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"Siempre habrá tenido miedo por dentro, pero por fuera nunca lo manifestó"

  • Marcos Gorostiaga, un amigo de Ignacio Uría, relata que "hacía todos los días lo mismo"
  • Ignacio Uría se dirigía al restaurante Kiruri a jugar a las cartas
  • Iba con sus amigos de toda la vida cuando fue abordado por los terroristas
  • Trabajadores del restaurante avisaron a su mujer
  • Para ellos ha sido "un mazazo" porque la víctima era "un amigo, al igual que su familia"
  • Confirman que no llevaba escolta y que nunca les trasladó que temiese un atentado

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Ignacio Uría era un hombre de costumbres. Todos los días se dirigía a las una de la tarde al restaurante Kiruri para jugar la partida de cartas, tomarse un café y fumar un faria. Sin embargo, este miércoles, cuando seguía a sus amigos de toda la vida camino del bar, un encapuchado le abordó y le quitó la vida a balazos.

"Andaba tranquilamente, nunca piensas que te va a ocurrir a uno mismo. Hacía todos los días el mismo recorrido, y claro, cuando anda uno así lo que hacen es esperarle", ha asegurado Marcos Gorostiaga, un amigo de Uría que le acompañaba, a Radio Nacional.

Sobre si había sentido temor por las amenazas de ETA, Gorostiaga ha considerado que "siempre habrá tenido miedo por dentro, pero por fuera nunca manifestaba que tenía ese miedo"

"Hemos llegado al bar, íbamos delante y él detrás. Entonces hemos escuchado como un ruido de petardos y lo hemos visto en el suelo", ha relatado otro amigo de la víctima a Radio Nacional, que confiesa haberse quedado "helado después de 40 años juntos". Un mazazo

Enseguida los trabajadores del restaurante reaccionaron, avisaron a su mujer de que "algo le había pasado" y de que llamara a sus hijos para que acudieran al lugar donde el empresario fue tiroteado.

"Ha sido un mazazo", coinciden propietarios y empleados del restaurante, para los que Uría era "un amigo, al igual que toda su familia" y acudía, incluso varias veces al día al restaurante. 

"Todos venían y decían: 'Ignacio. no puede ser'. Hasta la última camarera que ha entrado a trabajar, en cuanto se ha enterado venga a llorar, todos", han añadido.

Sin escolta

En el restaurante Kiruri todos sabían que Ignacio Uria no llevaba escolta, pero nunca le escucharon expresar temor o inquietud por la posibilidad de que fuera objeto de un atentado. 

Al contrario, allí se mostraba una persona divertida y afable, "un cachondo mental". 

 

Ignacio Uria Mendizabal estaba casado y tenía cinco hijos, tres chicos y dos chicas, algunos de los cuales se desplazaron a la zona del atentado. Al parecer, alguno de los hijos está estudiando en Madrid, según las mismas fuentes. 

Ignacio Uria, que es natural de Azpeitia, vivía en un caserío cercano, hacía cinco minutos que había salido de su casa y aparcaba todos los días en la misma zona, entre su empresa y el restaurante.