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El 'Australopithecus sediba' allanó el camino evolutivo de las especies 'Homo'

  • Restos fósiles desvelan que tenían características similares a la de los humanos
  • Entre los restos está la mano de homínido más completa que se conoce
  • Según los estudios, los Austrolopithecus sediba usaban herramientas

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El 'Australopithecus sediba' allanó el camino evolutivo de las especies 'Homo'
El cráneo de 'Australopithecus sediba' que fue encontrado en Sudáfrica en 2010 y cuyo estudio ha demostrado que poseía varias características similares a las que tienen hoy en día los humanos

Un equipo de paleontólogos ha estudiado los restos fósiles de los Australopithecus sediba encontrados en Sudáfrica en 2010 y han definido el papel de esta especie de homínido en la historia de la evolución humana.

Los investigadores sostienen, a la luz de los fósiles, que este homínido desplegó tanto características primitivas como rasgos más modernos que lo pueden convertir en un ancestro del género de los Homo.

"Las características avanzadas descubiertas en el cerebro y el cuerpo, junto con la fecha temprana en la que vivieron, lo convierten en posiblemente el mejor candidato a ancestro de nuestro género, mucho más que descubrimientos previos, tales como el Homo habilis", asegura Lee Berger, líder de la investigación.

Los restos que se encontraron son una mano, que es la más completa de un homínido que se ha encontrado hasta ahora, una pelvis, también completa, y piezas de los pies y el tobillo y un cráneo. Todos estos restos han sido analizados en cinco estudios separados que han sido publicados en la revista Science.

Los restos fósiles presentan características similares a la de los actuales seres humanos

Los restos tienen una antigüedad de 1, 97 millones de años. Para datar los restos, los paleontólogos tuvieron que medir la edad de los sedimentos calcificados que rodeaban los restos.

La edad de estos fósiles sorprendió a los científicos debido a algunas de las características biológicas que presentaban los individuos.

El cráneo y la pelvis

Los investigadores estudiaron primero el cráneo encontrado y que pertenecía a un hombre de unos 10 ó 13 años.

"El cerebro que reside dentro de un cráneo no se fosiliza. Mediante el estudio de las impresiones en el interior del cráneo, los paleontólogos tienen una oportunidad para estimar cómo habría sido superficie del cerebro", explica Kristian Carlson, de la Universidad de Witwatersrand.

El análisis del cráneo desveló a los investigadores que el cerebro del Australopithecus sediba era parecido al de los Homopero más pequeño, como una miniatura.

También presenta indicios de reorganización neuronal justo detrás de los ojos, que indica un recableado hacia un lóbulo frontal parecido al que tenemos los humanos.

Este descubrimiento pone en duda la teoría que sostiene que el cerebro creció durante la transición de una especie a otra. En cambio favorece la teoría que alega que la reorganización neuronal permitió evolucionar al Australopithecus sin que su cerebro aumentase de tamaño.

Paralelamente, el estudio de la pelvis también refuerza esta teoría y señala que esta parte del cuerpo de los Homo no evolucionó debido a un aumento de la capacidad craneal, como sostienen algunas teorías.

El análisis de la pelvis, que pertenecía a una hembra, demuestra que en los Australopithecus sediba este hueso ya presentaba algunas características similares a las de los humanos hoy en día, por lo que la supuesta evolución en el tamaño del cerebro no influyó en la pelvis.

La mano y el tobillo

Los restos de la mano encontrados, y que también pertenecían a la mujer, conforman los fósiles más completos de este tipo que se conocen de esta especie, ya que solo faltan algunos huesos.

El estudio de la mano revela que los Australopithecus sediba tenían un fuerte aparato flexor, que indica que podían trepar por los árboles.

El análisis de la mano indica que los Australopithecus sediba podían usar herramientas

Pero también presentaba un dedo pulgar largo y unos dedos cortos, que según los investigadores, puede indicar que esta especie había comenzado a trabajar con herramientas.

El análisis del tobillo demuestra que en algún momento el Australopithecus trepó a los árboles, pero andaba de forma bípeda.

La articulación del homínido era similar a la del ser humano, aunque el talón y la espinilla es más parecida a la de los actuales simios, según los investigadores.

Con estas características los investigadores pretenden demostrar que el Australopithecus sediba es un claro antecesor de los homínidos del género Homo, que desembocaron en nuestra especie.