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El FMI afirma que otros países europeos, aparte de Grecia e Irlanda, querrían recibir ayuda

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El economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI), Olivier Blanchard, ha afirmado este jueves que, aparte de Grecia e Irlanda, otros países europeos estarían interesados en ser ayudados por el FMI y la Unión Europea para afrontar la actual crisis de deuda pública. Sin embargo, no ha citado ningún país en particular.

El FMI y la UE han acordado préstamos conjuntos a dos países de la Eurozona: Grecia en mayo, con 110.000 millones de euros repartidos en tres años, e Irlanda en noviembre, con 85.000 millones de euros distribuidos también en un trienio.

"Los Estados, ¿pueden conseguir finanzas públicas sostenibles? Sí, pueden", ha asegurado Blanchard en una entrevista en la revista digital interna del FMI que aborda los problemas presuestarios de Europa.

"¿Y pueden hacerlo solos? Comprendo perfectamente la reticencia de los países a pedir asistencia al programa conjunto de la UE y el FMI, pero esos programas pueden ayudar", ha concluído el economista.

Pese a sus palabras, Blanchard ha pronosticado que los rescates, ya sea por  parte de la Unión Europea o los gobiernos nacionales, serán "bastante  limitados".

Según Blanchard, la ayuda financiera del FMI y la UE contribuye a reducir la deuda a medio plazo "de dos formas".

"Primero, al fijar un tope a los tipos de interés a los que los Estados pueden colocar su deuda, estos programas eliminan el riesgo de que los inversores -con razón o sin ella- exijan elevadas tasas de rentabilidad, haciendo imposible que el país pueda devolver el dinero", ha explicado.

En segundo lugar, añade Blanchard, "aunque los programas no exijen que se haga más de lo que el país haría por sí mismo, sí refuerzan la credibilidad de sus compromisos y garantizan a los mercados en el medio plazo".

Test de estrés adicionales para espantar los temores

A juicio del economista jefe del organismo internacional, los temores sobre el sector bancario europeo son probablemente "exagerados", pero insiste en que la única forma de contrarrestarlos es realizar pruebas de solvencia adicionales.

"La única forma de disminuir esos temores es con una mayor transparencia", ha advertido, al añadir que en la práctica eso implica "pruebas de solvencia más creíbles" y reglas más claras sobre quién asumiría las pérdidas potenciales.

Además, Blanchard ha pronosticado que el próximo año continuará la recuperación económica a dos velocidades, es decir, un crecimiento débil en los países avanzados y fortaleza en los emergentes.

Por eso, destaca que es necesario un reequilibrio global para una mayor salud económica planetaria, para lo es imprescindible una mayor flexibilidad cambiaria y la reducción de la deuda en los países con problemas fiscales.

Encontrar nuevos pilares de crecimiento

Blanchard ha recordado que, antes de la crisis, el crecimiento en muchos países avanzados se asentaba en una "excesiva demanda doméstica", ya fuese vía consumo o inversión inmobiliaria, un modelo que probó ser inviable.

Esos países necesitan ahora encontrar nuevos pilares de crecimiento. Según Blanchard, los países con déficit precisan apoyarse más en el sector externo, en las exportaciones, mientras que lo que disfrutan de superávit deben centrarse en lo contrario, es decir, hacer hincapié en la demanda doméstica y menor dependencia del sector exportador.

El economista jefe del FMI apuntó que la recuperación podría continuar sin ese reequilibrio pero sería una apuesta peligrosa.

"La continuidad de la expansión fiscal o el regreso de los consumidores estadounidenses a sus viejos hábitos de escasos ahorros pueden sostener la demanda y el crecimiento sólo por algún tiempo", ha advertido, pero el optar por una solución de ese tipo "recreará muchos de los problemas" que desencadenaron la crisis.

"Imagínese lo que vendría después", concluye Blanchard, en una clara advertencia a los responsables del futuro económico del planeta.