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Los primeros resultados confirman la amplia victoria de los islamistas en Túnez

  • Nahda se ha impuesto en 12 de las 27 circunscripciones electorales
  • Faltan aún los datos totales, que se conocerán este martes
  • 400 tunecinos protestan en las calles por estos resultados

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El movimiento islámico En Nahda gana las elecciones en Túnez

El movimiento islamista Nahda se ha impuesto con claridad en doce circunscripciones tunecinas (de un total de 27), en las que ha concluido el recuento de las elecciones del domingo para formar una Asamblea Constituyente.

La Instancia Superior Independiente Electoral ha ofrecido en la tarde de este martes nuevos datos hasta completar 10 provincias, dos de ellas con circunscripción doble (la industrial Sfax y la turística Nabel), y la suma total de escaños da como resultado que Nahda ha obtenido 41 escaños de los 94 que estaban en liza.

Nahda consigue en todos los casos porcentajes muy altos, cercanos al 40 % de escaños, siendo el menor el logrado en Sfax, donde ha sacado 7 de los 16 escaños en juego.

El jefe de campaña Jlazzi Abdelhamid, al anunciar las cifras en la sede del partido, ha dicho: "Nos damos cuenta del significado de esto ... Ennahda trabajará para todo el pueblo tunecino, no sólo para sus votantes".

Aunque faltan los resultados de la capital (que incluye también dos circunscripciones), parece muy difícil que pueda cambiar la tendencia establecida en todo el país: una clara victoria de Nahda sobre todos los partidos, que tienen un voto muy fragmentado y que en la mayoría de los casos logran, todos juntos, porcentajes similares a los de Nahda en cuanto al voto popular.

Imposición clara

Llaman la atención los resultados en Tatauine, región bereber en el extremo sur del país, donde Nahda ha obtenido 24.592 votos, mientras que los tres partidos siguientes suman poco más de 5.000 papeletas, la quinta parte de los ganadores. Esto ha dado a Nahda 3 de los 4 escaños.

Más matizado, aunque también muy claro, es el triunfo de Nahda en Susa, una provincia más urbana situada al sur de la capital, donde Nahda ha logrado 86.590 votos, mientras que los cinco partidos que le siguen consiguen algo más de 95.000 votos. En escaños, esto se traduce en 4 escaños para Nahda y cinco para los demás.

La Asamblea Cosntituyente, que debe poner en pie las instituciones del nuevo país, consta de 217 escaños.

Los resultados definitivos serán comunicados este martes y serán los resultados de la capital, Túnez, los que pueden matizar de algún modo el contundente triunfo de los islamistas en las primeras elecciones libres de la historia del país.

Aún así, aunque aún no se conocen los datos definitivos, este martes se han echado a las calles cerca de 400 tunecinos a protestar por estos primeros resultados. Lo han hecho para denunciar que Nahda y otros partidos han usado el fraude para hacerse cin la victoria.

La victoria islamista

De este modo Nahda ha conseguido lo que antes no lograron otros movimientos del mismo signo en el mundo árabe -cada uno con sus particularidades-, apartados del poder pese a haber ganado sus respectivos comicios.

Es el caso, por ejemplo de lo que ocurrió el 26 de diciembre de 1991, cuando el Frente Islámico de Salvación de Argelia obtuvo una clara victoria en la primera vuelta de las elecciones legislativas, las primeras de su historia que se celebraban en libertad, pero el sabor de la victoria les duró muy poco.

Cuando solo faltaban cuatro días para la segunda vuelta, que debía celebrarse el 16 de enero, el proceso electoral quedó suspendido y los militares se hicieron con el poder, para ilegalizar al FIS casi de inmediato, ante el silencio cómplice de casi todos los gobiernos occidentales.

La importancia de la victoria

Es solo un ejemplo que pone de manifiesto hasta qué punto es importante - y simbólica- la victoria del partido Nahda en estas elecciones. En ningún otro país árabe los islamistas habían ganado unas elecciones, aunque en algunos -como en Jordania o Marruecos- han aceptado las reglas del juego respectivas y han participado en las elecciones, aunque de algún modo u otro han tenido que "negociar" su participación.

Así, en Marruecos, el legal Partido por la Justicia y el Desarrollo, islamista moderado, nunca ha presentado candidatos en todas las circunscripciones electorales, pese a poderlo hacer, como muestra de su compromiso (que algunos llaman entreguismo) para no causar una conmoción social y diplomática.

En Egipto, los Hermanos Musulmanes han participado en algunas de las últimas elecciones con numerosas cortapisas por parte del régimen del depuesto Hosni Mubarak, que cerró el paso a gran cantidad de sus candidatos, como sucedió en las elecciones de 2005 y de 2010, plagadas de irregularidades.

Muy distinto es el escenario en el Túnez de 2011. Por un lado, las cancillerías occidentales muestran otra actitud ante los islamistas moderados, conscientes de que existen otros mucho más radicales (como los salafistas, que rechazan tajantemente la democracia por impía) y de que conviene mantener buenas relaciones.

Experiencia mutua

Pero por su parte, los islamistas también han extraído las lecciones de las experiencias anteriores y en este nuevo Túnez han presentado un discurso que, se mire como se mire, presenta unas irreprochables credenciales democráticas.

Estado civil, separación de poderes, respeto a las minorías y mensajes favorables a la igualdad entre hombre y mujer: ninguna alusión a la "sharia", a la imposición del velo islámico o a restricciones sobre el alcohol, por citar los temas más sensibles.

Requeridos por los periodistas de medio mundo que estos días inundan las calles de Túnez, los islamistas de Nahda no se despegan del discurso oficial ni muestran flancos débiles que hagan dudar de su apuesta por la democracia, aunque muchos tunecinos muestran sus reservas.

"¿Debemos temer por nuestros logros? Nahda nos quiere tranquilizar y afirma no tener intención de tocar a las mujeres ni tener ningún problema con el "string" (braguitas), el turismo o incluso con los que no van a la mezquita", escribe este martes con una sombra de interrogante el editorial del diario Le Temps.