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'Casting' para adoptar a la burra rescatada en el río Miño con una piedra atada al cuello

  • Más de 60 familias ya se han interesado para adoptarla
  • La Asociación ANDREA se ha hecho cargo de ella hasta que encuentre hogar
  • Fue rescatada con una piedra de 15 kilos atada al cuello en un pueblo gallego

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La burra y el perro, dos compañeros inseparables, buscan hogar de acogida
La burra y el perro, dos compañeros inseparables, buscan hogar de acogida

El burro en España

De 1.200.000 ejemplares que habitaban en España al finalizar la Guerra Civil, según los expertos sólo subsisten, en la actualidad, alrededor de 50.000. Las seis razas puras de burros españoles -Andaluza, Mallorquín, Catalán, Zamorano-Leonesa, de las Encartaciones y Majorero- están en serio peligro de extinción.

La burra que apareció casi ahogada dentro del río Miño, a su paso por el Concello de Toén (Orense), con una piedra de 15 kilos atada al cuello ha sido acogida temporalmente por la Asociación ANDREA (Asociación Nacional para la defensa, recuperación y estudio terapeútico de la especie asnal) hasta que le encuentren una familia de adopción.

"No tiene nombre, porque aunque estamos tentados, preferimos que se lo ponga su nueva familia cuando la adopten", explica a RTVE.es, David Lema, el presidente de la asociación gallega que se hará cargo de ella durante las próximas semanas, como otros 15 burros que también residen en sus instalaciones.

Al margen de sus 'compañeros, la burra no está sola. Además de los mimos y cariños de sus cuidadores, sigue acompañada por su fiel escudero, un perro que fue abandonado casi al mismo tiempo y que no se ha separado de ella desde que fue rescatada.

Por este motivo, su futura adopción -la de la burra- está condicionada a que los dos animales no sean separados.

"Ahí están, durmiendo juntos todas las noches, aunque el perrito -que tiene menos de un año- de vez en cuando encuentra otros estímulos y se olvida un poco de ella", señala Lema.

Más de 60 familias interesadas

Ahora es el turno de las familias. De las que quieran y, sobre todo, que puedan acoger a los dos animales. "No basta con querer, hay que cumplir unos requisitos mínimos indispensables, sobre todo que tengan las instalaciones apropiadas para poder acogerla", asegura firmemente David Lema.

Más de 60 familias ya se han puesto en contacto con la asociación para adoptar a los animales. "Es un proceso largo y además la burra todavía está muy débil, tiene que recuperarse", afirma el presidente de ANDREA.

Al margen de unas instalaciones óptimas para su acogida, las familias interesadas tienen que pasar una entrevista personal para que los técnicos evalúen su situación y den el visto bueno. "Por lo menos un mes", reconoce Lema.

Ganas de vivir

A pesar de las rozaduras con las que fue encontrada en medio del río Miño -la forzaron a trabajar-, de las infecciones que ha padecido, de su debilidad, la burra "tiene ganas de vivir, de seguir para adelante".

Según los análisis que le han realizado para descartar que sufre cualquier tipo de enfermedad, los técnicos han determinado que tiene entre 25 y 30 años. "Estaría en edad de jubilación, porque son como 70 años de un humano".

A la burra, por tanto, le quedan todavía unos años para disfrutar de la vida, porque la edad media de estos animales suele ser de unos 35 años, incluso algunos superan los 40, aunque no sea lo más habitual.

Mientras tanto, cuando esté completamente recuperada, podrá ayudar a personas con discapacidad intelectual, síndrome de Down, Alzheimer o autismo, porque la asociación ANDREA fue la pionera en España en los programas de terapia asistida con burros -Asnoterapia-.

La burra todavía tiene la mirada triste

De momento, la burra descansa de las duras batallas vividas, pero "todavía tiene la mirada triste". Por ahora necesita mucha tranquilidad, mimos, cariño, y, sobre todo, encontrar a las personas que la acojan, junto a su fiel escudero, en su casa.