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Más de cien grupos actúan en una nueva edición del FIB con 80.000 visitantes menos

  • The Prodigy, Vampire Weekend, Kasabian y Gorillaz, cabezas de cartel
  • Aún quedan entradas cuando el año pasado se agotaron dos meses antes

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Arranca el Festival Internacional de Benicassim

La XVI edición del Festival Internacional de Benicàssim (FIB) arranca este jueves con un cartel de perfil medio formado por un centenar de grupos, cantantes y DJ y una previsión hasta el próximo domingo de 120.000 espectadores, 80.000 menos que el año pasado. De hecho,  aún quedan entradas disponibles, cuando el año pasado se agotaron los abonos dos meses antes.

La organización calcula que habrá una media diaria de entre 30.000 y 32.000 'fibers' y la mitad de ellos serán españoles que se encontrarán con un cartel, diseñado por una nueva organización, que parece prolongar la tendencia a la baja en el apartado musical.

Sus principales reclamos son The Prodigy (banda que aún vive de los singles de The fat of the land, publicado en 1997), Vampire Weekend, Kasabian y Gorillaz, el único -éste último- con verdadero aliciente por sus escasas actuaciones en directo y por ser la primera vez que se sube a un escenario en España.

Kasabian, Vampire Weekend, The Prodigy y Gorillaz, cabezas de cartel

A partir de las 18.00 horas se subirán este jueves al escenario más de 20 grupos, entre ellos Kasabian, el ex Kinks Ray DaviesCharlotte Gainsbourg -hija de Serge Gainsbourg y Jane Birkin-, y Broken Bells como principales atractivos del Escenario Verde (el principal), mientras que Puggy toman este año el relevo al DJ peruano Aldo Linares para dar el primer saludo sonoro a los "fibers".

Para el viernes, la atención estará puesta en los neoyorquinos Vampire Weekend, convertidos ya en uno de los grupos "indies" más respetados, y en Hot Chip, DJ Shadow, el Strokes Julian Casablancas, el ex Joy Division y ex New Order Peter Hook, Goldfrapp, Timo Maas, Sr. Chinarro y uno de los nombres más insólitos en la trayectoria del festival, Ilegales, que han incluido al FIB en su gira de despedida.

El sábado se vivirá el momento más "hooligan" con Prodigy, el grupo que sentó las rentables bases de la fusión entre la música de baile y el rock. También destacan los conciertos del ex Stone Roses Ian Brown,  el regreso de The Specials y PiL o la despedida de los españoles Sunday Drivers.

Todas las miradas irán dirigidas el domingo a la primera actuación en España de Gorillaz, la banda inicialmente virtual formada por el ex líder de Blur Damon Albarn que este año, con Plastic Beach, se ha erigido como el "supergrupo" más alabado por la crítica y más apetecible para disfrutar en directo.   La última jornada del FIB también destacará por ser la primera de su historia en tener a un rapero consagrado, el británico Dizzee Rascal, junto a su compatriota Lily Allen, los electrónicos Letfield y los ya habituales Echo and The Bunnymen.

Lejos queda el festival "independiente"

A estas alturas, negar el aspecto lucrativo y legítimo del FIB es tan incongruente como obviar que dista cada vez más de los ideales alternativos que procuraron su nacimiento y actualmente el certamen navega por una "diversidad" musical que bordea la indefinición.

Muy lejos queda ese agosto de 1995 en el que un entonces llamado Festival Independiente de Benicàssim congregó a 8.000 jóvenes cada una de sus tres noches en el velódromo municipal para oír a grupos como The Jesus and Mary Chain, Supergrass o Los Planetas. Su principal atractivo era la música independiente -nacional y extranjera- y llegó a constituir la única oportunidad de ver en España a grupos como Blur o The Stone Roses, convirtiéndose a su vez en un punto de reflexión y creación artística.

Esta primera etapa, fue, tal y como la definieron los hermanos Morán en su carta de despedida tras 15 años al frente de este tinglado -los sustituye el empresario irlandés Vince Power-, "un proyecto que comenzó como un sueño y que poco a poco se ha ido convirtiendo en un festival de referencia dentro y fuera de nuestras fronteras, superando todas nuestras expectativas".

Ésas comenzaron a dispararse en 1998, cuando el festival se mudó a un recinto mayor situado a las afueras de la población que multiplicó sus posibilidades creativas y monetarias, lo que transmutó la "i" de Independiente en la "i" de Internacional que sostienen sus actuales siglas. Más espacio, más grupos, más gente, más actividades, más periodistas, más pases VIP, más patrocinadores, más subvenciones institucionales..., pero siempre un elemento común: el altísimo nivel musical.

Desde entonces, el FIB fue aniquilando progresivamente sus récords de asistencia gracias a la combinación de artistas emergentes y consolidados de todas las nacionalidades con estrellas del universo independiente como The Cure, Radiohead, Paul Weller, Morrissey, Pixies, Franz Ferdinand, Bjork, Beth Gibbons, Madness, Arctic Monkeys, Wilco, Sonic Youth, Massive Atack, Pulp o Placebo, entre otros muchos.

También ha explorado un camino que otros festivales denostaron: las leyendas del pop-rock y de la electrónica. Esta vía que ha cosechado escasos -aunque notables- fracasos, como el de Arthur Lee manteniendo el equilibrio y la bebida vociferando notas que no existen, y espectaculares éxitos como los de Devo, Kraftwerk, Lou Reed, Brian Wilson, Iggy & The Stooges o Leonard Cohen.

Estos criterios comenzaron a difuminarse cuatro años atrás, con una dirección alentada por la afluencia masiva de "fibers" más proclive al aspecto lúdico del festival que a las propuestas musicales, lo que abrió la puerta del cartel a fenómenos comerciales como Depeche Mode o Mika.