El vuelo 4230 de UM Airlines se estrelló cerca del aeropuerto de Trebisonda (Turquía) el 26 de mayo de 2003 con 75 personas a bordo, de las cuales 62 eran militares españoles.
El dolor desgarrador de muchos de los familiares se hizo mucho más profundo por los errores en las identificaciones.
Las sospechas comenzaron a amplificarse cuando los familiares viajaron a Turquía meses después. Allí un imán local les entregó algunas placas de los militares, que había encontrado en la zona en la que se estrelló el Yak-42. Desde el Ministerio de Defensa les habían dicho que se habían utilizado precisamente estas placas, entre otros objetos, para la identificación de sus seres queridos. Algo no encajaba.
El 1 de septiembre, las pruebas del Instituto Nacional de Toxicología confirman las peores sospechas tras cotejar las muestras de ADN que tomaron los turcos con las de los familiares. Las 30 identificaciones realizadas por el equipo español son erróneas. El general Vicente Navarro asume ante el juez toda la responsabilidad de las identificaciones en noviembre de ese mismo año.