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El republicano Mitt Romney tiene parte de su fortuna en paraísos fiscales

  • Se encuentra repartida en 138 fondos de inversión en las Islas Caimán
  • El candidato republicando ha prometido corregir su evasión de impuestos
  • Sarah Palin declara su apoyo al expresidente de la Cámara Newt Gingrich

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El aspirante presidencial republicano Mitt Romney tiene parte de su fortuna personal en fondos de inversión en las Islas Caimán, un paraíso fiscal del Caribe, ha revelado la cadena ABC tras conocerse que el exgobernador paga una tasa impositiva menor a la de la media estadounidense.

Bain Capital, la empresa de capital privado fundada por Romney, tiene 138 fondos de inversión en las Caimán, según documentos oficiales consultados por ABC News.

El exgobernador de Massachusetts, favorito para ganar la candidatura presidencial republicana tras sus victorias en las primarias de Iowa y Nuevo Hampshire,  tiene al menos 8 millones de dólares en 12 fondos en las Caimán y otra inversión valorada en hasta 5 millones domiciliada en esas mismas islas, de acuerdo con ABC News.

Mitt Romney, favorito en las primarias republicanas de New Hampshire

Funcionarios de la campaña de Romney y de Bain Capital explicaron a la cadena que la creación de esos fondos persigue únicamente atraer a los inversores extranjeros, al aclarar que el exgobernador ha pagado en EE.UU.  todos los impuestos sobre los ingresos derivados de esas operaciones.

Un 8% menos que la media

Sin embargo, expertos fiscales consultados por ABC News sostienen que Romney, uno de los aspirantes presidenciales más ricos de los últimos tiempos y cuya fortuna se calcula en 250 millones de dólares, ha utilizado "diferentes técnicas" para minimizar los impuestos que debe pagar.

Rebeca J. Wilkins, experta en política fiscal del colectivo Citizens for Tax Justice, explicó que establecer fondos de inversión en lugares como las islas Caimán o Bermudas "ayuda a evitar impuestos en el país de origen".

A raíz de las presiones de sus rivales en la contienda por la candidatura presidencial republicana, Romney reveló este martes que paga una tasa efectiva de impuestos en torno al 15%, por debajo de los gravámenes que se aplican a los ingresos regulares de la mayoría de los ciudadanos. Sin embargo, el exgobernador no dijo a cuánto asciende su fortuna y únicamente comentó que en la última década sus ingresos provinieron "mayoritariamente de inversiones realizadas en el pasado".

Ese 15% que paga Romney está bastante por debajo de la tasa impositiva del estadounidense medio, que ronda el 23%. El sistema impositivo de EE.UU. es variable y tiene un tipo impositivo máximo del 35%, aunque las plusvalías y las rentas del capital se gravan solamente con el 15%.

El gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, un aliado clave de Romney, ha urgido al exgobernador a publicar cuanto antes su declaración de impuestos ante la polémica generada.

Sarah Palin apoya al Gingrich

Este afán por evadir impuestos es la segunda mancha en el expediente del candidato republicano con más opciones de medirse a Obama en las presidenciales de noviembre. La primera la protagonizó hace diez días cuando declaró en un mítin de campaña en New Hampshire que le gusta "poder echar a la gente".

El multimillonario empresario llevaba una campaña intachable. Con un currículum impecable, tono moderado y perfil centrista había conseguido que fueran sus rivales el centro de todas las polémicas.

Romney ha ganado en los dos primeros estados en celebrar primarias republicanas: Iowa y New Hampshire y, dentro de dos días, se enfrenta a una de las citas más reñidas, Carolina del Sur.

Según las últimas encuestas, Romney ha perdido fuelle frente a Newt Gingrich, que ha experimentado un fulgurante ascenso en los últimos días. El expresidente de la Cámara de Representantes, además, ha logrado el respaldo de la exgobernadora de Alaska y vicecandidata presidencial en 2008, Sarah Palin, que ha proclamado públicamente que ella votaría por Gingrich si viviera en Carolina del Sur. Un apoyo que podría ser fundamental para el ex speaker si consigue aglutinar el dividido voto del Tea Party.