Enlaces accesibilidad

Irán celebra elecciones legislativas en medio de una lucha interna, sanciones y amenazas

  • 48 millones de iraníes estaban llamados a votar
  • El horario de votación se ha ampliado hasta cuatro veces
  • Medios locales cifran la participación entre el 50 y el 60%

Por
Se celebran elecciones en Irán sin la oposición reformista

Irán ha celebrado este viernes sus novenos comicios legislativos desde el triunfo de la Revolución Islámica en 1979, en medio de una fuerte lucha interna por el poder y un torbellino de amenazas y sanciones internacionales por su programa nuclear.

La jornada electoral, que se inició a las nueve de la mañana, y que debía haber acabado diez horas más tarde, se ha ampliado cuatro veces debido, según ha dicho el Ministerio del Interior en su página web, a la participación masiva de los electores.

De acuerdo con el Ministerio, las prolongaciones han atendido a la petición de los gobernadores provinciales, a los que finalmente se han dado competencias para dar por cerrado el proceso e iniciar el escrutinio una vez que hubieran votado los electores pendientes.

Abas Alí Kadjodai, portavoz de Consejo de Guardianes, organismo religioso que supervisa la vida política y también las elecciones, ha asegurado que en estos comicios la participación fue entre un 8 y un 9 por ciento mayor que en las legislativas de 2008 y que ha alcanzado el 63%

Electores y periodistas locales, por otra parte, han asegurado a Efe que la presencia de votantes en los colegios de Teherán ha sido mucho menor que en los comicios presidenciales de 2009, que ganó el actual presidente, Mahmud Ahmadineyad, y en las que la oposición denunció fraude.

Las autoridades iraníes aplastaron violentamente las protestas, en una sangrienta represión que causó decenas de muertos y miles de detenciones.

Sus dos principales líderes, el ex presidente del Parlamento Mehdi Karrubi y el antiguo primer ministro Mir Husein Musavi, llevan más de un año en un rígido arresto domiciliario.

Descartados los reformistas del régimen, ahora se han enfrentado el sector más radical, agrupado en torno al líder supremo, el ayatolá Alí Jameneí, y el del presidente Ahmadineyad, en un ambiente de confrontación con el exterior debido a las sanciones económicas de EEUU y la UE y las amenazas de ataques de Washington y Tel Aviv.

La respuesta a esas amenazas ha servido a todos los sectores, y en especial a Jameneí, para pedir el voto masivo en los comicios, para dar un "nuevo golpe a la 'arrogancia'", como llaman a EEUU e Israel.

Si los principalistas consiguen una victoria aplastante, la política interior puede ser más radical y estricta en materia social, mientras, si se mantiene el equilibrio con los seguidores de Ahmadineyad, se podría favorecer una economía más abierta, dentro y de cara al exterior.

En materia nuclear, ambas partes coinciden en que Irán no renunciará a su programa atómico, que insisten en que es civil y pacífico pese a las sospechas de algunos, con EEUU a la cabeza, de que tiene una vertiente militar, pero Ahmadineyad parece más flexible a la hora de negociar con la comunidad internacional.

Este viernes, la vida en Teherán siguió el ritmo de un viernes normal, con pocos indicios de los comicios legislativos en las calles, donde bazares y comercios abrieron por la mañana.

Un total de 48,2 millones de iraníes han elegido entre 3.467 candidatos, los 290 escaños de su noveno Parlamento en los 33 años de historia de la República Islámica, regida desde 1979 por el régimen teocrático fundado por el ayatolá Ruhola Jomeini.

Según sondeos de medios locales, la participación en Teherán podría ser de entre 35 y 40 por ciento, mientras en el conjunto del país ascendería a entre 55 y 60 por ciento, pues se espera más asistencia en pequeñas ciudades y el medio rural, donde la religiosidad es mayor y los candidatos más próximos a la población.