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Julia Gillard se convierte en la primera mujer al frente del gobierno en Australia

  • Forzó una votación interna rozando al líder del partido, Kevin Rudd
  • Australia tiene que convocar elecciones parlamentarias este año

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Julia Gillard sustituirá a Kevin Rudd como primer ministro de Australia, y será la primer mujer que ocupa ese cargo en este país, según ha decidido la ejecutiva del gubernamental Partido Laborista.

Gillard desafió este miércoles el liderazgo de Rudd en el Partido Laborista aprovechando el derrumbe de popularidad del jefe del Gobierno y forzó una votación interna, que no llegó a producirse este jueves porque el primer ministro concedió la derrota.

A primera hora de la mañana, Rudd contaba con unos 30 de los más de 100 votos de su ejecutiva, razón por la que se retiró de la contienda y reconoció la victoria de Gillard.

Rotación de cargos

El secretario del Tesoro, Wayne Swan, ocupará la vacante de Gillard como viceprimer ministro. El Partido Laborista deberá decidir ahora cuándo se producirá el traspaso de poder.

Australia tiene que convocar elecciones parlamentarias este año. Gillard tiene por delante la tarea de reunificar su partido y enfrentarse a los mismos asuntos que han mermado el liderazgo de su predecesor.

La nueva primera ministra tendrá que replantearse el proyecto de ley sobre comercio de emisiones de gases contaminantes, que el Gobierno retiró cuando perdió el apoyo del Parlamento, y el impuesto sobre las actividades mineras, al que se han opuesto con una campaña multimillonaria los dueños de empresas mineras.

El líder de la oposición liberal, Tony Abbott, tendrá que reorganizar, por su parte, su estrategia política y electoral ante la nueva líder laborista.

Rudd defiende su gestión

Rudd, al frente de las riendas del país desde noviembre de 2007, compareció en público acompañado de su esposa Therese Rein y de sus hijos, en una conferencia de prensa en la que hizo un largo repaso de las acciones y políticas emprendidas durante su mandato.

Visiblemente emocionado, Rudd recordó el día en que en nombre del pueblo de Australia pidió perdón oficialmente a las víctimas de la generación robada de los aborígenes. "Lo he dado todo", subrayó el ex jefe del Ejecutivo.

En su comparecencia, Rudd dijo que sentía orgulloso de haber podido mantener a Australia al margen de la crisis económica global, y citó proyectos de infraestructura que su gobierno impulsó, como el de crear la red nacional de banda ancha.

Habló de la llamada "revolución educativa", con 300.000 nuevos ordenadores en las aulas de los colegios, nuevas bibliotecas y 50.000 nuevos puestos en universidades, de la reforma del sistema sanitario, la mayor inversión en servicios para la prevención del cáncer y una nueva autoridad para gestionar el transplante de órganos.

Rudd insistió en que el Parlamento tiene que aprobar la legislación sobre el comercio de gases que causan el efecto invernadero, uno de los asuntos que le llevó a perder su popularidad, y que calificó de necesario "para que podamos hacer una diferencia en cambio climático".