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Comando Actualidad. "Manos a la obra"

  • España ha pasado del boom de la construcción al de las reformas
  • Entre los profesionales de siempre han surgido otros que nunca se habían vestido un mono de trabajo
  • Los reporteros de Comando nos muestran cómo queda un piso reformado por alguien que sabe poco del oficio

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Comando Actualidad - Manos a la obra

REPORTEROS: Sara Lozano y Mario Montero.

DIRECCIÓN: Raúl García, Daniel Galindo, César P. Gozalo.

Apenas se construyen nuevas viviendas en España, ¿dónde han ido a parar los albañiles, oficiales y maestros que ya no levantan edificios?, ¿hemos pasado del boom de la construcción al de las reformas y chapuzas?. Entre los profesionales de siempre surgen otros que nunca se habían vestido un mono de trabajo, ¿cómo trabajan, en qué condiciones queda un piso reformado por alguien que sabe bien poco del oficio?.

"Si me ve un albañil de verdad, me mata", es lo que murmura Ramón, economista que tuvo una empresa propia. Siempre había ido a trabajar con traje y corbata pero ahora pica paredes en la reforma de un local.

Igual que Jorge, arquitecto técnico que combina los planos con la recogida de escombros y limpiando la obra." Es lo que hay, mejor que estar en paro", aseguran.

Bien distinto es el caso de Faustino, profesional de las reformas desde hace treinta años que nos muestra el desastre que algún reformista sin escrúpulos ha provocado en un piso.

Y para desperfectos, los que sufren cien familias de Rivas, en Madrid. Llevan un año en sus casas, pero muchos se alojan en un hotel mientras las rehacen. Paredes sin revestir, tuberías atadas a cuerdas, todo el parqué levantado o chorros de agua sobre los coches del garaje. Mejor en un hotel que en casa.

Más habitual es que se rehabilite un bloque antiguo. Para veinte familias de Vallecas lo normal es abrir la ventana y encontrarse a un albañil al otro lado. Llevan cuatro meses con la rehabilitación y lo que les queda. Así que para no padecer las molestias de tener obreros en el piso, hay quien se anima a construirse su propia casa.

Esther y Joaquín han levantado una mansión de trescientos metros sin tener ni idea de construcción. Lo que saben lo han aprendido en internet, han ahorrado mucho dinero, pero han invertido cuatro años de sus vidas en el intento.