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Ingrid Betancourt: crónica de seis años de pesadilla

  • La ex candidata a la presidencia de Colombia estaba en manos de las FARC desde 2002
  • Ha sufrido uno de los secuestros más largos y duros de la historia de la guerrilla colombiana
  • Según varios testimonios, ha padecido hepatitis B y ha estado "al borde de la muerte"
  • Betancourt ha confesado que "la tentación del suicidio era diaria"
  • Ha explicado que "la espiritualidad" le ayudó a "no caer en el abismo" 

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Ingrid Betancourt reconoce que estuvo tentada por el suicidio

Su rastro se perdió en algún lugar a 350 kilómetros al sur de Bogotá. Le habían aconsejado que no fuera, que era peligroso. Pero Ingrid Betancourt es una mujer valiente: quería saludar a los habitantes de la llamada 'zona de despeje', el área desmilitarizada en la que el Gobierno colombiano y la guerrilla habían mantenido conversaciones de paz.

Sólo tres días antes, el secuestro del senador Jorge Eduardo Gechem había dado al traste con las negociaciones: el presidente colombiano, Andrés Pastrana, ordenaba recuperar la zona neutral. Las FARC, heridas en su orgullo, necesitaban una respuesta contundente: un nuevo golpe de efecto para desafiar al Gobierno.

Comienza la pesadilla

El día que cambió la vida de Ingrid Betancourt era sábado. La ex senadora, candidata a las elecciones presidenciales por el partido Colombia Nueva, viajaba a San Vicente del Caguán. No iba sola: le acompañaban su jefa de campaña, Clara Rojas, otro de sus asesorres y dos reporteros gráficos.

Su coche lucía banderas blancas y distintivos de prensa internacional. Nunca llegó a su destino: Betancourt, que sólo una semana antes se había entrevistado con los líderes de las FARC, estaba ahora a merced de la guerrilla.

"Tengo la obligación moral" de viajar, le había dicho a su madre por teléfono pocas horas antes. Llamó para explicar que finalmente viajaría por tierra, porque no había conseguido plaza en ninguno de los helicópteros que transportaban a funcionarios y a periodistas. "Siempre quiere cumplir aunque sea a costa de su vida", explicaba su madre a la prensa al enterarse del secuestro. 

Seis años de calvario

Nadie imaginaba entonces que el secuestro de Betancourt se iba a convertir en uno de los más largos y mediáticos en la siniestra historia de las FARC: seis años de penurias en los que, según sus compañeros de cautiverio, la candidata presidencial ha pasado de la rebeldía y la entereza iniciales a luchar por su propia vida.

John Frank Pinchao compartió tres años de secuestro con ella. Este policía colombiano, que logró finalmente escapar se su cautiverio hace ahora justo un año, relata que Betancourt también intentó fugarse varias veces. Los castigos que seguían a cada intentona eran durísimos.

Situación desesperada

En los últimos meses, su salud se deterioró de forma alarmante. La prensa francesa aseguró que sufre hepatitis B. El Defensor del Pueblo de Colombia, Vólmar Pérez, dijo que su estado era "extremadamente delicado". Tanto, que en la segunda mitad de febrero la guerrilla habría permitido que la atendieran en varios puestos de salud de un área selvática.

Cuentan los que la vieron, campesinos de la zona, que la ex senadora estaba triste y demacrada: parece que "ha llegado a su último momento", llegaron a decir. Mientras Colombia y Francia ultimaban una operación humanitaria para intentar salvarla, sus familiares, desesperados, le piden Betancourt una heroicidad más: que se mantenga con vida.

Liberada por el ejército colombiano

El final de la pesadilla llega el 2 de julio, día en el que el Ejército colombiano la rescata sana y salva, junto a tres estadounidenses y a once militares secuestrados por las FARC.

El ministro de Defensa colombiano, Juan Manuel Santos, ha hecho pública la liberación, que pone punto y final a uno de los secuestros más dramáticos de la historia de la guerrilla colombiana.

La tentación del suicidio

Tras su liberación, Ingrid ha confesado que durante su cautiverio "la tentación del suicidio era diaria". Ha asegurado que aunque trataba de evitarlo "siembre terminaba por pensar" en el suicidio.

La franco-canadiense ha explicado que fueron las llamadas diarias de su madre a través de una radio las que le hicieron descartarlo. Betancourt ha explicado emocionada cómo las noticias sobre su familia, sobre todo sus hijos, le ayudaron a mantener las ganas de salir con vida de la selva que ha sido su cárcel durante tanto tiempo.

Encadenada las 24 horas

Ingrid Betancourt ha contado que durante tres años estuvo encadenada las 24 horas del día y que había momentos en que los captores los sometían a malos tratos, pero que pese a todo intentó "vivir con dignidad". "Intentaba llevar las cadenas y tratar de vivir con dignidad, aunque a veces notaba que era inaguantable", ha declarado Betancourt en una entrevista con la radio francesa "Europe 1", unas horas antes de su llegada a París. 

La ex candidata presidencial colombiana se resistió a precisar y señaló que cuando subió al helicóptero del Ejército en el que fue liberada junto a otros 14 secuestrados se dijo que "el público no debería conocer esos detalles sórdidos".  Betancourt ha explicado que esperaba que su secuestro durara cuatro años más tras las recientes muertes del líder máximo de la guerrilla, Manuel Marulanda, y del "número dos", Raúl Reyes: los dos que le quedan de mandato al actual Gobierno colombiano y dos más que serían necesarios para relanzar un proceso para la liberación de rehenes.

Ingrid Betancourt ha explicado cómo "la espiritualidad" le ha ayudado a "no caer en el abismo" durante su cautiverio. La ex candidata a la presidencia de Colombia ha explicado que cuando fue rescatada decidió no desvelar los detalles escabrosos de su secuestro, aunque sí ha asegurado que recibió un trato humillante por parte de los guerrilleros de las FARC.