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L'Oréal, la fortuna que puede valer un Gobierno

  • La pugna por la herencia de la mujer más rica de Francia salpica al Elíseo
  • El ministro de Trabajo de Sarkozy, en el centro de todas las miradas

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Novedades en Francia por el escándalo Bettencourt

Un fotógrafo-escritor-actor-personaje de la vida social. La mujer más rica del país a la que divierte a cambio de suculentos regalos. Su hija celosa de perder su herencia.

La empleada diligente que le busca aposento a su fortuna en paraísos fiscales. Su esposo ministro encargado de luchar contra la evasión fiscal.

El mayordomo que graba sus conversaciones y, cómo no, la contable arrepentida que ha colocado al mismísimo presidente de Francia en su situación más comprometida en dos años de mandato.

Todos estos personajes forman la 'película' que aterroriza a unos, indigna a otros y engancha a casi toda la prensa gala y que recuerda a algún argumento concebido por Claude Chabrol para denunciar los pequeños grandes vicios de la educada clase pudiente de su país.

El problema es que, detrás de toda esta historia se esconde otra menos agradable, pero más rutinaria: el ministro implicado es el que quiere llevar a cabo la mayor reforma de las pensiones en 30 años para extender la edad de jubilación.

"Trabajar más tiempo es inevitable, no hay magia". Con estas palabras Eric Woerth, el ministro de Trabajo, presentaba ante la reforma de las pensiones, el principal proyecto político de su 'jefe', Nicolás Sarkozy, que le asignó ese trabajo tras la debacle en las elecciones regionales francesas, consciente de que su perfil tecnócrata y sobrio podría servir para calmar los enardecidos ánimos sociales.

Lo que no suponía Woerth es que él mismo, el sobrio y gris personaje que llevó las cuentas del ex presidente Chirac, de su partido de la Unión por la Mayoría Presidencial (UMP) y de la campaña electoral de Nicolás Sarkozy sería víctima de otra sucesión de hechos inevitable, en la que magia, lo que se dice magia, no hay mucha, como relata Liberation.

Acto 1. La batalla por la herencia

A finales de diciembre de 2007 -apenas unos meses después de las elecciones presidenciales que catapultaron al poder a Nicolás Sarkozy- Françoise Bettencourt decidió presentar una denuncia por "abuso de confianza" contra el fotógrafo François Marie Banier al considerar que se estaba aprovechando de su madre, Liliane Bettencourt, a la sazón la mujer más rica de Francia y heredera del imperio L'Orèal.

La denuncia detalla los 'presentes' que la anciana y rica Bettencourt le hizo a su amigo, valorados en 1.000 millones de euros, entre ellos una isla en las Seychelles. La hija quiere hacerse con el control de la fortuna de su madre incapacitándola, pero pierde el juicio.

Sin embargo, la demanda contra Banier sigue su curso y se celebra una primera vista la semana pasada. El proceso ante el juzgado de Nanterre se ha suspendido ante la aparición de una curiosa información adicional aparecida en la prensa: la grabación de las conversaciones privadas de la anciana por parte de su mayordomo.

Acto 2: El mayordomo que sabía demasiado

Entra en escena Pascal B., el mayordomo curioso, que se dedicaba a cuidar al marido de Liliane, André, hasta su muerte a finales de 2007.

La denuncia de la hija contra el fotógrafo amigo de la madre divide al personal que vive en el domicilio de la millonaria. Los que hablan son despedidos, así que el mayordomo se siente amenazado y se dedica a grabar las conversaciones de la dueña, entre el té y el café.

En total, un año de conversaciones, que todos apuntan a que habrían sido ordenadas por la hija, que lo niega. El abogado del mayordomo -que está acusado de invasión de la intimidad- dice que nunca podría haber imaginado que estaba ante un asunto de estado.

Otro personaje aflora como protagonista de esas conversaciones: Patrice de Maistre, consejera financiera de la anciana, que entre café y té desvela tres informaciones exclusivas: un posible fraude fiscal de la Bettencourt, sus lazos con el matrimonio Woerth y la implicación del Elíseo.

