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El reto epidemiológico de la viruela del mono: pocas vacunas, muchas incógnitas y miedo al estigma

  • Las primeras dosis son para los más expuestos al virus, por mantener prácticas sexuales de riesgo o haber estado en contacto
  • Los expertos piden que se informe de los riesgos sin señalar o juzgar a los pacientes, porque eso dificulta el control del brote

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Un hombre recibe una dosis de una vacuna Imvanex utilizada para proteger contra el virus de la viruela del mono en un centro de vacunación en Lille, al norte de Francia
Un hombre recibe una dosis de una vacuna Imvanex contra el virus de la viruela del mono en un centro de vacunación en Lille, Francia

Han llegado a España las primeras cinco mil dosis de la vacuna contra la viruela del mono. La cantidad parece insuficiente para frenar el brote que enfrenta Europa y suma más de cinco mil casos en nuestro país, pero ya se pueden encontrar a los primeros beneficiarios. “Nos enteramos de la campaña a través de ciertos grupos de Telegram”, cuenta Alberto a RTVE.es, quién se ha vacunado recientemente en la Comunidad de Madrid, tras conseguir cita por Internet.

La vacuna Imvanex, comercializada por el laboratorio danés Bavarian Nordic, está aprobada en la Unión Europea desde 2013 para la prevención de la viruela tradicional y se estima que tiene una eficacia del 85 %. Sin embargo, todavía faltan datos concretos sobre su utilidad para este otro orthopoxvirus, como reconocía la misma Agencia Europea del Medicamento (EMA) al recomendar su administración.

También Alberto es consciente de la protección no está garantizada por completo. “Pero es lo mínimo que podemos hacer para evitar el contagio y, en caso de llegar a infectarnos, no transmitirla a más personas”, asegura. La seguridad del fármaco está fuera de dudas y la vacuna puede ser una de las principales herramientas para cortar las cadenas de transmisión de un brote que, hoy por hoy, está afectando mayoritariamente a hombres gays, bisexuales y otros hombres que tienen sexo con hombres. Así se identifican ocho de cada diez pacientes en España.

“Ahora puede ser este grupo y mañana puede ser otro”, advierte Jaime Jesús Pérez, de la Asociación Española de Vacunología, puesto que la enfermedad parece que se transmite principalmente por contacto piel con piel, de acuerdo con los resultados de un estudio de varios hospitales españoles publicado en The Lancet.

¿A quién se vacuna?

Para frenarlo, en cualquier caso, hay que ser operativos y eso implica actuar allí donde circula. El 80 % de los casos se han producido por contacto estrecho en una relación sexual, aunque no sea una infección de transmisión sexual y, por ello, los técnicos del Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas acordaron priorizar las primeras dosis que han ido llegando a España para personas menores de 45 años que mantienen prácticas sexuales de alto riesgo.

Las primeras dosis se dedicarán “fundamentalmente, pero no exclusivamente” a gais, bisexuales y hombres que tienen sexo con hombres incluidos dentro de las indicaciones de la profilaxis preexposición frente al VIH (PrEP) o con infección por VIH en seguimiento médico.

Asimismo, se han indicado para los contactos estrechos de casos confirmados, sobre todo aquellos con alto riesgo de enfermedad grave (niños, embarazadas, personas inmunodeprimidas), así como personal sanitario y de laboratorio que trabaje con la enfermedad y haya tenido alguna incidencia en el uso de los equipos de protección.

Organizaciones LGTBI como la ONG Stop -míticas en la prevención del VIH y enfermedades de transmisión sexual- están satisfechas con los criterios establecidos en esta primera fase, aunque lamentan la falta de vacunas y las diferencias de implementación en las comunidades autónomas.

“Nos hubiera gustado tener algún tipo de peso a la hora de derivar personas que, por su situación psicosocial, ejercer el trabajo sexual o tener un consumo problemático de otras cuestiones, podrían estar más expuestas”, argumenta el gerente Luis Villegas, que reconoce la decisión ha estado por la necesaria “celeridad”. Pero hay margen de mejora.

“En la Comunidad de Madrid sabemos que hay personas migrantes que están teniendo dificultades de acceso al sistema sanitario, que se pueden infectar de la viruela del mono y no van a poder obtener (la vacuna)”, agrega Rubén Mora, co-gerente de Stop.

La ONG cuestiona también la decisión de vacunar de la viruela del mono solo a los menores de 45 años, porque se asume que ya se les protegió de niños frente a la viruela. Pero la vacunación fue obligatoria del 1944 al 1972 y, luego, decayó poco a poco hasta cesar por completo en 1984, según confirma la Asociación Española de Vacunología. “Desde el 72 ya no se vacunó a todo el mundo, por lo que hay una población ahí mayor de 45 años que no sabe si lo está o no”, aduce Mora.

