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El Estado belga crea un 'banco malo' para salvar a Dexia

  • La entidad separa sus activos tóxicos, valorados en 95 millones
  • Francia y Bélgica se comprometen a fortalecerlo por separado

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El desmantelamiento del banco franco-belga Dexia, especializado en préstamos a las autoridades locales, inicia su andadura tras anunciar este martes el primer ministro belga, Yves Leterme, su visto bueno a la creación de un banco malo, que aglutinará todos los activos tóxicos y dejará libre de cargas otros activos del banco.

Según Yves Leterme, esta estrategia es una estructura de defensa para separar “el activo del pasivo” que pesa sobre los negocios de Dexia pese a que la entidad francobelga pasó los test de estrés de julio con buena nota y un capital básico del 10,4%. Con esta acción, se pretende aislar activos de riesgo, que Dexia trata de eliminar desde hace años,  por valor de 95 millones de euros.

Se van a tomar los activos de riesgo “durante un largo período”, algo  que solamente el Estado es capaz de hacer” ha comentado Reynders, al  sostener que la acepción “banco malo” no es realmente adecuada.

Esta nueva estructura de división cuenta con el consentimiento de Francia y se encargará "a muy largo plazo de los préstamos concedidos a las autoridades locales", dijo el ministro de Finanzas belga, Didier Reynders. Fuentes de la caja francesa de Depósitos (CDC) han informado de que tanto esta caja como brazo financiero del Estado y la banca pública podrían desempañar un importante papel en la creación de esta estructura para algunos préstamos a nivel local. No obstante, tanto el primer ministro como el ministro de finanzas belga no han dicho nada al respecto.

Compromiso de Bélgica y Francia

Lo que sí ha dejado claro es que, en caso de que la coalición franco-belga dejara de existir, tanto Bélgica como Francia fortalecerán por separado la actividad de Dexia en los dos países."La división se hará en una serie de negociaciones y contactos, pero los compromisos tomados por las autoridades francesas y belgas son muy claros", ha asegurado Reynders que ha estimado que el resultado de estas conversaciones será "bastante rápido".

Hace tres años este banco consiguió escapar de la quiebra gracias a la ayuda del gobierno, no obstante ahora, al borde de la asfixia, Dexia no ha conseguido escapar de la división.

Síntomas de quiebra

Durante este martes, los accionistas franceses y belgas trataron de detener el pánico, asegurando que garantizarían los depósitos y el financiamiento del grupo con los bancos centrales. No obstante, el pánico cundió entre los inversores y sus acciones en bolsa se hundieron más de un 22%, de tal manera que su título cotizó a 1,01 euros.

Esta situación ha hecho que el consejo de administración haya celebrado una reunión maratoniana de seis horas. En un comunicado publicado la madrugada de este martes, el banco franco-belga se mostró abierto a nuevas ventas y alianzas para resolver sus “problemas estructurales”.

Desde su creación en 1996 fruto de una fusión entre dos entidades crediticias, una francesa y otra belga, Dexia ha sufrido un profundo desequilibrio. Mientras en Bélgica tenía una red de aproximadamente 850 sucursales, en Francia no se encontraba presente en la banca minorista.

Este desequilibrio obligó a buscar capital en otras entidades financieras, una vía poco efectiva debido a la crisis de deuda europea, y recaudar fondos principalmente entre los inversores belgas, algo que resultó insuficiente.

"Es el final de un camino (...) Los empleados están preocupados", ha resumido un representante de un sindicato en la empresa Dexia.