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'Crowdfunding', el éxito de la financiación colectiva en internet

  • El esfuerzo económico se diluye: muchas donaciones de pequeña cuantía
  • No hay obligación de devolverlo, solo que se utilice para materializar una idea

Servicios por Internet facilitan encontrar y participar en este tipo de proyectos

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La película 'El cosmonauta' es uno de los primeros proyectos españoles financiados de este modo
La película 'El cosmonauta' es uno de los primeros proyectos españoles financiados de este modo

Como un ejemplo más de las ventajas que supone que a través de internet sea más fácil que se encuentren personas con intereses comunes y se beneficien de tal encuentro, existe una creciente popularización de lo que se denomina crowdfunding, que se puede traducir como financiación colectiva o en masa.

En general la financiación colectiva se basa en que un gran número de personas hace una aportación mínima a modo de donación motivada por una causa de interés o persiguiendo el beneficio común.

Y todo vale: una acción política, artística, caritativa, la ayuda o recuperación tras una catástrofe, hacer posible una aventura o desafío personal de algún intrépido -como escalar una cumbre o dar la vuelta al mundo en bicicleta.

También pueden ser objetivos materiales como la fabricación que un bien que se ajusta a alguna necesidad o el desarrollo de una aplicación de software cuya existencia nos sería de utilidad.

La unión hace la fuerza

La financiación colectiva se basa en el antiguo planteamiento de "la unión hace la fuerza", beneficiada por el mayor alcance que puede obtenerse dando a conocer el objetivo a través de internet.

Es como pedir prestado algo de efectivo a familiares y amigos para sacar un proyecto adelante pero a escala planetaria, con mayor alcance y sin tener que conocer personalmente a tanta gente y sin la obligación de tener que devolverlo.

Servicios como KickstarterQuicky o Lánzanos permiten dar a conocer y promocionar proyectos de todo tipo, tangibles o intangibles, productos o experiencias. Cualquiera con una idea puede ponerla en marcha, o puede utilizarlo si detecta que su idea tiene demanda.

Aplicable también a bienes y empresas

En parte gracias al relativo abaratamiento de los procesos de fabricación y producción la financiación colectiva también es aplicable al desarrollo de nuevos productos.

Sirva como ejemplo el caso del puntero para pantallas táctiles Cosmonautcomenzó como una entrada en un blog del tipo "cómo hacer uno mismo un lápiz para pantallas táctiles".

Se necesitaban 50.000 dólares y se ofrecía un puntero a todo el que donase por lo menos un dólar

Con un puntero (o 'lápiz conductivo') no hay que utilizar el dedo para acciones como por ejemplo pintar, escribir a trazos o dibujar diagramas que se pueden realizar así de forma más natural.

La demanda que provocó el deseo de un producto así –que no existía de esa forma exacta– llevó a sus autores a iniciar el proyecto The Cosmonaut en el servicio on-line Kickstarter.

Como para poder iniciar la fabricación de una cantidad mínima eran necesarios 50.000 dólares, se ofrecía un lápiz a todo aquel que donase al menos un dólar. La entrega estaba condicionada a que la fabricación industrial pudiese llevarse a cabo.

La ventaja para el donante es que en ese momento podía pedirlo anticipadamente al precio mínimo de un dólar. Había quien prefería aportar 10 ó 20 dólares porque su interés, más allá de conseguirlo lo más barato posible era que el proyecto reuniera los fondos y el bien se materializara.

Hace unos días el proyecto reunió los fondos necesarios

Hace apenas unos días el proyecto reunió los fondos necesarios para iniciar la fabricación del puntero. Todo aquel que aportó al menos un dólar recibirá el suyo.

Pero quien lo pidió cuando ya se había reunido los fondos tuvo que pagar 25 dólares si quería uno. Hoy ya están vendidas todas las unidades. En caso de que el proyecto no hubiese reunido la cantidad necesaria para iniciar la fabricación se habría cancelado y todas las donaciones se habría devuelto.

Hacerlo fácil y atractivo

Pero casi tan importante como darlo a conocer es cómo los sistemas de micropago on-line facilitan que cualquier persona interesada pueda hacer su aportación, incluso sin necesidad de disponer de tarjeta de crédito gracias a medios de pago como PayPal y similares.

Actualmente hay numerosos ejemplos de proyectos de todo tipo financiados de este modo, desde películas como El Cosmonauta, que fue una de las pioneras en español.

A cambio de una pequeña contribución cualquiera se convierte en coproductor de la película. Y recibes pegatinas y chapas de agradecimiento.

La película El Cosmonauta fue una de las pioneras en español en estos proyectos

Otra producción, Iron Sky, se va financiando sobre la marcha con aportaciones que recibe de todo aquel que desee que la producción llegue a buen puerto. A cambio se pueden ver trailers y minutos ya rodados antes que nadie. Y en el futuro se podrá disfruta del metraje completo.

La recompensa por tanto puede ser tan dispar como la satisfacción personal o recibir a cambio una pegatina o certificarse como parte de un proyecto, aunque lo que se reciba a cambio sea únicamente que tu nombre aparezca en los títulos de crédito o una carta de agradecimiento.