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Wilfredo Prieto

Emisión 24 de enero de 2016 · La 2

Por
Metrópolis - Wilfredo Prieto

Esta semana en Metrópolis, dedicamos un programa monográfico al artista cubano Wilfredo Prieto. Nacido en Sancti-Spíritus, Cuba, en 1978, desde muy joven tuvo clara su vocación artística. Estudió en el Instituto Superior de Arte de La Habana (ISA), donde formó parte del colectivo de artistas Galería DUPP (Desde Una Pragmática Pedagógica). Pronto obtuvo reconocimiento internacional por su frescura y contundencia conceptual, participando en las bienales de Venecia, La Habana, São Paulo y Singapur.

El universo de lo cotidiano es su espacio de trabajo y las paradojas del día a día, su fuente de inspiración. Desde una mirada crítica y poética, sus obras buscan la comunicación con gestos mínimos, motivando nuevas lecturas e interpretaciones imprevistas de la realidad que nos rodea.

Las obras de Prieto son la expresión de ideas muy claras, en apariencia sencillas, pero al mismo tiempo, de una gran complejidad y profundidad. Siempre tomando como referente la realidad, sin artificios ni máscaras, como el mismo artista apunta. Su inspiración está en “la experiencia de lo que está sucediendo día a día, cuestiones de la política, de la sociedad, la cultura, de cualquier circunstancia, filosofía, pensamiento…”. De ahí que su espacio de trabajo sea tan amplio, sin trabajar encorsetado en un estudio, haciendo de la calle, de la vida, de la gente, del día a día, su fuente de inspiración y su propio taller.

Comenzamos el recorrido por la obra de Wilfredo Prieto por dos piezas muy significativas y que describen en gran medida su proceso creativo: Mucho ruido y pocas nueces (2003) y Grasa, Jabón y plátano (2006). En ambas, la idea es lo más importante. Una idea sencilla de base que se ha desarrollado siguiendo dos esquemas de producción muy distintos. En la primera de ellas, se utilizaron un camión cisterna, un generador eléctrico, una tubería de agua, manguera, cables, lámpara y una planta. Un gran despliegue de medios para evidenciar algo muy obvio, la forma en la que somos capaces de complicar hasta lo más sencillo. Por su parte, la pieza Grasa, Jabón y Plátano surge en un momento convulso, de cambios en el terreno político, social y económico, también en su Cuba natal. La idea que subyace tras la poética de la obra era la de representar en un gesto mínimo, y con materiales muy sencillos, toda la tensión y la dimensión de lo que se estaba viviendo en aquel momento.

Estos dos modos de producción se ponen al servicio de la idea en cada una de sus piezas y describen la producción de Prieto. De un lado, obras que llevan una costosa producción detrás como Amarrado a la pata de la mesa (2011), Biblioteca Blanca (2004-2006), Montaña con río (2014), Una aguja en un pajar (2012), Una luz a lo lejos (2009), Sin Título/Grúa, (realizada en 2006 para MadridAbierto 06) o Avalancha (2003), que requerían de materiales y de un montaje más costoso, además de un tiempo mayor de producción. Otras, sin embargo, se resuelven de forma más sencilla y rápida como Línea cara, línea barata (2014), SI/NO (2002),  Estrella Muerta (2010 o Dos Zapatos Y Dos Medias (2012), sin perder en ningún caso su fuerza conceptual o su inmediatez visual.

Los juegos de palabras son también una constante en la obra de Prieto. La riqueza del lenguaje, la ingeniosa metáfora oculta en las pequeñas cosas… son claves para entender su universo creativo. Así surgen obras como Doce Muertes (2012), Piedra Iluminada y Piedra Sin Iluminar (2012), Escala De Valores (2001), Dos Piedras y Un Espejo, (2012), Dos Clásicos (2011), Eclipse Perfecto (2015), Una de cal (2011), Y una de arena (2011), Pan con pan (2011), Miren el tamaño de este mango (2011), Jardín (2011), Cuanto más añades, menos ves (2011) o Las migajas de pan también son Pan (2011),  entre otras. Todas ellas, realizadas con materiales recogidos de la vida cotidiana fáciles de identificar.

Wilfredo Prieto

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Su relación con la cotidianeidad, con la gente, la calle, la vida en la ciudad… hace que muchas de sus piezas se sitúen, y tengan sentido, en el espacio público, en el mismo entorno en el que surgen esas ideas como por ejemplo Limonada con dos pares de cojones (2007), situada en el Parque John Lennon de La Habana.

Con esa sutil ironía que caracteriza cada una de sus piezas y su contundente impacto visual, sus producciones suelen llamar la atención de crítica y público poniendo en evidencia cuestiones intrínsecas al propio mercado del arte, como hiciera Marcel Duchamp, artista muy admirado por Prieto, con sus provocadoras propuestas ready-made.  En ARCO Madrid 2012, One Million Dollars fue motivo de atención. Un billete de un dólar americano situado en una estructura de espejos que lo reflejaba hasta el infinito era presentada con el precio de venta que indicaba su nombre y asegurada por su valor nominal. Una reflexión del mercado del arte y el mercado especulativo del arte. Por otra parte, también en ARCO Madrid, esta vez en su última edición de 2015, la obra Vaso medio lleno (2006) expuesta en el stand de la galería NoguerasBlanchard, despertó de nuevo la polémica sobre el valor del arte, una cuestión que a Prieto, le pareció cuanto menos, “sorprendente a estas alturas”.

Polémicas aparte, Prieto dice no haber sentido nunca la presión de los medios o incluso la censura. Quizás sí ha tenido alguna mala interpretación como la que nos contaba sufrió con la obra Apolítico (2001) que fue considerada ‘política’ sin serlo realmente, quizás por esa deliberada intención de ser ‘apolítica’. Consistía en la reproducción de las banderas nacionales en escala de grises, despojadas de sus colores, pero realizadas en las medidas, diseños y tejidos oficiales dispuestas en orden alfabético, sin seguir criterios políticos o sociales. Aunque no lo persigue deliberadamente, el tema político, de manera más o menos evidente, es una constante en varios de sus trabajos como Políticamente correcto (2009), Cuba Libre (2010), Mapa geopolítico (2011) Discurso (1999).

En cualquier caso, la obra de Prieto no pasa desapercibida y eso llama la atención sobre un aspecto interesante y que Prieto repite en varias ocasiones, que es la importancia de la comunicación en el arte: “Cuando ocurre la comunicación, es cuando ocurre el arte”.  En ese sentido, el artista contemporáneo actúa como una especie de prescriptor llamando la atención sobre “contenidos e ideas que ya están ‘ahí’, en la realidad, en el día a día. Lo único que hace el artista”, señala Prieto, “es ponerlas en evidencia, refrescar, oxigenar algunos aspectos de la sociedad”.

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* Imágenes cortesía del artista Wilfredo Prieto y NoguerasBlanchard Galería, Barcelona/Madrid.