A pesar de las revueltas en Castilla, Carlos decide acudir cuanto antes a su coronación. Sus primeros pasos como Emperador no le serán nada fáciles, puesto que tendrá que lidiar entre las órdenes de Roma y el favor de los reyes europeos.
Francisco I de Francia ofrece a Enrique VIII de Inglaterra un matrimonio entre sus respectivos hijos con el fin de conseguir un aliado en su contraataque a Carlos; sin embargo, su ansias de destacar le dejarán sólo.
Lo que iba a ser un simple divertimento tras la firma de un acuerdo entre Francia e Inglaterra, acaba convertido en una verdadera lucha en la que Francisco I avergüenza a Enrique VIII.