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El jefe de la Junta Militar birmana visita por primera vez las zonas afectadas por el ciclón Nargis

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Ha tardado 15 días en visitar a las víctimas, pero al final ha ido. El jefe de la Junta Militar de Birmania, general Than Shwe, ha abandonado su búnker para visitar a las áreas devastadas por el ciclón Nargis dos semanas después de que la tormenta asolara el delta del río Irrawaddy.

Than Shwe ha estado en campos de refugiados en dos distritos de Rangún, Hlaing Thar Yar y Dagon. Allí ha repartido material de emergencia y ha conversdo con algunas víctimas, según ha informado el diario oficial "New Light of Myanmar", que el régimen emplea para difundir sus mensajes.

El periódico ha mostrado imágenes del líder birmano saludando a bebés y recibiendo muestras de admiración y respeto de los damnificados, en el habitual ejercicio de propaganda orquestado por el Gobierno en los medios de comunicación.

Than Shwe, atrincherado de nuevo en la nueva capital levantada en Naypidaw, continúa rehusando hablar con el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, quien le ha escrito varias cartas y llamado por teléfono en reiteradas ocasiones para tratar el asunto de la llegada de la asistencia internacional.

Ban tiene previsto viajar el miércoles a Birmania (Myanmar), según fuentes de la ONU, mientras el máximo responsable de ayuda humanitaria del organismo mundial, John Holmes, se encuentra ya en Rangún, donde espera para reunirse con oficiales de la Junta Militar.

Naciones Unidas teme que hasta 2,5 millones de birmanos padezcan los efectos del ciclón, que destruyó arrozales y otros cultivos en el sur del país, y eleva por encima de los cien mil el saldo mortal de la catástrofe.

Por el momento, el régimen admite unos 78.000 muertos y 56.000 desaparecidos, según el último recuento oficial.

El Gobierno birmano acepta la ayuda de los donantes pero rechaza a los cooperantes extranjeros e insiste en que el material de emergencia sea distribuido por sus propios funcionarios, de lo que recelan la ONU. Naciones Unidas ha denuncia que apenas ha llegado a un 10% de los afectados.

A través de su poderoso aparato de propaganda, la Junta Militar continúa ocultando al pueblo la auténtica magnitud del desastre y bombardea imágenes de los generales repartiendo alimentos a los damnificados, aunque ni muestra ni menciona los miles de cadáveres que siguen flotando en el lodo putrefacto.