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Un año después del terremoto, Chile se levanta

  • Se cumplen 12 meses desde el seísmo, que causó más de 500 muertos
  • El Gobierno de Piñera asegura que la reconstrucción está en fase muy avanzada
  • Sin embargo, la oposición critica los retrasos en el proceso

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Un año desde el terremoto de Chile

“Podemos decir, con satisfacción, que nuestro país se ha puesto de pie”.

Un año después del terremoto que devastó Chile, así resumía hace unos días su ministro de Hacienda, Felipe Larraín la situación del país latinoamericano.

Y es que, en estos doce meses, Chile ha sabido sobreponerse a una tragedia de enorme magnitud, logrando que sus principales infraestructuras vuelvan a estar operativas y presentando al mundo una imagen de país eficiente y con coraje.

Chile tardará al menos tres años en recuperarse del terremoto de 8,8 grados y el posterior tsunami que ha sacudido el país, el tercero más intenso de los que han sufrido los chilenos y del que todavía no hay cifras definitivas de víctimas. Los últimos datos hablan de 300 muertos frente a los 800 que en principio se dieron como balance oficial del terremoto. El gobierno atribuye este drástico cambio a que se produjo una confusión al contar como fallecidas a personas que se encontraban desaparecidas y a las que después se pudo localizar. Desde que se produjo el gran terremoto del domingo, las réplicas han sido continúas, las últimas de hasta seis grados en la escala de Ritcher, han vuelto a provocar el pánico entre los chilenos. En algunas zonas del país se mantiene el estado de sitio ante los asaltos a supermercados y viviendas en busca de alimentos. (06/03/2010).

Fue el 27 de febrero de 2010 cuando un devastador seísmo de intensidad 8,8 en la escala de Richter sacudió Chile, causando más de 500 muertos y 800.000 damnificados.

Durante dos minutos y 45 segundos la tierra vibró en el centro del país, provocando la caída de edificios y de numerosas infraestructuras.

Unas semanas antes, un seísmo de una intensidad mucho menor había arrasado Haití, provocando un caos en el que el país caribeño se encuentra sumido aún.

Según el último balance oficial, 220.000 viviendas, 4.500 centros educativos, 1.500 kilómetros de carreteras, 56 hospitales, 53 puertos, dos aeropuertos y 211 puentes fueron destruidos o quedaron parcialmente dañados a lo largo de 640 kilómetros y seis regiones.

Todo ello con un coste aproximado de 30.000 millones de dólares, el 18% del PIB chileno.

De esta cantidad, 8.431 millones corresponden a infraestructura pública comprometida.

El Gobierno, coincidiendo con el aniversario del desastre, ha hecho público que ha logrado el 100% de la financiación necesaria para la reconstrucción, que en muchos casos está en fase muy avanzada.

La ministra de Vivienda, Magdalena Matte, estima que en junio del 2012 la totalidad de damnificados habrá abandonado las aldeas de emergencia

Todo ello, con un crecimiento promedio de la economía del 6,4% en los tres últimos trimestres de 2010 y la creación de 428.000 nuevos empleos.

El 'milagro chileno'

El 'milagro chileno' no pasa desapercibido en la comunidad internacional. Hace unas semanas, el New York Times puso a Santiago de Chile en el primer lugar de los 41 lugares a los que ir en 2011.

Sin duda, la imagen del nuevo Chile está firmemente ligada a la de su actual presidente, Sebastián Piñera.

Este empresario multimillonario había ganado las elecciones poco antes del seísmo y tomó posesión dos semanas después. Desde su llegada a la presidencia, Piñera priorizó la gestión del desastre, algo que ha ralentizado su programa original de Gobierno pero ha logrado disparar su popularidad dentro y fuera de sus fronteras.

Por si esto no fuera bastante, el éxitoso rescate de los 33 obreros atrapados en la mina San José consagró la imagen de Piñera fuera y dentro de las fronteras de Chile.

Uno de los escenarios donde se ha volcado estos últimos meses la solidaridad internacional, es Haití. En el terremoto de hace casi 8 meses murieron más de 230.000 personas. Pero pasada la llamada fase de emergencia, la reconstrucción sigue esperando mientras la población sobrevive en la más completa miseria, como ha comprobado un equipo del programa Informe Semanal.

El mundo entero asistió asombrado al rescate y la popularidad del presidente chileno subió como la espuma.

Críticas de la Concertación

Sin embargo, no todo han sido elogios para Piñera y en las últimas semanas, coincidiendo con la llegada del aniversario, han arreciado las críticas en su contra.

Así, los dirigentes de la Concertación, coalición que gobernó Chile hasta marzo del año pasado, han criticado duramente la forma en que el presidente Sebastián Piñera está llevando a cabo la reconstrucción y no asistirán a los actos oficiales conmemorativos de la tragedia.

La Asociación de Municipalidades publicó este viernes un informe en el que critica el retraso en la construcción de viviendas y en la rehabilitación de la infraestructura sanitaria y educativa.

Faltaban 4 minutos para las 3 de la madrugada, hora peninsular española. Luis Urzua, el último de los 33 mineros llegaba a la superficie en la cápsula fénix. Dentro de la mina quedaban los 6 rescatadores, que unas 3 horas después también conseguían salir. (14/10/2010).

El propio presidente ha reconocido atrasos en el proceso, pero los atribuye a dificultades insalvables y tacha de mala fe a la oposición.

"Yo sé que se ha tomado más tiempo de lo que la gente y nosotros quisiéramos. Sabemos que estamos atrasados, pero no por voluntad nuestra", explicó el mandatario esta semana a un grupo de damnificados de la región del Maule.

Piñera sostiene que "una minoría de chilenos" obstruye la labor de las autoridades.

"Sé muy bien que algunos no tienen ningún interés en la reconstrucción, su único objetivo es dañar a nuestro gobierno", declaró hace unos días en Dichato, una localidad costera que resultó arrasada por el tsunami y a la que llegó escoltado por un fuerte contingente policial, en medio de las protestas de los damnificados.

Búsqueda de responsabilidades

La búsqueda de responsabilidades por la descoordinación en los primeros momentos de la catástrofe entre las autoridades y los mandos militares también ha encontrado curso en los tribunales y el Parlamento.

La expresidenta Michelle Bachelet declaró a fines de diciembre pasado como testigo en la investigación abierta por la fallida alerta del tsunami, que causó 156 muertos y 25 desaparecidos.

A comienzos de febrero, un grupo de familiares de  víctimas solicitó en los tribunales que Bachelet declare como imputada.

En esta querella, que también va dirigida contra varios exministros y altos cargos, se pide además que la justicia militar investigue a miembros de la Marina por no avisar del peligro.

La Cámara de Diputados aprobó en septiembre pasado un informe elaborado por una comisión investigadora que responsabiliza a Bachelet por no decretar a tiempo el estado de excepción.