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'El Solitario' es condenado a siete años y medio de cárcel en Portugal

  • El tribunal le ha encOntrado culpable de tentativa de atraco, posesión de armas y falsificación
  • Por el contrario, no ha sido condenado por resistencia a la autoridad durante su detención
  • La condena inicial ascendía a más de once años, pero ha sido rebajada por acumulación
  • Jaime Giménez Arbe ya estaba condenado en España a 47 años de prisión

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El atracador Jaime Giménez Arbe, conocido como El Solitario, condenado ya en España a 47 años de cárcel, ha sido sentenciado este viernes en Portugal a otros siete años y medio por su último y frustrado atraco, que intentó perpetrar el año pasado en suelo portugués.

La sentencia del tribunal de Figueira da Foz, presidido por Augusto Costa y compuesto por otros tres jueces, condena a El Solitario a cinco años de cárcel por tentativa de atraco, a cuatro por posesión ilegal de armas, a año y medio por posesión de municiones y a un año por falsificación de matrículas de vehículo. No obstante, el tribunal aplicó una figura legal de acumulación de penas que rebaja la sentencia a siete años y medio, que el juez ha justificado por los atenuantes de que el acusado se declaró culpable de esos delitos y por su condición de inadaptado social.

Giménez Arbe, detenido en julio del año pasado en una operación conjunta de la policía lusa y española, no ha sido condenado por resistencia a la autoridad en el momento de la detención, cargo que le imputaban los fiscales portugueses y que el negó. La sentencia del juicio, que empezó en octubre pasado, puede ser apelada ahora por el acusado o los fiscales ante los tribunales portugueses de segunda instancia.

En cualquier caso, la posible extradición de Giménez Arbe a España no podrá producirse, según las autoridades judiciales de Portugal, hasta que el reo cumpla la pena que finalmente se le imponga.

Arrepentido

Giménez Arbe, que permanece encarcelado en la prisión lisboeta de alta seguridad de Monsanto y ha sido trasladado cinco veces a Figueira da Foz para comparecer en el juicio, ha asistido a la lectura de su sentencia, que ha durado más de una hora. Poco después del inicio de la sesión ha pedido al juez que le facilitara el nombre de uno de los policías que le custodiaban, asegurando que había sido maltratado, una acusación que ha reiterado varias veces en las cuatro vistas del juicio celebradas en los últimos tres meses.

A lo largo del juicio, Giménez Arbe ha tratado de zafarse de las acusaciones de tentativa de atraco y resistencia a la autoridad, señalando que se había arrepentido a último momento de robar la Caixa Agrícola de Figueira da Foz y que el montón de policías que se le echaron encima para detenerle le impedía cualquier movimiento.

Pero, tras escuchar los testimonios de varios agentes portugueses que participaron en la operación, el tribunal no tuvo en cuenta el supuesto arrepentimiento del acusado y sólo le exculpó de la resistencia a la autoridad.

Vídeos

La abogada de El Solitario, Ligia Borbinha, pidió que se exhibieran en el juicio unos vídeos difundidos en internet sobre el momento de la detención de su cliente en los que, según dijo, se apreciaba que no podía ofrecer resistencia. Sin embargo, y pese a una petición del juez favorable a la solicitud del acusado, en la vista sólo fueron visionadas imágenes policiales en las que no se veían esas escenas.

Giménez Arbe, al que la policía española seguía la pista, fue detenido el 23 de julio de 2007 a las puertas del banco que se disponía a atracar, a 190 kilómetros al norte de la capital lusa. Aunque la justicia de Portugal denegó su extradición a España hasta que respondiera de sus delitos en este país, aceptó entregarlo de forma temporal, entre el 15 de enero y el 31 de julio pasado, para que fuera juzgado en Navarra por la más sangrienta de la treintena de acciones delictivas que se le imputan: el asesinato de dos guardias civiles, que le valió la condena de 47 años.

El Solitario aún tiene que comparecer el próximo 15 de enero ante un tribunal de Lisboa que examinará sus denuncias de malos tratos en la prisión de Monsanto.