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Los operarios de Fukushima inyectan nitrógeno en los reactores dañados para prevenir explosiones

  • Consideran que existe riesgo de explosión si se eleva la densidad de hidrógeno
  • El Gobierno y Tepco prevén llevar los reactores a parada fría a finales de año

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Los operarios que trabajan en la central nuclear de Fukushima Daiichi han comenzado a inyectar nitrógeno en los tres maltrechos reactores para prevenir explosiones de hidrógeno, según ha informado este viernes la televisión pública NHK.

La medida se adoptó después de que la operadora de la planta, TEPCO, detectara a finales de octubre que en algunas zonas del reactor 2 se había acumulado hidrógeno con una densidad de hasta el 2,9%.

Los expertos calculan que, de elevarse la densidad hasta el 4%, existiría el riesgo de una explosión, detalla NHK, por lo que los técnicos comenzaron la pasada noche a introducir nitrógeno en los tres reactores para rebajar la concentración.

Mantener el hidrógeno en niveles bajos es una condición indispensable para llevar los reactores a parada fría, con una temperatura estable por debajo de 100 grados centígrados, lo que el Gobierno y TEPCO esperan lograr para finales de año.

La central de Fukushima es el centro de la peor crisis nuclear desde la de Chernóbil, en 1986, después de que su sistema de refrigeración resultara muy dañado por el devastador tsunami que azotó el noreste de Japón el pasado marzo.

El Gobierno ha reconocido que en los días posteriores a la catástrofe se produjo una fusión del núcleo de los reactores dañados, un proceso que conlleva la emisión de elevadas cantidades de radiactividad.

Fallos que ralentizaron la respuesta de emergencia

Según un informe interno de TEPCO que recoge NHK, en las horas inmediatamente posteriores al desastre hubo fallos de comunicación que podrían haber ralentizado la respuesta a la emergencia.

El documento afirma que el jefe de la planta, Masao Yoshida, no fue informado de que el sistema de refrigeración de emergencia en el reactor 1 había sido detenido de forma manual, mientras un fallo en una válvula impidió detectar que el líquido que cubría las barras de combustible había bajado hasta dejarlas expuestas.

TEPCO calcula que el daño a las barras se produjo unas cuatro horas después del tsunami, lo que facilitó la entrada de elevadas cantidades de hidrógeno que, al día siguiente, habrían causado la primera de las explosiones en la central, según NHK.

El pasado miércoles, TEPCO apuntó a que la fusión del núcleo en esa misma unidad podría haber erosionado hasta 65 centímetros la base de cemento de la vasija del reactor, aunque la contención de acero que la recubre a su vez estaría intacta.

Si la erosión se hubiera expandido otros 37 centímetros la vasija de acero habría sufrido daños, según la eléctrica.

Los reactores 2 y 3 de Fukushima también sufrieron fusión de sus núcleos, aunque en su caso es "poco probable", según TEPCO, que la base de cemento de las vasijas resultara con daños importantes.