Tras la negativa de Carlos de contraer matrimonio con Isabel de Portugal, su padre, Manuel I, amenaza con romper relaciones con Castilla; sin embargo, las palabras de Isabel convencen a su padre de la importancia de ese matrimonio. Manuel cambia de estrategia: utilizará su oro como moneda de cambio.
La tía de Carlos, Margarita de Austria, decide enviar a su consejero Mercurino Gattinara a Castilla para controlar las acciones del joven monarca. Esta decisión surge tras conocer la relación que su sobrino mantiene con Germana, la viuda de su abuelo Fernando.
Tras recibir la visita de Wolsey, el rey de Inglaterra acepta la recomendación del cardenal de dar su apoyo a Francisco I de Francia en su candidatura como emperador. Enrique VIII creerá las palabras de Wosley, quien le ha asegurado un acuerdo de mutua defensa con Francia y un poderoso aliado.