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Niños soldado: la infamia que no cesa

  • Un informe denuncia que decenas miles de menores combaten en 17 países
  • En Afganistán, Irak o los territorios palestinos se utilizan niños en ataques suicidas
  • Las niñas sufren, además, violaciones sistemáticas por parte de los soldados

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Un graffiti sobre los niños soldado
Un graffiti retrata a dos niños soldado

Las soluciones son pocas y llegan tarde. Así de tajante se muestra la Coalición para acabar con la utilización de Niños y Niñas soldados. En su último informe, denuncia que, aunque se han producido algunos avances, decenas miles de menores de edad siguen siendo utilizados en conflictos armados de todo el mundo.

La Coalición, que agrupa a organizaciones nacionales e internacionales de derechos humanos, como Amnistía Internacional, ha investigado y documentado la situación de los niños soldado entre 2004 y 2007. Las conclusiones no son alentadoras: si bien es cierto que los países donde se reclutan menores han descendido de 27 a 17, decenas de miles de niños y niñas todavía siguen enrolados en grupos armados no gubernamentales.

Esta práctica continúa siendo habitual en las guerrillas de Colombia o en la de los Tigres Tamiles, en Sri Lanka. El informe también denuncia que en Afganistán, Irak, Pakistán y los territorios palestinos ocupados se han utilizados a niños en atentados suicidas.

El infierno birmano

"Rellenaron los formularios y me preguntaron la edad. Cuando dije '16' me abofeteó y me dijo: 'Tienes 18', denuncia Maung Zaw, un adolescente birmano. En 2005 el Ejército le reclutó, por segunda vez, en contra de su voluntad. "Yo sólo quería volver a casa y se lo dije, pero ellos se negaron. Les dije: 'Entonces, déjenme hacer solamente una llamada', pero se negaron también", recuerda.

Según denuncia la Coalición para Acabar con la utilización de Niños y Niñas soldado, Myanmar (la antigua Birmania) es el país que más menores recluta de todo el planeta. En sus fuerzas armadas hay miles de niños, algunos de tan sólo 11 años.

"Por la mañana teníamos que correr distancias largas y cortas cargados con mochilas", recuerda Htun Mynt, un niño birmano que fue reclutado por el Ejército cuando tenía 11 años. "Cuando teníamos que correr y yo ya no podía correr con el arma, los mayores trataban de ayudar", explica.

Las fuerzas armadas de Chad, República Democrática del Congo, Somalia, Sudán, Yemen y Uganda también utilizan a menores de edad: "A veces, en la selva, los rebeldes nos golpeaban sin piedad, cometiéramos errores o no. También nos hacían llevar cargas sobre la cabeza durante largas distancias y nos obligaban a agruparnos fuera todos los días, a pesar del frío, a las cinco de la mañana", relata un joven ugandés reclutado a los 15 años por el Ejército de Resistencia del Señor.

Ram, un niño nepalí, fue capturado en 2005 por el Ejército Real de Nepal: "[Los soldados] nos llevaron a los cuarteles. Nos golpearon con las armas y con las botas. Al cabo de 15 días, mi amigo murió por los golpes. Me golpearon una y otra vez. Una vez me dejaron inconsciente y me llevaron al hospital. Cuando recuperé la consciencia me llevaron de vuelta al cuartel y me golpearon de nuevo. Casi me muero", relata.

Violaciones a las niñas

Las niñas son todavía más vulnerables a los abusos de ejércitos y guerrillas sin escrúpulos. Muchas de ellas soportan, además, las humillaciones y vejaciones de los soldados. El sida causa estragos: "Tengo dolores por la violación, como si tuviera heridas por dentro y temo estar enferma. Me gustaría que me hicieran las pruebas, pero no hay nadie que me ayude", cuenta una joven de 17 años secuestrada en Uganda por el Ejército de Resistencia del Señor.

Por si fuera poco, la gran mayoría de las niñas soldado no son identificadas y no figuran en los programas de desmovilización y reintegración. Por ejemplo, en Liberia sólo una cuarta parte de las niñas que fueron reclutadas por las fuerzas combatienes recibieron algún tipo de ayuda posterior.

"El compromiso de la comunidad internacional de acabar con el flagelo mundial que representa la utilización de menores como soldados no puede ponerse en duda, pero los esfuerzos actuales no son suficientes", asegura Victoria Forbes, directora de la Coalición. "Las leyes, políticias y prácticas deben ahora traducirse en un cambio real que mantenga a los niños y a las niñas fuera del conflicto armado de una vez por todas", sentencia.