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Enriqueta Martí, la vampira que no lo fue

  • Se le acusó de matar a varios niños y nunca se encontraron pruebas que lo demostraran
  • No murió apaleada por sus compañeras, ni se suicidó. Murió de un cáncer de útero
  • ¿Quién se inventó a una asesina en serie que nunca existió?

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Enriqueta Martí, la mal llamada 'Vampira del Raval'
Enriqueta Martí, la mal llamada 'Vampira del Raval'

El morbo vende. Y siempre ha sido así. Y si no, que se lo pregunten a Enriqueta Martí. La protagonista del capítulo 18 de El Ministerio del Tiempo ha llenado páginas de periódicos. Su historia ha sido llevada a las tablas del teatro, al cine y a la televisión.

¿Cómo te quedas si te decimos que no cometió ningún asesinato? Ni mató niños ni hizo ungüentos con su sangre. La 'Vampira del Raval' tuvo una existencia que desgarra el alma, no fue una santa, pero tampoco el monstruo que nos han querido dibujar.

Jordi Corominas, periodista y ensayista, escribió hace mucho tiempo de ella. En la radio defendió todo lo que hemos visto en el episodio o lo que se puede leer en la Wikipedia. Pero un día decidió ir más allá. Quiso descubrir quién fue esta mujer. Muchas horas en la hemeroteca terminaron en un ensayo: Barcelona 1912: el caso Enriqueta Martí (Sílex)

¿Quién era Enriqueta Martí? ¿A qué se dedicaba? Porque se dice de todo: prostituta, mendigo, proxeneta...

Enriqueta Martí hoy sería miembro del precariado. Nació en 1871 en Sant Feliu de Llobregat, en la adolescencia se trasladó a Barcelona y en 1895 se casó con su marido, Joan Pujaló, de quien se separó en 1906, o eso decían. En el momento de su fama era pedigüeña profesional y, por ejemplo, cogía restos de comida de escuelas del Líceo Políglota, no del Liceo como se ha dicho. Era una persona que se buscaba la vida, aunque antes trabajó con su pareja en Los Encantes, el rastro barcelonés, y algún periódico comenta que quizá tuvo un merendero en Montjuïc, aunque eso no es nada seguro. El punto de inflexión de su existencia parece la muerte de su único hijo y la posterior separación con su marido.

¿Es cierto que perdió a un hijo por desnutrición? ¿Qué papel jugó su marido en todo el proceso de acusación?

Sí, perdió a su hijo Alejandro en 1905 por atrepsia, desnutrición infantil. Estaba casada con Joan Pujaló, pintor, vegetariano antes que nada, marchante de arte en sus ratos libros, anticuario de vocación y con cierta esquizofrenia política, pues perteneció a dos formaciones distintas. Jugó un papel casi cómico en el proceso, del que por cierto fue absuelto. Tenía muchas ganas de figurar y con sus larguísimos bigote y su especial personalidad, era un excéntrico de cuidado, causó sensación hasta que se olvidaron de él. La lástima de tratar historias así es que una vez pierden el interés es muy difícil seguir la pista de estos personajes.

¿Y es cierto que ella crió a los hijos de su cuñada viuda? Se dice que se los robó...

Si la cuñada hubiera querido, se hubiera considerado un robo, pero lo cierto es que esta es la parte más truculenta del caso. Al morir Alejandro la cuñada le pidió a Enriqueta que registran en el registro de defunciones a su hijo Benedicto en vez del que realmente había muerto. Esto era una práctica más o menos habitual para evitar que los niños al crecer fueran llamados a quintas.

La cuestión es que en 1906 la cuñada tuvo una niña, Angelita y la cedió a Enriqueta por dos motivos. El primero es que era viuda y no quería que hablaran mal de ella. El segundo fue una contrapartida por lo del registro de defunciones. Enriqueta llevó la niña a una nodriza del barrio de Les Corts y la recuperó dos años y medio después. De este modo Angelita la identificaba como su madre y todo el mundo creía que era hija de Enriqueta, de no haber sido por el secuestro nadie hubiese dudado de su relación de parentesco.

¿Es cierto que secuestró a la niña Teresita? ¿Qué hizo con ella?

