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'Dormir como un oso', una frase en entredicho

  • Un estudio científico desvela que las osas cantábricas y sus crías no hibernan
  • Es un fenómeno generalizado en este grupo de osos, los demás sí lo hacen
  • Según los investigadores se debe al cansancio físico que provoca la lactancia

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Los hembras de oso pardo y sus crías, menores de dos años, no hibernan

Oso pardo (Ursus arctos)

El oso pardo se encuentra en peligro de conservación en la cordillera cantábrica, aunque su estado es menos preocupante en los bosques europeos, Asis y America del Norte. Su longevidad es de 25-30 años y sus colore pueden variar entre el marrón muy oscuro y el dorado claro. Su sentido de la visión no está muy desarrollada, pero su oído y su olfato son extremadamente agudos. En función de la especie pueden pesar entre 100 y 675 kilos.

El dicho 'duermes más que un oso' no se puede aplicar a las hembras y las crías de oso pardo de la cordillera cantábrica. Un estudio ha conseguido demostrar que estos grupos familiares no hibernan durante el invierno.

Algunos tratados de montería del siglo XV, e incluso el Libro de Montería, del rey Alfonso XI (siglo XIV), aportaban alguna pista sobre este fenómeno, como recoge SINC, aunque hasta ahora no se había podido demostrar.

Un grupo de investigadores españoles, encabezados por Carlos Nores, investigador de la Universidad de Oviedo y vicepresidente de la Fundación Oso Pardo, han seguido a cinco grupos familiares casi a diario entre los meses de diciembre y marzo. Y han demostrado que los osos no han parado en este tiempo.

"El tiempo máximo que han estado sin localizar ha sido de 11 días, y el periodo mínimo que necesita un oso para hibernar es de dos a tres semanas, por lo que no ha habido espacio para la condición fisiológica de la hibernación", explica Nores a RTVE.es.

Huellas permanentes

Durante la hibernación, los osos "no se alimentan, ni beben, ni defecan, ni orinan, y hemos encontrado huellas de todo tipo en este tiempo", señala el investigador.

El seguimiento se ha realizado a grupos familiares de la cordillera cantábrica, de las dos poblaciones de osos pardos que existen en la zona, y se ha comprabado que es un fenómeno generalizado en las madres y las crías menores de dos años.  El resto de osos sí hibernan.

"Sus huellas se han mantenido durante todo el tiempo, a veces disminuían, pero al poco tiempo se volvían a ver. En cambio, las huellas del resto de la población sí desaparecieron por completo", apunta Nores.

¿A qué se debe?

La explicación de este fenómeno no se debe ni al clima ni a que las crías no dejen dormir a las madres porque sean muy nerviosas. Viene por otra cuestión, reconoce el responsable del estudio.

Durante la lactancia están debilitadas y como el tiempo lo permite salen a buscar comida

En zonas más septentrionales, como en Suecia, se realizó un radioseguimiento de los osos de la zona. Todos hibernaban. La situación es similar en Alaska, los plantígrados 'entran en trance' (Walking hibernation). No comen, ni defecan, pero están alerta ante cualquier situación para poder reaccionar.

En cambio, en España, la situación es diferente porque los inviernos no son tan extremos. "El periodo de lactancia supone un desgaste físico mucho más intenso para las hembras adultas y necesitan alimentarse para mantener con vida a sus crías. Y como el clima lo permite, las osas, al estar debilitadas, salen a buscar comida", concluye Nores.