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Roberto Álamo: 'Aunque hagas de Hitler, a tu personaje debes darle encanto'

  • Roberto Álamo encarna a Kowalski en 'Un tranvia llamado deseo'
  • Alex Casanovas es Mitch, en la producción dirigida por Mario Gas
  • Analizamos los papeles masculinos con Alamo y Casanovas

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Roberto Álamo, en su camerino, minutos antes de intepretar a Kowalski en 'Un tranvía llamado deseo'
Roberto Álamo, en su camerino, minutos antes comenzar la función.

Yo soy un animal que sólo puedo pensar en seguir trabajando y que no me puedo permitir volar ni soñar” dice Roberto Álamo, en primera persona, hablando de su personaje, Kowalski. Uno de los personajes más relevantes en la carrera de este actor madrileño formado en la Escuela de Cristina Rota y cuya carrera está muy ligada a la compañía de teatro Animalario que cofundó en 1996, junto a Guillermo Toledo o Alberto San Juan, entre otros actores.

Roberto Álamo está metiéndose en estos días en la piel del Kowalski que dibujó Tenessee Williams en Un tranvía llamado deseo, drama estrenado en Broadway en 1947 y del que todos tenemos en mente las imágenes en claroscuro de la magistral versión cinematográfica dirigida por Elia Kazan en 1951, con una soñadora Vivien Leigh (Blanche), siempre envuelta en gasas y sombras y un jovencísimo Marlon Brando (Kowalski) brillando y sudando en cada una de las escenas.

Papeles que en la producción que dirige Mario Gas en el Teatro Español, hasta el 10 de abril, encarnan respectivamente Vicky Peña y Roberto Álamo.

Una obra sin fecha de caducidad

Aunque hayan pasado 60 años desde el estreno teatral de la obra, los arquetipos humanos y las situaciones en que estos se ven envueltos siguen teniendo plena vigencia, en este 2011 en el que celebramos el primer aniversario del nacimiento de Tenessee Williams; nació un 26 de marzo de 1911, en Columbus (Mississippi).

Es el caso del personaje de Kowalski que Álamo considera que tiene mucho que ver con los emigrantes o con cualquier trabajador de nuestros días que sólo piensa en sobrevivir, en tiemposo de crisis, para pagar su hipoteca. “Kovalski no es sólo un diablo” nos cuenta Álamo “sino un compendio de contradicciones, una víctima también del sistema, y en definitiva un tipo que está vivo y que busca la vida en contraste con Blanche Du Bois y sus maneras decadentes que nos hablan de la muerte y la decadencia de una aristocracia en declive,” afirma con vehemencia. Una muerte de la que sí ha escapado, en opinión de Álamo, su mujer Stella Dubois (Ariadna Gil) que abandonó a su altiva familia sureña para vivir con un hombre de carne y hueso.

El “encanto” de Kowalski

Se nota que Alamo (que es también fotógrafo y poeta con blog) ha intentado comprender en el sentido amplio de la palabra, a su personaje, como paso previo e imprescindible para interpretarlo. Y aunque condena claramente su perfil violento y la violación de Stella, parece estar viviendo en su propia piel el conflicto que le enfrenta con Stella, conflicto entre dos mundos y dos formas de entender el mundo e incluso de hablar de él, sin duda, el aspecto más intenso de la obra. "No olvides" dice, " que durante meses, este hombre no puede follar con su mujer, porque Stella les espía tras una cortina".

Y le ha querido dar su propio encanto, aquel que una maestra de teatro le decía que había que dar incluso a Hitler, en caso de intepretarlo. En su caso, ese “encanto” podría ser el de un tipo normal español de la calle que después de trabajar, sólo quiere “jugar a los bolos”o “follar con su chica”.

"¿De donde sacas el acento de un tipo corriente?” le preguntamos. Y nos contesta sin alterar el gesto: “Yo antes de ser actor y hablar como hablo ahora fui un chico de un barrio humilde de Madrid, Villaverde Alto” nos explica antes de cambiar de registro y soltarnos un ejemplo de cómo hablaban en su barrio:“pillamos un teki y nos vamos pa la keli”(pillamos un taxi y nos vamos a casa)

Mitch también quiere escapar de su mundo

El actor barcelonés Alex Casanovas, para quien no es una novedad trabajar con un texto de Tenessee Williams, a las órdenes de Mario Gas (ya lo hizo en El zoo de cristal) encarna al otro protagonista masculino de la obra: Mitch, el último pretendiente posible para que Blanche escape de la muerte y el deseo prohibido que ha arruinado su vida. Papel que representó Karl Malden, en la película de Kazan.

“Nunca hago juicios morales” sobre los personajes, afirma Casanovas antes de confesar que lo mejor de este papel está siendo trabajar junto a Vicky Peña y Mario Gas, “uno de los cuatro mejores directores de escena de España”, afirma.

Casanovas está de acuerdo en que Mitch “algo más culto y sensible” sería un contrapunto al personaje dominante masculino de Kowalski. “El también quiere salir de su mundo, un mundo vulgar y embrutecido”, aclara y de ahí su entendimiento con Blanche. Pero al final, las normas sociales le impiden dar el paso. Y por ello, rompe con Blanche y un mundo en que aún los sueños eran posibles.