Enlaces accesibilidad

Óscar Nebreda se retira, el humor gráfico despide a un maestro

  • Fundó revistas como 'Barrabás', 'El Papus' o 'El Jueves'
  • Lleva cuarenta años dedicando al humor gráfico

Por
Viñetas de 'El Profesor Cojonciano', de Óscar Nebreda
Viñetas de 'El Profesor Cojonciano', de Óscar Nebreda

Maestro del humor gráfico, Óscar Nebreda deja una huella imborrable con su retirada. Fundador de revistas como Barrabás, El Papus o El Jueves, este dibujante barcelonés ha permanecido cuarenta años al pie del cañón, pero considera que ha llegado el momento de que otros recojan el testigo.

"Lo tenía hablado con mi socio José Luis Martín, y ya había avisado de que a los 65 me jubilaba. Seguía con mis dibujos y guiones, pero mis funciones en El Jueves ya se las había pasado a gente más joven. Ahora voy a viajar, leer, ver películas...", explica Nebreda.

No hay atisbo de nostalgia en las palabras del autor, que se define como "un privilegiado". "He trabajado en lo que me gustaba, de dibujante, y encima me han pagado bien y me lo he pasado mejor. Ahora quiero seguir viviendo intensamente, como he hecho toda mi vida. Antes dedicado al trabajo y ahora al ocio", afirma.

Pareja artística de "Ivá"

A lo largo de su extensa trayectoria, el dibujante ha hecho gala de una crítica furibunda, bien salpimentada con gruesos retazos de costumbrismo y almibarada por una capacidad humorística fuera de toda duda. En las raíces de semejante mezcla se encuentra el barrio Gótico de Barcelona, cuna de Nebreda.

"Allí había mucho meneo. Y a doscientos metros estaban las Ramblas, el barrio Chino o la Plaza Real. No crucé la Gran Vía hasta que cumplí los 21 años. En mi barrio había bares, putas, toreros, chorizos, drogotas, camellos... ¡La vida! En aquel reducto empecé a hacer historietas", recuerda.

El despegue profesional del ilustrador se produjo a comienzos de los setenta, cuando formó pareja artística con Ramón Tosas "Ivá". "Estábamos hartos de ser unos asalariados, así que un día nos entrampamos y sacamos Barrabás (1972), que fue un éxito editorial", recalca.

'El papus' y 'El Jueves'

"Luego hicimos El Papus (1973), donde fuimos todo lo bestia que pudimos y nos pusieron una bomba. Lejos de amedrentarnos, aquello nos espoleó para seguir haciendo más cosas, y así fue como luego nació El Jueves (1977)", afirma.

Aquellas revistas vieron la luz entre el final del régimen franquista, que seguía aplicando la censura editorial, y el comienzo de la democracia. "No era una época bonita, pero sí muy emocionante", recuerda Nebreda.

"Estaba la lucha sindical, la lucha por las libertades, por mejorar las condiciones laborales... Se peleaba contra algo y eso te motivaba a levantarte por las mañanas y darles caña a aquella panda. Pero luego no nos olvidamos de arrearle a Adolfo Suárez o Felipe González", asevera.

La llegada de la democracia produjo cierto extravío entre los dibujantes más subversivos. "Nos quedamos con la impresión de que no había algo fijo contra lo que luchar, pero aquí siempre hay que estar vigilando y repartiendo a quien se lo merezca", advierte Nebreda.

33 años de 'El Jueves'

"Nunca he hecho dibujos para agradar a nadie, sino para criticar y tocarle los cojones a todo el mundo, porque esa es mi obligación. A mí me encantó cuando secuestraron el número de la famosa portada con los príncipes, porque era señal de que habíamos dado en el clavo", analiza.

Con todo, el autor reconoce que El Jueves también ha perdido gran parte de su afán fiscalizador.

"No somos tontos y nos hemos adaptado a los tiempos que han venido. La revista se fundó hace 33 años, y desde entonces ha sido combativa, costumbrista, ha repartido a diestro y siniestro... Y lo sigue haciendo, pero no con la virulencia de antaño, porque el público tampoco lo entendería", explica.

Todo dibujante pasa a la historia por sus personajes, y en el caso de Nebreda hay dos muy relevantes: Jordi Culé y el profesor Cojonciano. El primero animó las retransmisiones futboleras de TV3 durante diez años, mientras que el segundo aunó crítica social y humor durante más de tres décadas en las páginas de El Jueves.

"Explicaba -dice- lo que sucedía en la calle, cosas tan tontas como puede ser un chiringuito. El secreto está en que se entienda lo que dibujas: que es un autobús, pues un autobús; una tía en bolas, pues una tía en bolas".

"Tienes que escribir como hablas cuando estás en el bar. Si tratas de hacerte el 'fisno', la hemos cagado", sentencia.