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Ahmadineyad pide por carta a la Justicia iraní que investiguen el asesinato de Neda

  • La joven se convirtió en icono de las protestas al morir en una manifestación pro Mousaví
  • El mandatario pide una "investigación seria" que permita hallar a los autores
  • La muerte de la joven dio la vuelta al mundo tras ser grabada por un teléfono móvil

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El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, ha instado al Poder Judicial a investigar la muerte de Neda Agha Soltani, la joven iraní convertida en el icono de las protestas que han sacudido Irán tras las elecciones del 12 de junio.

En una carta dirigida al presidente del organismos, Mahmud Hashemi Sahroudi, el mandatario pide "una investigación seria que permita revelar las causas de este asesinato y atrapar a sus autores". 

"Conocéis que una de las respetadas ciudadanas iraníes fue asesinada a tiros por individuos desconocidos y en condiciones absolutamente misteriosas en una calle en Teherán", afirma Ahmadineyad en su misiva.

"Dado el chantaje mediático realizado sobre este tema y la propaganda de los medios extranjeros, es necesaria una investigación que aclare y limpie el imagen de la República Islámica de los abusos políticos", agrega el mandatario en su carta, citada por la agencia de noticias local Fars.

La agonía de Neda, que murió tras ser disparada cuando se hallaba en una manifestación de protesta en Teherán,  dio la vuelta al mundo gracias a una grabación con teléfono móvil colgada en internet. Sus familiares y amigos han denunciado que fue disparada a sangre fría por las Fuerzas de Seguridad iraníes y las milicias "Basij", encargadas de una brutal represión de las marchas de protesta contra de los resultados electorales que la oposición considera fraudulentos.

Responsables del régimen iraní han acusado a Occidente, y en especial a Estados Unidos y el Reino Unido, de alentar un movimiento popular que surgió de forma espontánea y desde el principio de forma pacífica.

Algunos incluso han llegado a achacar la culpabilidad de la muerte de Neda a los medios de comunicación extranjeros y particularmente británicos. Sin embargo, la prensa internacional no pudo contratar las informaciones ya que el régimen iraní vetó su presencia en las manifestaciones.