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Los enfrentamientos en Yemen dejan su capital dividida en dos y sumida en una guerra civil

  • El norte, con las fuerzas del régimen y el sur, con una de las tribus más poderosas
  • Los residentes temen que el presidente no abandone el poder

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La situación se recrudece en Yemen, que está al borde de la guerra civil

Como Beirut, Belfast o Berlín en su día, Sanaa se ha convertido en la actualidad en una capital dividida en dos debido a los enfrentamientos entre dos bandos enemigos que permanecen atrincherados en lo que ya se ha convertido en su campo de batalla.

El sur de Sanaa se encuentra bajo el poder de las fuerzas de seguridad del presidente Ali Abdullah Saleh y el norte está controlado por la tribu más poderosa del país y liderada por el general Ali al- Mohsen al-Ahmar, uno de los militares más poderosos e influyentes que el pasado marzo encabezó el movimiento que pide la marcha de Saleh tras 33 años en el poder.

Panorama desolador

El panorama actual de la capital es el de una guerra profunda: las calles están inmersas en barricadas, con soldados armados y una clara diferenciación que te indica que pasas de un bando a otro.

Ahora, el negro el humo de fuego de mortero se mezcla con la neblina de la contaminación y el polvo que se cierne sobre la capital de Yemen como una mortaja.

Este presidente nos ha oprimido. No hay ningún otro pueblo en la península que viva en estas condiciones

Sanaa se ha convertido en un escenario ruinoso, tras meses de protestas, las barricadas en las calles provocan un aire de miseria y decadencia, con montones de basura sin recoger y con fugas de aguas residuales fugas como característica principal.

Las colas fuera de las gasolineras, bancos y tiendas de alimentación acreditan que el temor que existe entre los ciudadanos que ven como una de las opciones más sensatas la de escapar.

Las tiendas permanecen abiertas, solo unas cuantas, pero son pocas las personas que entran en ellas para comprar con la excepción de la compra de alimentos.

Miedo a la guerra

De hecho, lo normal es ver cómo los residentes de la capital la abandonan de cien en cien la ciudad cargando todas sus posesiones en los coches con el fin de escapar de unos combates que han dejado ya 80 muertos.

"Siento la guerra. Es por lo que he comprado una bolsa de harina, de arroz, judías, y hasta queso para asegurarme de que tenemos suficientes resevas de comida", explica Mansour al-Fayed mientras se para en un supermercado.

Pero en un país en el que el 40% de la población vive solo con dos dólares al día, no todo el mundo puede hacer acopio de la suficiente comida como npara hacer frente a una crisis así.

Además, es bastante probable que cada vez sea más complicado conseguir alimentos ante el incremento de la demanad y la dificulta para acceder a la ciudad y suministrar alimentos a las tiendas.

El final del conflicto

Dos tercios de la población de Yemen, ya la más grande de la península, se duplicará para el año 2035. La tasa de alfabetización es del 33% entre las mujeres y del 49% para los hombres y el desempleo se sitúa en torno al 40%.

Con todo, la mayor preocupación entre los habitantes es la de que se produzca un giro en los acontecimientos y, en lugar de producirse la salida del presidente, se genere una guerra civil.

"La familia Ahmar son parte de la revolución y el presidente está tratando de convertirse en guerra civil", dijo Ahmed al-Malahi, un médico de 39 años de edad.

"Este presidente nos ha oprimido. No hay ningún otro pueblo en la península que viva en estas condiciones. Pobreza, atraso, desempleo y corrupción", explica Mohammed al Jaradi, un soldado retirado, de 50 años.

"Todos los ingresos del gobierno y toda la ayuda exterior a Yemen van directamente a sus bolsillos. Saleh ha destruido nuestro país y el futuro de nuestros jóvenes", asegura Mohammed al Jaradi.

Es por eso por lo que cree que los manifestantes no daránmarcha atrás ni serán silenciados, porque luchan por un futuro mejor para sus hijos.