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El rey de Baréin hace un llamamiento al "diálogo nacional" tras la represión de las revueltas

  • Lo abrirá a partir del 1 de julio tras levantar el estado de emergencia
  • Pide a todas las partes que participen pese al encarcelamiento de opositores

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El rey de Baréin, Hamad bin Isa al-Khalifa, ha hecho un llamamiento al diálogo nacional "sin condiciones previas" a partir del próximo 1 de julio después de imponer el estado de emergencia el pasado mes de marzo y reprimir el movimiento opositor que pedía reformas democráticas.

La oferta llega coincidiendo con la previsión del Gobierno de levantar el estado de emergencia el próximo miércoles,  impuesto para restaurar el orden y acabar con el movimiento de protestas que pedían más democracia.

"El rey hace un llamamiento a todos para que participen...para llevar a cabo reformas para el desarrollo en todas las áreas y para afianzar las bases del proceso de reformas", ha comunicado la agencia de noticias oficial de Baréin.

·En una conversación del monarca con un grupo de periodistas locales ha pedido a los poderes ejecutivo y legislativo que convoque "un diálogo de consenso nacional".

Violenta represión

Las revueltas populares en Baréin comenzaron el pasado 14 de febrero,  siguiendo la estela de las ocurridas en Túnez, Egipto, Libia y el Yemen.

Sin embargo, las revueltas en este país estuvieron condicionadas desde un primer momento por la división entre la élite suní y la mayoría chií, que denuncia su marginación.

El gobierno del emirato sacó a los tanques a las calles para reprimir las protestas y pidió la ayuda de su vecino saudí, que envió 1.000 soldados en un movimiento que la oposición consideró una invasión de facto.

Pese a los llamamientos tibios de Estados Unidos a respetar las protestas pro-democrácticas e iniciar las reformas, Baréin siguió con la represión consciente de su importancia estratégica para Washington, que tiene en su suelo una de sus principales bases en el golfo.

Desde entonces, Naciones Unidas ha denunciado la represión de los opositores, que tuvo como principal símbolo la demolición del monumento de la plaza de la Perla en Manama, la capital del país, el lugar donde se reuniían los manifestantes que pedían más democracia.