Septiembre de 2017. Varios integrantes del consejo civil de Raqqa organizan los pasaportes e identificaciones entregados por los recién llegados al campo de desplazados de Ain Issa, en el norte de Siria. Las áreas civiles de Raqqa y sus alrededores han sido bombardeadas de forma rutinaria y privadas de ayuda humanitaria. El acceso a la comida y la atención médica sigue siendo extremadamente escaso, especialmente en las áreas que se encuentran bajo un prolongado asedio. Foto: AGNES VARRAINE LECA
Unos hermanos se reúnen en abril de 2017 en el hospital de campaña de MSF en el sur de Mosul, Irak. Los hermanos, que no se habían visto desde hace dos años debido al conflicto, volvieron a encontrarse por casualidad en este lugar después de que la hija de ella fuera llevada al recinto para recibir atención médica. Foto: ALICE MARTINS
Marzo de 2018. Cinco de hijas de una misma familia jugaban en las ruinas de su casa cuando fueron gravemente heridas por una trampa explosiva. Lamis, la mayor de todas, reposa en la cama después de que su pierna tuviera que ser amputada. La gente de Raqqa está comenzando a regresar a sus hogares. Muchos desconocen los riesgos que aún les aguardan: restos de guerra sin estallar, trampas explosivas y minas terrestres siguen ensuciando escuelas, instalaciones médicas y campos agrícolas. Foto: LOUISE ANNAUD / MSF