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El Supremo de EE.UU. decidirá si autoriza la mayor demanda colectiva de la historia contra Walmart

  • La querella acusa a la cadena de grandes almacenes de discriminación sexual
  • De seguir adelante, podría acoger a más de un millón de empleadas

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El Tribunal Supremo de los Estados Unidos estudia la demanda por sexismo de WalMart

Las grandes empresas estadounidenses siguen con atención la vista oral que se abre este martes en el Tribunal Supremo de EE.UU., que puede modificar toda la jurisprudencia de discriminación laboral, si el alto tribunal da el visto bueno a que siga adelante la demanda colectiva por discriminación sexual de varias empleadas contra la cadena Walmart.

Todo comenzó en 2001, cuando seis trabajadoras de la cadena de grandes almacenes -la mayor de EE.UU. y el mayor empleador privado del país- demandaron a la empresa por discriminarlas por ser mujeres, tanto al impedir su promoción laboral como al pagarles salarios más bajos que a los empleados hombres.

El caso que abrió el fuego fue el de Betty Dukes, una mujer de 60 años, que comenzó a trabajar como cajera en Walmart en 1994. En su puesto de cajera a tiempo parcial cobraba entonces 5 dólares por hora (3,6 euros). Ascendió después a jefa de atención al cliente, pero no pasó de ahí porque -denuncia- se bloqueó su ascenso profesional al negársele la formación necesaria para lograr la promoción. Al quejarse, fue rebajada de nuevo de categoría y, en la actualidad, 17 años después de entrar en la empresa, cobra 15 dólares por hora (10,8 euros).

La mayor demanda colectiva de la historia

Seis casos como este sirvieron de base para que, tres años después, un juez federal de California aceptara los argumentos de los abogados de las demandantes para que la acción legal se transformase en una demanda colectiva contra Walmart, que podría convertirse en la mayor de la historia por número de personas que se adhieran a la misma.

Ese cambio supondría que, de perder la demanda, la empresa debería pagar miles de millones de dólares en indemnizaciones, ya que todas las empleadas que trabajaron en las tiendas de los grandes almacenes entre 1998 y la actualidad, que se hubieran sentido discriminadas, podrían acogerse al fallo. Ese número de damnificadas podría superar el millón de mujeres, según las estimaciones de los letrados.

El gigante minorista apeló la decisión judicial al Tribunal Supremo, que este martes escuchará los argumentos de ambas partes, pero no emitirá su fallo hasta el próximo junio, según fuentes judiciales.

Hasta ahora, la doctrina del alto tribunal ha sido muy restrictiva a la hora de definir cuándo hay base suficiente para autorizar una demanda colectiva.

Hasta ahora, la mayor demanda colectiva por el montante de su indemnización es la que condenó en 1998 a las seis grandes empresas tabaqueras estadounidenses a pagar 206.000 millones de dólares (149.000 millones de euros) a lo largo de 25 años. Ese pago permite que las seis empresas puedan volver a ser demandadas en los juzgados federales.

De salir adelante, la querella contra Walmart se convertiría en la segunda por cuantía, ya que las acusaciones piden más de 11.000 millones de dólares en indemnizaciones (8.000 millones de euros). Se colocaría así por delante del caso Enron (condenada a abonar 7.200 millones de dólares, 5.200 millones de euros), otro de los casos en los que se permitió juzgar a través de la demanda colectiva.

En España, la mayor demanda colectiva admitida a trámite hasta el momento es la presentada contra 45 entidades financieras por la aplicación de las llamadas 'cláusulas suelo' de las hipotecas. Esta fue admitida por un juzgado de Madrid el pasado mes de febrero.

"Sin pauta común" en la discriminación laboral

Walmart niega la discriminación generalizada y asegura que sus políticas internas la prohíben.

Por eso, se escuda en que posee más de 4.300 tiendas repartidas por 41 estados del país, y que en cada una de ellas, los gestores cuentan con mucha autonomía para decidir la política de personal. Por eso -se defiende- no se puede considerar una pauta común de discriminación y cada caso -continúan los argumentos de la empresa- debe ser juzgado de forma independiente para juzgar mejor las características concretas de cada uno.

En su apoyo han salido 20 de las mayores empresas de Estados Unidos -desde Microsoft, a Bank of America, Intel o General Electric-, que temen que la luz verde en este caso permita una avalancha de demandas laborales contra ellas.

Sin embargo, las acusaciones advierten de que eso dejaría sin cobertura a las mujeres con pocos recursos económicos, que no pueden sacar adelante una demanda en solitario.

Así, han reunido gran cantidad de datos y estadísticas -así como las declaraciones juradas de 120 mujeres que en algún momento trabajaron en los grandes almacenes- que demostrarían esa pauta de discriminación común.

Así, su demanda asegura que las mujeres ocupan uno de cada tres puestos considerados por la empresa como de gestión o dirección. En cuanto a los salarios, los datos recopilados desde 2001, muestran que a las trabajadoras les cuesta 4,38 años -de media- desde su llegada a la empresa hasta su primer ascenso, mientras que los trabajadores hombres tardan de media la mitad: 2,86 años.

Hasta el momento, la mayoría de la demandas presentadas por discriminación sexual en el puesto de trabajo no llegan a los tribunales, según la Comisión federal para la Igualdad de Oportunidades en el Empleo.

Los últimos datos de ese organismo (años 2003) muestran que 27.000 demandas se resolvieron en las cortes de arbitraje, casi igual a lo que sucedía diez años antes. De ellas, el 57% se desestimaron por no hallar "una causa razonable".

Sólo un 10% de las demandas iniciales ganaron y sumaron indemnizaciones por valor de 94 millones de dólares (67 millones de euros), con una media de 34.200 dólares por caso (24.000 dólares).