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La guerra secreta entre Irán e Israel desborda sus fronteras entre rumores de un choque directo

  • Tel Aviv acusa a Teherán de los atentados de esta semana
  • Estados Unidos guarda silencio
  • Los dirigentes israelíes, divididos sobre las consecuencias de un ataque directo

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Vivienda que ocupaban los supuestos terroristas iraníes detenidos en Bangkok
Vivienda que ocupaban los supuestos terroristas iraníes detenidos en Bangkok.

La tensión entre Irán y algunos países occidentales, sobre todo EE.UU. e Israel, por el programa nuclear parece haber entrado en una fase de guerra sucia y secreta, al estilo de las historias de espías de la Guerra Fría, que podría desembocar en un ataque militar israelí cuyos pros y contras se discuten ya abiertamente.

La República Islámica fue el primer blanco en esta "guerra secreta". Al ataque cibernético de 2010 siguieron explosiones en instalaciones nucleares y los asesinatos de científicos nucleares iraníes. Esta semana se han producido atentados en Georgia, India y Tailandia que Israel imputa directamente a Teherán y que algunos comentaristas interpretan como una represalia.

Ataques terroristas

El Gobierno israelí, encabezado por Benjamín Netanyahu, no tiene ninguna duda de que Irán está detrás de los atentados contra intereses hebreos en Nueva Delhi y Tiflis y las explosiones en Bangkok, y en los últimos días ha elevado el nivel de sus descalificaciones. Estados Unidos, por su parte, guarda silencio.

Lo cierto es que en los dos primeros casos no hay pruebas que demuestren esa vinculación. Hasta ahora, la única relación es que la Policía tailandesa asegura que los artefactos encontrados tras las explosiones que el martes provocaron varios heridos en Bangkok son similares a los de India y Georgia. Y en Tailandia sí que hay tres detenidos con pasaporte iraní.

El atentado de India es aún más intrigante, ya que este país es uno de los principales clientes de crudo iraní y un gran proveedor de alimentos. Un socio comercial más valioso si cabe cuando se han endurecido las sanciones internacionales. Un atentado patrocinado por Irán, por tanto, es contraproducente porque podría dañar las relaciones bilaterales.

Este jueves, la edición digital en inglés del periódico indio The Times of India informaba que el jefe actual del Mossad (servicios secretos de Israel) Tamir Pardo, había visitado Nueva Delhi días antes  de la explosión que hirió a la esposa de un diplomático. Según el  periódico, esto demuestra hasta qué punto la inteligencia israelí  ignoraba la amenaza.

El periódico cita además fuentes de inteligencia que mencionan una conversación entre terroristas paquistaníes sobre la posibilidad de armarse con bombas magnéticas. El atentado de Nueva Delhi es la primera ocasión en que este tipo de dispositivos se usan en el sureste asiático. Sin embargo, no ha podido ser recuperado ningún reloj o detonador, lo que lleva a los investigadores a pensar que el dispositivo era en realidad un artefacto incendiario, de fabricación sencilla.

¿Represalia por los asesinatos de científicos?

Gad Shimron, ex oficial de operaciones del Mosad,   asegura que las explosiones son la respuesta a los asesinatos de   científicos iraníes. "Veo lo que ha ocurrido como un mensaje de este  tipo: 'Cualquier cosa que hagas, yo lo puedo hacer también", ha declarado a Reuters.

"Estamos viendo la voluntad de Irán de atacar objetivos extranjeros de una manera que no había sido evidente antes", ha explicado también a Reuters Nigel Inkster, quien fue vicejefe de los servicios de inteligencia británicos, el MI6, y ahora colabora con el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos de Londres.

Las acciones habrían podido ser llevadas a cabo por iraníes o por organizaciones con las que mantienen alianzas, como Hezbolá o Hamás.  Hay indicios, además, de que Israel también estaría usando a grupos opositores locales en su campaña contra Irán, a veces haciéndose pasar por estadounidenses, según Inkster.

The New York Times da credibilidad a la pista que conduce a Teherán, y cree que los últimos acontecimientos evidencian una presión interna creciente sobre el liderazgo iraní y división en la clase dirigente de la República. El artículo especula con que sectores cercanos al líder supremo, ayatolá Alí Jamenei, estén provocando conscientemente al estado hebreo.

Dudas sobre un ataque israelí

Los atentados se han producido entre discusiones crecientes en EE.UU. e Israel sobre un ataque limitado de este último país a Irán, pese a que diversos informes indican que el acceso de la República Islámica a una bomba atómica no es inminente.  

A principios de la semana, el secretario de Defensa de EE.UU., Leon Panetta, daba marcha atrás en sus declaraciones filtradas a la prensa, en las que afirmaba que Israel había decidido atacar en primavera, y expresaba por el contrario su creencia de que la decisión de una intervención militar aún no está tomada.  Hasta ahora, la administración Obama ha combinado las amenazas y sanciones con la puerta abierta a una solución negociada.

"En el lado israelí hay un verdadero dilema entre los que apoyan la opción armada y los que consideran que debe ser el último recurso. No hay ningún juego de amenazas para forzar sanciones internacionales", asegura a Efe Meir Litvak, director del Centro de Estudios Iraníes en la Universidad de Tel Aviv.

Según el académico, doctorado en Harvard y coautor de Del Imperio Persa a la Revolución Islámica, que será publicado próximamente, las dudas se originan en las especulaciones sobre los daños que sufriría Israel tras ese supuesto ataque.

El Ejército advierte de que Irán tiene en su poder cientos de cohetes de largo alcance Shihab-3, con una cabeza de combate de casi 1.000 kilos y algunos de ellos de cabeza múltiple, lo que le permite atacar varios blancos a la vez.

El sitio en internet iraní Mashreq afirmaba el jueves que el satélite Navid lanzado recientemente ya había tomado fotografías detalladas del reactor nuclear israelí en Dimona y de otros "lugares sensibles, bases aéreas y zonas de Tel Aviv", según el diario Haaretz.

En estas circunstancias, los partidarios de una operación militar relámpago "consideran que la alternativa de sufrir ahora 500 cohetes, o 500 muertos, es preferible a un Irán con una bomba atómica que promete borrar a Israel del mapa", explica Litvak.

En cambio, para Farid Zakaria, comentarista internacional en CNN, la Historia ofrece multitud de ejemplos negativos en los que una intervención "preventiva" ha causado un daño mayor. Israel, concluye Zakaria, es por el momento la única potencia nuclear de la región, pero tiene que empezar a acostumbrarse al juego de equilibrio atómico de la Guerra Fría: la disuasión.