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Bin Laden planeó el asesinato de Barack Obama

  • Documentos incautados en Abbottabad muestran que quería derribar su avión
  • El objetivo, que Biden asumiese su cargo y provocase una crisis en el país
  • También quería asesinar al general David Petraeus, actual director de la CIA
  • El hombre designado para la operación fue asesinado por aviones no tripulados

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Antes de ser asesinado por un comando especial de EE.UU., Osama Bin Laden había pedido a su red terrorista de Al Qaeda que organizase células especiales en Afganistán y Pakistán para derribar el avión del presidente estadounidense, Barack Obama, según documentos incautados durante la operación para matarle dados a conocer por el Washington Post.

En ellos también se pide firmemente la muerte del general David Petraeusactual director de la CIA y por aquel entonces jefe de las tropas en Afganistán.

"La razón por la que nos concentramos en ellos es que Obama es el líder de los infieles y matarle automáticamente haría al vicepresidente Biden hacerse con la presidencia.. .Biden no está preparado para el cargo, por lo que llevará a Estados Unidos a una crisis. En el caso de Petraeus, es el hombre del momento y matarle ayudaría a alterar el rumbo de la guerra en Afganistán", defiende el fallecido líder terrorista.

Con todo, la Administración Obama ha asegurado que el complot terrorista para matar a ambos nunca fue una amenaza seria.

La orden, a la que accedió en exclusiva junto con otros documentos incautados el periodista del Washington Post David Ignatius después de la operación, estará accesible en breve a la opinión pública tanto en el árabe original como traducido al inglés, ya que ha sido desclasificada.

Soñaba con repetir el 11-S

El hombre designado para llevar a cabo la operación era el terrorista paquistaní Ilyas Kashmiri.  "Por favor, pedid al hermano Ilyas que me mande los pasos en los que va a trabajar", le escribe Bin Laden a sus lugarteniente, Atuyah Abd al-Rahman. Un mes después de la muerte de Bin Laden, Kashmiri fue asesinado por aviones no tripulados estadounidenses.

El complot terrorista probablemente era más un deseo que una amenaza real, dado que Al Qaeda carecía aparentemente de armas para destruir un avión estadounidense.

Con todo, es un recordatorio de que, incluso cuando estaba acorralado y escondido, Bin Laden soñaba con otro espectacular ataque terrorista contra Estados Unidos.

En la carta a Atiyah, de 48 páginas, le piede que se centre en "cualquier esfuerzo que se pueda gastar en ataques en Estados Unidos" en vez de operaciones dentro de naciones musulmanas.

De hecho, le dice que "pida a los hermanos en todas las regiones que si tienen un hermano que pueda operar en Estados Unidos viva allí o tenga más fácil viajar allí".

Pero los analistas estadounidenses no han hallado ninguna evidencia de que esos intentos de atentado se hayan materializado de alguna manera.

"La organización carece de la habilidad de planear, organizar y ejecutar ataques tan catastróficos y complejos, pero la amenaza persiste", ha declarado un analista de la Administración Obama que ha revisado cuidadosamente los documentos incautados.

Aislado en su fortaleza

El Bin Laden que emerge de estas comunicaciones es el dirigente de una organización terrorista aislado en su fortaleza, que rumia que Al Qaeda ha arruinado su reputación por matar a demasiados musulmanes en su lucha contra Estados Unidos.

El fallecido líder terrorista escribe sobre muchos de los "hermanos" que han perdido su vida en los ataques de los aviones no tripulados de Estados Unidos pero él mismo está lejos del campo de batalla, en su escondite de Abbottabad,  donde pasa un tiempo considerable viendo la televisión.

La sintaxis enrevesada de las comunicaciones de Bin Laden es resultado, según los analista, de que podrían haber sido dictadas a varias de sus mujeres. Mientras, su larga lista de recomendaciones ilustra los problemas de comunicación con sus subordinados, de los que tarda meses en recibir una respuesta.

El líder de Al Qaeda tiene "un gran miedo a la irrelevancia", concluyen los analistas en el Washington Post.