Pocas dosis en Europa

“¿Por qué priorizamos a los mayores en el COVID? Pues porque no teníamos dosis suficientes”. Jaime Jesús Pérez, de la Asociación Española de Vacunología, utiliza el símil con la pandemia para explicar las razones para vacunar, inicialmente, solo a una parte de la población. Han llegado las primeras 5.000 dosis de la compra conjunta de la Unión Europea y se esperan otras 7.000 pronto, pero se desconoce cuánto pueden retrasarse. “Lógicamente, hay que priorizar a aquellas personas en las que el beneficio sea mayor”, sostiene.

Las causas detrás del desabastecimiento y los retrasos son algo más intrincadas. La ONG Stop nos cuenta que el Ministerio de Sanidad se lo ha justificado por la difícil producción de esta vacuna específica por parte del laboratorio. Pero Jaime Jesús Pérez ve tensiones comerciales detrás y parece que la Unión Europea ha salido perdiendo frente a otras potencias. “La solución no es fácil, pero es verdad que a Estados Unidos le acaban de llegar casi 600.000 dosis. Ahí ha habido mercados prioritarios o responsables que han actuado más rápido o lo que sea”, razona.

La estigmatización es también un problema de salud pública

El brote de viruela del mono suma otra dificultad: tanto la campaña de vacunación como los mensajes de prevención para controlar la transmisión del virus no pueden incurrir en estigmatizar a una parte de la población -LGTBI-, que además ya ha sufrido las consecuencias del señalamiento injusto en otras epidemias, como la del VIH.

Por ello, los especialistas subrayan que la viruela del mono no es una infección de transmisión sexual, puede transmitirse a cualquier persona y se están describiendo solo las características de este brote en concreto. Caer en prejuicios o juicios morales es un error y dificulta el control de la epidemia.

"Cuando generas vergüenza, se alarga el tiempo hasta que la persona va a la consulta médica"

“No hay que juzgar. Es la única manera que tenemos de combatirlas correctamente y eso tenemos que hacerlo entre todos, pero sobre todo los profesionales. Siempre va a ser mucho más fácil cuando las personas que padecen una enfermedad tienen confianza en sus profesionales”, afirma Pérez, de la Asociación Española de Vacunología.

En la misma idea insisten desde Stop, que han visto esos errores en otras enfermedades infecciosas. “Está comprobado. Cuando generas vergüenza, se alarga el tiempo hasta que la persona va a una consulta médica a ser diagnosticado o, incluso, llega a ocultarlo”, aporta Mora. Y agrega Villegas: "no hay que asumir el comportamiento o estilo de vida de una persona por el hecho de tener la viruela del mono".

Todo ello, no obstante, tiene que conjugarse con una información precisa, que ayude a prevenir los riesgos a las personas más afectadas. “La realidad es que la inmensa mayoría de positivos se ha dado en hombres que tienen sexo con hombres, por tanto, las campañas deben ir dirigidas a nosotros. Homofobia sería que por ser ‘una enfermedad de maricones’ se mirara para otro lado, como se hizo hace décadas con el VIH/sida”, opina Alberto, que se vacunó en la capital recientemente.

“Fue todo rápido y en mi opinión bien organizado”, asegura, aunque encuentra reparos en que la Comunidad de Madrid haya abierto la campaña a cualquier persona entre 18 y 45 años que lo solicite, a pesar de la falta de vacunas. Así, otras como Andalucía o Cataluña citan desde los servicios sanitarios a las personas que se consideran prioritarias para las dosis que se disponen. Mientras tanto, ante la escasez, la consejería de Sanidad madrileña ha propuesto que pueda utilizarse cada vial con una dosis para inmunizar a cinco personas, como ha autorizado el regulador estadounidense.

Prevenir sin crear miedo en medio de la incertidumbre

En cualquier caso, para evitar la estigmatización, Luis Villegas, de la organización LGTBI Stop, pide que se cuente con entidades como la suya para hacer llegar los mensajes de prevención específicos, mientras la administración lanza mensajes más “generalistas, dirigidos a toda la población”.

“Desde las entidades comunitarias estamos enviando mensajes de reducción de riesgos no abstencionistas (...) para que las personas puedan conocer las estrategias con las que pueden tener relaciones sexuales, reduciendo el riesgo de exposición al virus”, desarrolla Villegas, que recuerda que debe informarse también a quiénes tienen ya la infección para evitar nuevos casos.

La ONG ya ha publicado sus recomendaciones para todos (pueden leerse aquí) y advierte que hay que ser muy cautos, porque todavía faltan muchas evidencias sobre la enfermedad, el tiempo de contagiosidad, etc.: "Es complejo, porque [la falta de evidencias] crea mucha incertidumbre. La incertidumbre genera miedo y el miedo genera estigma", zanja Mora. Todos estos riesgos, nos dicen los especialistas, son una cuestión de salud pública y atañen a toda la sociedad.