Las escuchas han recibido el visto bueno de la Justicia para ser publicadas, pese a que miembros del partido de Sarkozy han asegurado que se trata de un "método fascista".

Pese a ser escuchas no autorizadas la hija de la heredera las ha remitido al proceso contra Banier mientras que la Fiscalía ha abierto una investigación por posible fraude fiscal.

Acto 3: La esposa del ministro

Woerth. Esa palabra susurrada al oído por Patrice de Maistre a la multimillonario aparece en muchos lugares en las cintas grabadas por el mayordomo, convirtiendo el asunto Bettencourt en una auténtica bomba política.

Florence Woerth, la esposa del ministro de Trabajo, estuvo empleada por la empresa Clímene, que gestionaba la fortuna de Liliane Bettencourt a "petición" de su marido el mi nistro, según las palabras de su propia jefa.

Las preguntas que se plantean son evidentes: ¿Podría ignorar Florence los suspuestos fraudes fiscales que tramaba Maistre, su jefa?¿Se lo comunicó a su marido, por aquel momento ministro de Presupuesto, encargado de luchar contra el fraude?

El pasado mes de abril, la esposa del ministro deja la empresa Clymene para entrar en el consejo de administración de Hermés. Ha admitido que en su momento subestimó el potencial conflicto de intereses entre sus actividades y el cargo de su marido.

Para más indignación popular, Woerth ha enarbolado la bandera contra el fraude fiscal, especialmente en lugares como Suiza...pese a que un banquero suizo ha confiado al periódico la Tribuna de Ginebra que había visto a Florence "casi de forma permanente" en esa ciudad suiza desde 2008, algo que, a su juicio, su marido no podía ignorar.

Acto 4: La cabeza del ministro

Sarkozy sale por primera vez en defensa de su ministro durante la cumbre del G-20 en Toronto y achaca lo ocurrido a una campaña contra su reforma de las pensiones.

El problema es que el culebrón no queda ahí. El 16 de junio Woerth presenta la reforma de las pensiones y ese mismo día se conoce la implicación de su mujer.

Los días posteriores la opinión pública francesa cobra consciencia de un hecho que hasta ahora había pasado inadvertido: entre la victoria de Sarkozy en mayo de 2007 y el nombramiento de Woerth al frente de la cartera de Trabajo, ocupó a la vez la cartera de Presupuesto y el cargo de tesorero de la UMP.

O, lo que es lo mismo: por un lado tenía que perseguir a los ricos para evitar que cometiesen fraude fiscal pero por otro cortejarlos para que donen dinero a su partido.

A esto se le suman una serie de revelaciones tan escandalosas como circunstanciales: casualmente Woerth impuso la legión de honor a la consejera financiera de Bettencourt, Patrice de Maistre, a la sazón jefa de su mujer. Casualmente cenó con la multimillonaria una semana después y casualmente Bettencourt era una prominente donante a su pequeño partido que se integró en la UMP.

Ante esta avalancha de informaciones, Sarkozy decide marcar una línea y cesar a dos secretarios de Estado por tener gastos excesivos y así tratar de salvar a Woerth.

Acto 5: La bomba sobre el Elíseo

El problema es que la operación de fin de semana del Elíseo queda en nada con una revelación escandalosa: la de la ex contable de Bettencourt, Claire T., en un medio digital que ha ido desvelando el contenido de las conversaciones.

La contable detalla que el propio Woerth recibió en mano un sobre de 50.000 euros para la campaña de Sarkozy de 2007, según le dijo su jefa Maistre, que le habría hecho llegar otros 100.000 euros más.

La Policía dice que los datos concuerdan y la Fiscalía decide abrir diligencias. Woerth trata de defenderse poniendo una demanda por calumnias y los escuderos de Sarkozy atacan de manera desesperada a los medios y a la oposición de izquierdas.

La pregunta que queda en el aire es ¿será suficiente? Más aún, ¿podrá aguantar su Gobierno Sarkozy hasta octubre como estaba previsto?¿Seguirá manteniendo al frente de su proyecto estrella a un ministro salpicado de lleno por las sospechas? Y, si lo hace, ¿por qué? Como diría el famoso anuncio de`L'Oréal,¿realmente Woerth lo vale?