El objetivo del plan es que la deuda pública del país, que en 2011 se elevaba a 355.600 millones de euros, es decir, el 165,3% de su PIB; se quede en el 120% en 2020, es decir, dentro de las normas comunitarias.

Como consecuencia de esta quita, los bancos griegos que eran los principales tenedores de los bonos ahora depreciados, deberán ser recapitalizados con unos 50.000 millones de euros según se contempla en el acuerdo con las autoridades.