En primera persona   No quiero vestir como una abuela por ser diferente 15/12/2015 21:57

La moda también puede ser social. Puede y debe ser una herramienta que ayude a la transformación social, que ayude a las personas con cuerpos diferentes a los patrones establecidos 90-60-90 a estar guapas también. Tienen derecho a verse bien, a sentirse a gusto con la imagen que proyectan de sí mismos. Les ayuda a tener la autoestima alta. Es un derecho que no les debe costar más dinero que a cualquiera vestirse como desee. 

Me decía una chica con problemas de tiroides que le hacen estar muy obesa que siendo una adolescente no entiende por qué pretenden que se vista de abuela. Ella paga el doble por ponerse ropa que le guste y tiene muy poco dónde elegir. Es una aventura ir a comprar unos zapatos para personas con pies grandes o pequeños y un despropósito para personas de talla baja porque todo se lo tienen que hacer a medida. 

Por eso hoy me acerco a unas jornadas en las que se habla de moda y diseño ecosostenible pero no sólo porque vamos a descubrir cómo la moda puede ser un vehículo de integración social tanto para quien la necesita como cuenta Ignacio Osorio de la Plataforma Representativa Estatal de Personas con Discapacidad Física como para quien la confecciona dentro de la cárcel, por ejemplo. No se trata de vestir a modelos, se trata de que la sociedad encuentre prendas adecuadas para sus necesidades que también estén a la moda. 

Pero los precios de estas prendas no están al alcance de todos. Y la necesidad agudiza el ingenio de madres como la que imparte un taller de costura en el 5º encuentro internacional de tecnologías de bajo coste. Su hija tiene parálisis cerebral y tiene que encontrar soluciones para el día día de su hija a precios razonables. 

Hay diseñadores comprometidos como Vicente Soler que de forma altruista contribuyen a proyectos sociales vistiendo a esas mujeres que se suben a un escenario para contar la historia de sus vidas que pasa por la noche y el asfalto de las urbes. Sin embargo, en la calle, en las tiendas, no es fácil ver moda adaptada para personas en sillas de ruedas por ejemplo. Pero existen camisas que se cierran con imanes en lugar de botones o abrigos confeccionados para ser bonitos sentados y no de pie o sujetadores y bañadores para mujeres a las que les han extirpado un pecho por un cáncer

Hay un 30%de la población que es muy alta o muy baja, que tiene los pies grandes o muy pequeños, personas que lucen un cuerpo ancho y grande o que viven sentados en una silla de ruedas. Y todos tienen el mismo derecho que nosotros a mirarse en un espejo y verse guapos y guapas a precios asequibles.

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