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Obama optó por una operación de comando en lugar de un bombardeo para acabar con Bin Laden

  • Un correo de confianza condujo hasta la residencia de Abbottabad
  • Los servicios de inteligencia vigilaron la casa durante meses
  • "Gerónimo" era el nombre clave de Bin Laden

Ver también: Especial sobre la muerte de Bin Laden

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Obama decidió una operación de comando en lugar de un bombardeo para acabar con Bin Laden

El presidente de EE.UU., Barack Obama, optó personalmente por una operación de comando, mucho más arriesgada, en lugar de un bombardeo para acabar con Osama bin Laden en su guarida. Temía provocar víctimas civiles pero, sobre todo, que no se pudiera constatar la muerte del enemigo número uno de los Estados Unidos.

Este es uno de los nuevos detalles que afloran sin parar sobre la operación que ha puesto fin a la vida del hombre más buscado del mundo. Los medios estadounidenses reproducen las versiones de fuentes anónimas de los servicios de seguridad y de miembros de la administración Obama, que componen un relato al más puro estilo de Hollywood.

El New York Times, el Washington Post y CNN coinciden en que las investigaciones previas incluyeron interrogatorios a sospechosos en países del Este de Europa y en la cárcel ilegal de Guantánamo. Por estas pesquisas, en las que a menudo se empleó la tortura, los investigadores supieron que el líder de Al Qaeda se servía de un par de correos de confianza.

Las conversaciones con dos detenidos de importancia, Jalid Sheij Mohammed y Abu Faraj al Libbi (capturado en Pakistán en mayo de 2005), confirmaron a los estadounidenses el nombre de la familia de uno de estos correos. El siguiente paso fue interceptar las comunicaciones entre los familiares del sospechoso y cualquier dirección dentro y fuera de Pakistán.

El correo que condujo hasta Bin Laden

Fue así como en julio de 2010 agentes paquistaníes de la CIA localizaron al sospechoso al volante de un Suzuki blanco en las calles de Peshawar. Su seguimiento condujo al descubrimiento de una vivienda en Abbottabad protegida y aislada del entorno. El asesor de contraterrorismo de la Casa Blanca, John Brennan, ha declarado que Osama bin Laden pudo ocultarse aquí durante los últimos cinco o seis años.

A partir de entonces, Estados Unidos puso toda su tecnología a trabajar para tener una imagen lo más completa posible del lugar: sus satélites lo fotografiaron y la NASA estudió sus comunicaciones. Gracias a este trabajo de inteligencia, cuando los preparativos estuvieron en marcha se pudo construir una réplica de la vivienda para que los soldados se entrenasen.

Tras estudiar los movimientos de sus habitantes, a principios de este año los estadounidenses estaban casi seguros de que "alguien de importancia" se escondía allí, y ese alguien solo podía ser Bin Laden.

Para febrero, la operación militar estaba diseñada, pero los responsables políticos y militares empezaban a ponerse nerviosos, temiendo que su más preciada presa escapara otra vez. La orden final de pasar a la acción fue, como no podía ser de otra forma, del presidente.

Operación de comando

El 14 de marzo, Obama mantuvo una reunión con su Consejo de Seguridad, la primera dedicada exclusivamente a este objetivo. El pasado jueves hubo otra, en la que el presidente se despidió diciendo que tomaría una decisión "pronto". A las 8 de la mañana del día siguiente, Barack Obama dio orden de que el operativo se pusiera en marcha.

Fueron 79 soldados de la Navy Seal, según NYT (y no 25 como se había informado), los que descendieron en cuatro helicópteros para tomar el complejo residencial en busca del número uno de Al Qaeda. Provenían de la base de EE.UU. en la localidad afgana de Jalalabad. Uno de los aparatos tuvo un accidente y quedó colgado de uno de los muros exteriores del complejo.

Los comandos recorrieron durante media hora la residencia buscando a "Gerónimo", nombre en clave de Osama bin Laden. En su recorrido mataron al menos a dos de los protectores de Bin Laden y a Hamza, uno de los hijos del terrorista, además de a una mujer. Otras dos mujeres resultaron heridas.

El tiempo corría en su contra, porque las fuerzas de seguridad paquistaníes estaban enviando tropas al lugar después de las denuncias de disparos y de vuelos de helicópteros. Los estadounidenses querían evitar un enfrentamiento con ellos.

Finalmente, en una de las habitaciones de la segunda planta los comandos dieron con Bin Laden quien, armado, intentó resistir. Un tiro en la cabeza acabó con su vida.

En la Casa Blanca, Barack Obama y sus asesores seguían la narración de Leon E. Panetta, el nuevo secretario de Defensa, desde el Pentágono. "Tenemos contacto visual con Gerónimo", dijo Panetta, para añadir a continuación: "Gerónimo muerto en acción". "Le hemos cogido", concluyó el presidente.

Durante los 40 minutos que duró la operación, los Seals se incautaron de material informático y electrónico que puede aportar información sobre las actividades de Al Qaeda.

En total, cuatro hombres y un mujer murieron en el ataque, aunque los Seals solo se llevaron el cuerpo del líder terrorista en el vuelo de vuelta, con destino a Afganistán, y después al portaviones desde donde se le lanzó al mar.