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Las escuchas pinchan la credibilidad de Cameron

  • El primer ministro sale dañado tras el encarcelamiento de su jefe de prensa
  • Se negó repetidamente a tener en cuenta las advertencias sobre él
  • Sus relaciones con el imperio Murdoch le han supuesto su peor revés

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Un manifestante disfrazado de Rupert Murdoch maneja una marioneta con el rostro de David Cameron.
Un manifestante disfrazado de Rupert Murdoch maneja una marioneta con el rostro de David Cameron.

Poco antes de las elecciones legislativas de 2010, el director de The Guardian, Alan Rusbridger, advirtió a David Cameron a través de sus asesores y en persona a su futuro socio de Gobierno, Nick Clegg, de que Andy Coulson no era trigo limpio.

Meses después, su periódico se encargaba de demostrarlo con hechos: las  escuchas telefónicas realizadas durante los cuatro años en que el  entonces jefe de prensa del primer ministro fueron generalizadas y  antiguos periodistas del News of the World señalaron que Coulson no solo  lo conocía, sino que también lo alentaba.

Las advertencias de Rusbridger y de otras señaladas figuras de Fleet Street -tal y como se conoce a la prensa británica- no sirvieron para nada.

Al fin y al cabo Cameron había contratado a Coulson cuando ya había dimitido de su cargo al frente del News of the World por la condena de su periodista de Casa Real, Clive Goodman, que paradójicamente este viernes le acompaña en el calabozo acusado de sobornar a policías.

Entonces, como hasta ahora, asumió que le estaba dando al periodista "una segunda oportunidad que todo el mundo se merece".

"La decisión que tomé fue la misma desde un principio, que...cosas muy malas habían pasado en News of the World pero que él había dimitido y le dí una segunda oportunidad. Ha demostrado ser una persona efectiva cuando estábamos en la oposición y era aceptable que viniese a Downing Street", se ha vuelto a justifica en su rueda de prensa de urgencia este viernes Cameron mientras su amigo Coulson era interrogado y luego arrestado por la Policía Metropolitana de Londres.

Galería de justificaciones

En realidad, a nadie debería sorprender. Tal y como recuerda el propio Guardian ya en julio de 2009 dijo que creía en dar a la gente una nueva oportunidad y que "como jefe de comunicación de los Conservadores ha hecho un trabajo excelente de una forma adecuada en cada momento".

Posteriormente, en octubre de 2010, cuando empezaron a aparecer nuevas informaciones sobre su implicación en el caso y ya estaba al frente de la prensa de Downing Street comentaba: "Es alguien que sirve al Gobierno y realmente realiza un muy buen trabajo en la oficina de prensa y comunicación".

Incluso cuatro meses después, en el momento en que las revelaciones se hicieron insoportables para que Coulson siguiese en el puesto, tenía palabras cariñosas para él: "Siento mucho que Andy Coulson haya decidido dimitir como mi jefe de prensa,  aunque entiendo que las continuas presiones sobre él y su familia le han hecho sentir que tenía que hacerlo".

El recuerdo de estas palabras han hecho que el líder de la oposición le haya pedido de forma reiterada que se disculpe por su "vergonzoso error de juicio" al contratar a Cameron, que no lo ha hecho y se ha limitado a asumir su responsabilidad, negando incluso haber sido advertido sobre ninguna mala actuación de Coulson.

"Sobre el tema de lo que me dijeron, no me dieron ninguna información por la que tuviese que actual sobre Andy Coulson", ha repetido durante su comparecencia ante el estupor de muchos de los periodistas que estaban en la sala, tal y como apunta el analista del Economist Bagehot.

"La mitad de los editores políticos en la habitación esta mañana sabía de gente que había advertido a Cameron y a sus asesores más estrechos que contratar a Coulson era un error grave. Muchos de ellos incluso se lo advirtieron personalmente al primer ministro. Eso explica el sentimiento de total frustración en la bancada de la prensa: ese hombre inteligente en el estrado estaba defendieron un argumento sin sentido", resume.

Error de juicio

Esa frustración de la prensa seria sobre el papel del primer ministro se produce en todos los ámbitos.

Para Rusbridger, "era evidente que se avecinaba un gran juicio mediático y Cameron debería saberlo porque iba diciendo por ahí que creía totalmente a Coulson".

En el otro lado, el analista del derechista Daily Telegraph Peter Oborne considera que el error de juicio de Cameron va más allá del propio Coulson y afecta a toda su relación con el propio Murdoch y su grupo.

"Estamos hablando de un patró de comportamiento, de una forma de actuar. Cameron se permitió a sí mismo entrar en un círculo social en el que ninguna personas responsable, y menos un primer ministro, debería entrar", asegura.

Hace referencia Oborne al hecho de que Murdoch fuese uno de los primeros en felicitar a Cameron entrando por la puerta de atrás de Downing Street, que sea amigo personal de la ahora salpicada Rebekah Brooks y que ahora tenga en sus manos la compra de la plataforma digital BSkyB por parte del mayor conglomerado mediático del mundo, con las dudas que eso conlleva.

El propio Cameron se ha visto obligado a decir que si fuese el jefe en News Corporation de Brooks habría aceptado su dimisión por haber dirigido News of the World mientras se pinchaba el teléfono a la menor asesinada Milly Dowler, algo que ya han pedido a voces Miliband y hasta su socio Clegg.

Algunos analistas como Bagehot y el propio Oborne apuntan que en este contexto Cameron ha sufrido el mayor daño político de su poco más de un año de mandato, algo que hasta ahora no habían conseguido ni los recortes presupuestarios ni otras medidas impopulares como la reforma de la sanidad o la reducción de penas por violación.

La diferencia entre esos casos y éste es, según los analistas, que ahora se pone en juego su crebilidad.

"La imagen de Cameron como un hombre decente y honorable, su marca personal como el ultimo garante de lo que es nuevo y moderado en el Partido Conservador está en juego ahora", señala el periodista de The Economist.

"En la carrera de todo primer ministro hay un punto de no retorno, en el que comete un error fatal del que es difícil recuperarse (...) La serie de revelaciones sobre sus amigos y socios de News International han dañado permanente e irrevocablemente su reputación", defiende Oborne.

Sin embargo, esta opinión no es ni mucho menos compartida por todos los analistas, que consideran que tiene margen suficiente de cara a las elecciones de 2015.

"Creo que le dañará pero no le hundirá.  El Partido Conservador hará piña alrededor de él aunque ha resultado dañado y su juicio ha sido puesto en cuestión", ha asegurado a Reuters Tim Bale, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Sussex.

Nuevas preguntas

Para Andrew Russell, profesor de la Universidad de Manchester, el gesto crispado del habitualmente relajado Cameron al preguntarle sobre Coulson muestra una evidente pérdida de autoridad.

"Hay momentos en los que la autoridad de los líderes se desangra. Puedes pensar en Irak y Tony Blair o Nixon y el Watergate", apunta.

En todo caso, como señala el corresponsal político de la BBC, Nick Robinson, en su intervención de urgencia mientras Coulson era detenido Cameron pedía también una segunda oportunidad, como la que él le dió para su infortunio a Coulson.

"Sin embargo, sabe que pronto volverán nuevas preguntas sobre el pasado -lo que le preguntó, lo que le dijeron y lo que otros le dijeron sobre Andy Coulson- y lo sobre el futuro- por qué su Gobierno no bloqueará la compra de BSkyB después de la confesión del propio James Murdoch de que parte de su equipo actuó fuera de la legalidad, cubriendo lo que pasó con una serie de acuerdos extrajudiciales y mintiendo al parlamento", concluye.