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Haciendo campaña en gallego allende los mares

  • PPdeG, PSdeG y BNG piden también el voto de los emigrantes gallegos en América y Europa
  • Representan cerca del 13% del censo y deciden el último escaño en Ourense y Pontevedra
  • Tras el paso de Feijóo, Touriño y Quintana, la campaña sigue con segundos espadas
  • Lo que más preocupa es la cobertura sanitaria, las pensiones y el derecho al voto
  • PPdeG y BNG están de acuerdo con la medida de exigir fotocopia del DNI o del pasaporte
  • El PSdeG critica que se hayan "cambiado las reglas del juego tras iniciarse el partido"
  • Especial de las Elecciones Gallegas 09

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Les importa mucho menos la política lingüística y la llegada del AVE a Galicia y mucho más la cobertura sanitaria, las pensiones y su derecho al voto en urna. Los temas en los que se centra el foco electoral son diferentes, pero por lo demás, la campaña en la llamada quinta provincia gallega es muy parecida a la que se puede hacer en Vigo o en A Coruña. Hay pegada de carteles, anuncios en prensa y entrevistas en la radio y hasta mítines.

El candidato del PPdeG a la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, el del PSdeG, Emilio Pérez Touriño, y el del BNG, Anxo Quintana, ya estuvieron en Argentina y Uruguay antes de la campaña, pero la maquinaria electoral sigue funcionando para convencer a los más de 335.000 emigrantes gallegos que viven fuera de España, según los datos del Censo Español de Residentes Ausentes (CERA).

Suponen el 12,67% del censo de los 2.647.036 gallegos que elegirán al próximo presidente de la Xunta el 1 de marzo. Son tantos como los que tienen derecho al voto en Lugo o en Ourense y son decisivos en esta última provincia y en Pontevedra, donde pueden inclinar la balanza del último diputado hacia un lado u otro. Hace cuatro años hubo que esperar ocho días para conocer el resultado definitivo de los comicios.

Más de un tercio de esos emigrantes gallegos vive en Argentina. Allí preside el Partido Popular, que tiene 5.500 afiliados, Avelino García Melle. Tiene 73 años, es hijo de emigrantes gallegos (él ya nació a 13.000 kilómetros de España) y marido de una lucense, pero afirma que "conoce Galicia de Norte a Sur y de Este a Oeste".

"La campaña no es exactamente igual que en Galicia, pero la colectividad gallega está muy cerca de lo que sucede en Galicia", explica a RTVE.es. García Melle presume de que en un país como Argentina ningún partido, ni siquiera el del Gobierno, es capaz de reunir a más de mil personas en un acto cuando entre el PP y el PSOE han reunido hace unos días, entre los dos, a 12.000.

Lo que más preocupa a los emigrantes, según el presidente del PP en Argentina, es el tema sanitario, "sobre el que siempre hay muchas promesas que no se cumplen" y las pensiones no contributivas.  "Cuando te jubilas en Argentina las pensiones son paupérrimas y se pasan necesidades", explica García Melle. Recibir una pensión del Estado español es para muchos la única solución.

Dignificar el voto del emigrante gallego

Pero entre los emigrantes gallegos preocupa también, y mucho, su derecho al voto. Quieren que se "dignifique" su derecho a elegir a los representantes de Galicia y que las sombras sobre fraude que se ciernen siempre sobre este casi 13% del electorado desaparezcan.

García Melle recuerda que cuando hace cuatro años, se tuvo que esperar al recuento del voto en el exterior para saber si al final el PP tendría mayoría o podría gobernar el PSdeG y el BNG en coalición, como al final pasó, "muchos sectores descalificaron" y comenzaron a poner en duda su derecho.

La única salida, según el representante popular, es que se garantice el derecho al voto en urna para acabar con la suspicacias o las acusaciones de compra de votos.

A falta de urna, el PP ha acogido con satisfacción el requisito acordado por la Junta Electoral Central para que los emigrantes adjunten la fotocopia del DNI o del pasaporte junto al sobre de votación. "No hay ninguna dificultad", asegura García Melle en alusión a las críticas del PSdeG, "el 95% de los gallegos que residen en Argentina tiene pasaporte". El PSdeG habla de "cambio de las reglas del juego"

Sin embargo, el Partido Socialista de Galicia no lo ve igual. La secretaria de Emigración del PSdeG, Marisol Soneira, denuncia que "se han cambiado las reglas del juego después de que el partido empezara" y que la exigencia de la Junta Electoral Central no debería haber afectado a las elecciones gallegas y vascas porque ya estaban convocadas.

Soneira cuenta a RTVE.es, después de haber estado haciendo campaña en varios países, que el voto se ha convertido en el "tema central" de preocupación. "Se quejan de que se les da un trato diferente" al gallego que vota en Galicia. Según afirma no todos tienen DNI o pasaporte y "un certificado de nacionalidad no es un trámite que se haga en un sólo acto".

Soneira cree además que siempre hay muchos focos sobre el voto emigrante y niega que sea más decisivo que el voto del resto de gallegos. "El voto de la emigración no va a decidir nada que no vayan a decidir los gallegos".  El problema, según la secretaria de Emigración del PSdeG, es que se cuenta más tarde.

'Abuelas de 104 años' que todavía votan

Desde el BNG reivindican que la emigración se vea como "algo más que un voto" y acusan al PP y al PSOE de la forma que tienen de hacer campaña en otros países "donde van puerta por puerta" recogiendo votos. 

La responsable de la Comisión de Inmigración del BNG y emigrante gallega, Ana Miranda, denuncia que en países como Argentina o Uruguay una misma persona puede llevar varios votos a la oficina de Correos. La persona que vota no tiene que presentarse en persona con su documentación como ocurre en España o en Bélgica, donde ella reside y donde piden el pasaporte. "Los famosos sacos que se llevan a correos son ciertos", asegura.

Hasta ahora bastaba con presentar copia del certificado de estar en el censo, pero otro lo podía llevar por ti. Miranda afirma que el censo "no está depurado" y, como muestra, asegura que han tenido conocimiento en los últimos días del caso de una mujer (pariente de un pariente de un militante del BNG) que nació en 1895, que lleva 20 años muerta y que todavía vota con 104 años.