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El viaje récord de una ballena jorobada: 10.000 kilómetros, de Brasil a Madagascar

  • Es la mayor distancia recorrida por un mamífero y registrada por investigadores
  • Las rutas suelen ser de norte a sur, pero en este caso atravesó dos océanos
  • Habitualmente escogen zonas cálidas para dar a luz y frías para alimentarse

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Una mujer observa una ballena jorobada en Sudáfrica (Imagen de archivo)
Una mujer observa una ballena jorobada en Sudáfrica (Imagen de archivo)

Casi 10.000 kilómetros. La distancia que separa las costas de Brasil de las de Madagascar. La mayor distancia recorrida por un mamífero y registrada por un equipo de científicos estadounidenses. La gran migración de una ballena jorobada que ha cruzado dos océanos.

Aunque estos cetáceos son conocidos por sus grandes despalazamientos migratorios, habitualmente se mueven de norte a sur y recorren, regularmente, unos 5.000 kilómetros entre los puntos de apareamiento y alimentación.

"Es algo extraordinario", reconoce a RTVE.es Vidal Martín, presidente de la Sociedad para el estudio de Cetáceos en el Archipiélago Canario (SECAC).

"Aunque no ha cambiado de hemisferio, porque se ha mantenido en la parte norte del hemisferio sur, ha cruzado dos océanos, el Atlántico y el Índico, con los cambios climáticos que eso implica", añade el experto.

Ha cruzado dos océanos con los cambios climáticos que implica

Normalmente las ballenas escogen zonas frías (hemisferio norte) en verano para reproducirse y zonas más cálidas en invierno (hemisferio sur) para dar a luz a sus crías, y en este caso los investigadores desconocen si el cetáceo realizó el viaje de forma deliberada o por desorientación.

Migraciones variadas

No obstante, "estas rutas no son rígidas, si no que pueden variar en función de la zona donde deciden alimentarse", señala el investigador español.

La primera vez que los biólogos identificaron al animal (foto identificación) fue en el banco de Abrolhos de la costa de Brasil, según recoge la revista 'Biology Letters'.

Las primera fotos se tomaron en agosto de 1999. Dos años más tarde, en septiembre de 2001, volvieron a fotografiar a la misma ballena en Madagascar.

"Este descubrimiento pone en valor las técnicas de trabajo empleadas para el seguimiento de ballenas, en este caso a través de catálogos, aunque también puede hacerse por satélite, pero es la mejor manera de conocer los movimientos y el historial de cada ejemplar", explica Martín.

La gran migración de esta ballena jorobada se une a otro caso extraordinario de una ballena gris. Un cetáceo que fue fotografiado en Israel y sólo una semana después apareció en Barcelona, ante el asombro de los investigadores.