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'Nautilus', el sueño de Julio Verne hecho realidad

  • Se cumplen 50 años de la travesía del submarino bajo el hielo del Polo Norte
  • Estados Unidos construyó el 'Nautilus' para competir con Rusia durante la Guerra Fría
  • Fue el primer submarino nuclear consiguiendo batir todos los récords de inmersión
  • Hoy en día descansa en un museo honorífico de la marina estadounidense

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Botadura del Nautilus

Julio Verne no se equivocaba. Sin duda fue un visionario capaz de adelantarse a su tiempo y de predecir inventos impensables para la época. Prueba de ello es el homenaje que le hizo la Marina estadounidense al nombrar a su primer submarino nuclear como el de las 20.000 leguas de viaje submarino de Verne : el Nautilus, cuando se cumplen 50 años de su primera travesía bajo el hielo del Polo Norte.

Un viaje que poco tiene que ver con el que hizo el capitán Nemo en la novela de Verne, pero que con toda probabilidad marcó un antes y un después en el mundo de la marina. El intenso pulso que mantenían Estados Unidos y Rusia durante la Guerra Fría precipitó una competición sin precedentes en materia armamentística.

Energía nuclear como medio de propulsión

El principal cambo de batalla entre los rusos y americanos fue el Ártico, un océano situado entre las dos superpotencias cubierto por una capa de hielo. Esta puerta trasera a la casa del enemigo era muy tentadora para ambos países, sin embargo el hielo que lo cubría era un obstáculo importante. Es entonces cuando la energía nuclear empieza a ser tenida en cuenta.

Los submarinos de la época no podían recorrer grandes distancias sumergidos, ya que necesitaban ascender cada cierto tiempo a la superficie. La gran ventaja que tienen los reactores nucleares es que no necesitan oxígeno para funcionar, por lo que pueden estar sumergidos el mayor tiempo posible. Gracias a esto el Nautilus batió todos los récords de velocidad y permanencia sumergido. Llegó a tardar dos años en recargar sus reactores con los que recorrió más de 100.000 km por todo el mundo.

Dificultades en su creación

No obstante, el Nautilus fue el resultado de un largo proceso de creación. La necesidad de poder recorrer grandes distancias sin emerger a la superficie ya estaba cubierta. Sin embargo era necesario resolver los problemas derivados del uso de la energía nuclear. La radiación que producía el submarino fue gran objeto de polémica. Se solucionó con la decisión de soldar la tapa del reactor y sellarlo completamente.

El gobierno de Eisenhower invirtió más de 30 millones de dólares en el USS Nautilus. El submarino nuclear empezó su andadura en enero de 1954. Cuatro años más tarde, un 3 de agosto, pasaba por debajo del Polo Norte y atravesaba el Ártico del Pacífico al Atlántico, logrando una hazaña histórica. Aunque más bien, con intención de persuadir a los rusos de atacar a su país.

Un mundo de comodidades

Las novedades que aportaba el Nautilus a los submarinos no sólo estaban en sus reactores. También se diseñó para que fuera lo más cómodo posible para sus tripulantes. Las distintas cámaras del submarino estaban pintadas de diferentes colores para evitar la sensación de monotonía. Disponía de literas y ventilación individuales, algo impensable para la época.

Para combatir el aburrimiento también contaba con una sala común donde se proyectaban películas de cine, además de una biblioteca y toda clase de juegos de mesa. La alimentación tampoco se descuidaba: cámaras frigoríficas y los mejores víveres enlatados que convertían las comidas en un acontecimiento social. Y por supuesto, una máquina de helados incluida.

Sus innovaciones técnicas también eran inigualables. Para desgracia de sus adversarios, el Nautilus no podía ser localizable por radar. El submarino rompía con todos los instrumentos de detección hasta entonces, impidiendo ser localizado cuando estaba sumergido. Además se eliminaban también las armas antiaéreas y los cañones que restaban velocidad a los submarinos.

Un museo en honor a la flota submarina

Durante su extensa travesía por todo el mundo también pasó por España, concretamente en la base de Rota (Cádiz) en 1960. Finalmente termina su andadura en los años 80, siendo sustituido por otros más potentes. En la actualidad está atracado en Groton, en el estado de Connectica, y se ha convertido en un museo que rinde homenaje a la flota submarina de Estados Unidos

El camino iniciado por el Nautilus fue pionero y muy imitado. Los soviéticos no tardaron en emular a sus adversarios y pronto el Ártico se llenó de submarinos atómicos. Durante más de treinta años los contendientes espiaron a sus rivales, se trazaron miles de mapas y se estudió a fondo el medio en el que debían luchar. Hoy en día, con el fin de la Guerra Fría, los submarinos siguen patrullando bajo el Polo Norte.