Sí, la secuestró en el cruce de dos calles del actual Raval el 10 de febrero de 1912. No hizo nada brutal con ella. La rapó porque tenía pobreza, piojos, no por maldad. Le dio algún pellizco, así lo recordaba Teresita años después, y la mantuvo encerrada en el piso de la calle Poniente 29, actual Joaquín Costa, durante casi tres semanas, hasta que el 27 de febrero un guardia, a partir del aviso de una vecina, intuyó que la secuestrada estaba en el primer piso del edificio, que hoy en día se mantiene casi igual que en la época. Ahí se desencadenaron todas las tormentas.

¿De qué se la acusó?

Hay, en realidad, dos acusaciones. La primera es la de la prensa, que amplificó sus crímenes, atribuyéndole entre cinco y diez asesinatos, culpándola de prácticas propias de la España negra, desde brujería hasta crear potingues de sangre y vísceras, hasta de tener una lista de clientes de alto copete. La segunda acusación es la judicial. Antes del caso había pasado dos veces por los calabozos, sobreseyéndose ambos casos, por proxenetismo y el robo de unas alhajas.

En 1912 se la acusó de asesinar niños. Esta causa no fue vista por la muerte de la principal acusada. También fue juzgada, y condenada a un año y ocho meses de cárcel, por corrupción de menores (el caso que antes menciono como proxenetismo).

¿Qué pruebas encontraron para acusarla? ¿Aparecieron restos humanos realmente?

En realidad el juicio no llegó a celebrarse. En realidad la prensa arguyó durante su mes de furor, que terminó con la semana santa, que se habían encontrado muchos huesos de niño y trapos manchados de sangre en muchas de las viviendas por las donde pasó Enriqueta. Los médicos forenses determinaron que todos los huesos eran de animales o materia caliza y los pañuelos manchados eran sus propias pérdidas de sangre, pues estaba enferma de cáncer de útero. Otro misterio es que durante ese tiempo existió cierto tráfico de huesos humanos, para mucha gente tenerlos daba suerte. El padre de Enriqueta se ve que tuvo algunos.

Tras confirmar los forenses que no había huesos de niño la prensa montó en cólera. Lo más probable es que asesinara nunca a nadie.

¿Por qué delitos entró en prisión?

En realidad entró en prisión por medidas preventivas. La acusaron de horribles crímenes, se la veía como a una 'serial killer', un peligro público, un monstruo que iba de perlas para culpabilizar a una clase social y crear una bonita cortina de humo para que no se hablara tanto de la complicada situación de Barcelona, aún de resaca tras la Semana Trágica de 1909 y la agonía de la época modernista. Durante su estancia en la cárcel los periodistas publicaban todos sus movimientos entre rejas, entre ellos presuntos intentos de suicidios que eran el agravarse de su enfermedad. Hoy en el lugar de la cárcel, donde también se ejecutaba a los condenados a muerte en el patio de cordeleros, se halla la plaça Folch i Torres.

¿De qué murió? ¿Suicidio, apaleamiento, enfermedad?

Murió enferma de cáncer de útero, pero algunos libros se inventan o bien que se suicidó en prisión o bien porque la apalearon sus compañeras. Ambos finales son falsos.

¿Por qué se desvirtuó la historia tanto? ¿Qué intereses había? ¿Por qué actúo así la prensa?

La prensa necesitaba carnaza y al poder barcelonés, aunque vinieron dos corresponsales de Madrid, no le iba mal la aparición de un monstruo para despistar la atención y dar ejemplo de generosidad con las niñas supuestamente maltratadas.

Tras la Semana Trágica la ciudad está dividida en dos mundos. La Barcelona burguesa es la que se cuenta para la Historia y el turismo. La del anarquismo y la del precariado, siendo este último grupo casi un 30% de la población, ha desaparecido del mapa. Los anarquistas eran el demonio, mientras los pobres de solemnidad sólo aparecían por barbaridades como este caso. En realidad para el poder, también para la prensa, el asunto era perfecto para condenar al enemigo, criminándolo.

Por otra parte a los periódicos de la época el asunto les resultaba sensacional para vender ejemplares. El periodismo del momento no quería contrastar la información, transcribía rumores sin ton ni son y así aprovechaba el tirón. Que el caso mantuviera la atención pública durante un mes y que aun hablemos de él indica el éxito de la operación.