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Madrid

San Fermín reclama un polideportivo público, un pequeño 'legado olímpico' de la Caja Mágica

  • El complejo tenístico es el único centro deportivo municipal del barrio, aunque privatizado
  • Se habilitó una cancha de básket, pero los niños no la pueden usar durante el Open
  • La asociación vecinal exige al Ayuntamiento soluciones cuando renegocie el uso de la instalación

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La Caja Mágica, justo antes de su inauguración en 2009
La Caja Mágica, justo antes de su inauguración en 2009

Cuatro hombres juegan a pelota mano en un frontón a unos 200 metros de la entrada principal de la Caja Mágica, en el Camino de Perales, un jueves por la tarde, poco antes de que esas calles acaben de llenarse de cochazos para presenciar la sesión vespertina del Madrid Open de tenis, en la que Rafa Nadal deslumbrará a la afición.

Ese día, esas tres paredes desconchadas donde estos vecinos juegan a pleno sol es la única instalación deportiva pública en todo el barrio de San Fermín de la que pueden disfrutar la mayoría de los vecinos. En verano abre la piscina descubierta. Pero no hay ningún polideportivo público. Si uno se da una vuelta verá que un albergue juvenil tiene una cancha para sus residentes; un club de pádel privado alquila pistas y un campo de fútbol, y que no hay nada más. Pero ¿y la Caja Mágica?

El complejo, una de las mejores instalaciones de tenis del mundo construida en 2009, cuenta con una veintena de pistas, el inmueble principal compuesto por tres estadios con techo retráctil —donde se juegan los partidos de las estrellas de la raqueta— y un polideportivo anexo, además de una zona verde. En total, 17 hectáreas.

La Caja Mágica es propiedad del Ayuntamiento de Madrid, a través de su empresa Madrid Destino, que lo cede íntegramente durante dos meses al año a la organización del torneo, aunque este solo dura diez días. Desde finales de 2017, las pistas acogen también una escuela privada de tenis y pádel. El polideportivo anexo, que tiene piscina, es también de gestión privada. Eso quiere decir que para usarlo hay que hacerse socio.

Y eso no está al alcance de una gran parte de los vecinos de este barrio, el 11º con menos renta por hogar de los 131 de la capital de España: menos de 24.200 euros por hogar según los últimos datos publicados por el Ayuntamiento correspondientes a 2014.

En este contexto, el deporte es no sólo una vía de escape o de promoción de la salud: también es una herramienta de inclusión social. Proyecto San Fermín y el Club Baloncesto San Fermín forman a 150 niños que esta quincena no han podido jugar porque el Open les ha dejado sin su pista, que fue habilitada en una trasera del polideportivo anexo a la Caja Mágica y que ahora gestiona Forus.

Manifestación ante la Caja Mágica en 2014 FRAVM

Consiguieron que el consistorio les cediera el uso de ese espacio después de una manifestación en el 2014, pero las condiciones no son las idóneas: “Nos colocaron en una zona de carga y descarga. Nos costó la vida que lo pintasen. Cuando llueve, resbala. Ahora nos han echado dos semanas, pero MTP (Madrid Trophy Promotion, la organizadora del torneo) lleva ya un mes arrasando”, explica Arancha Martínez, de la Asociación Vecinal San Fermín.

Esta activista explica que parece que tienen que “pedir disculpas” por estar ahí, porque están entrando “por la puerta de un establecimiento con ánimo de lucro”. “No nos limpian porque cuesta dinero. Nos quitan la luz porque cuesta dinero. Somos una carga: una entidad social y una empresa privada no hablamos el mismo idioma”.

Renegociación de los contratos

Por eso, cansados de la situación, vuelven a pedir al Ayuntamiento cuatro años después una solución. Ahora que parece que se va a renegociar la cesión de la Caja Mágica, esperan que se atiendan por fin las necesidades del barrio y hacen dos peticiones concretas: el acondicionamiento de la pista 3 (con capacidad para 1.800 espectadores) como polideportivo público y espacio para actividades culturales y el acceso a la piscina cubierta.

Sobre lo primero, Martínez explica que la conclusión a la que llegan tras reunirse con el equipo muncipal es que “San Fermín no tiene derecho a un pabellón porque ya está Caja Mägica”. “Pero la Caja Mágica está cerrada y es una instalación pensada para cualquier cosa, menos para el barrio”, añade.

En su directorio en internet, el Ayuntamiento sí la incluye entre los cinco centro deportivos del distrito de Usera, al que pertenece San Fermín. Si se juntan los otro cuatro, no ocupan ni la mitad que la Caja.

Unas dimensiones que se explican por el uso original que le se iba a dar, en la candidatura olímpica. Entrevistado por Telemadrid, otro vecino recordaba que “cuando se hizo se dijo que quedaría para el público, pero se ha privatizado”. Y también recordaba que la instalación la habían pagado todos los vecinos. En concreto, cerca de 300 millones de euros, casi el triple de lo previsto (con sobrecostes achacables directamente a la propia organización del torneo, por cierto, según reveló recientemente el periódico El Salto).

Se ha demostrado que el ‘legado olímpico’ no es siempre tan beneficioso como se pretende

“Se ha demostrado que el legado olímpico no es siempre tan beneficioso como se pretende”, explicaban en una revista de la Universidad de Valladolid los arquitectos Patricia Molina y Pablo Rey.

La Caja Mágica “es fruto de un modelo de ciudad basado en la construcción de megaproyectos destinados a la organización de macro eventos, cuyo fin último es situar la ciudad en el mapa de las inversiones y el turismo de escala global. Este modelo beneficia especialmente a las élites empresariales locales y globales, pero parece que dista mucho de mejorar la calidad de vida de los habitantes de la ciudad, puesto que focaliza las inversiones en costosísimas infraestructuras singulares que tendrán un uso muy puntual, provocando una desinversión en los equipamientos de escala local y uso cotidiano”, continuaban los autores en el número 14 de la publicación Ciudades.

A la escasa dotación se añade otro problema, el de la movilidad. De ahí la segunda reivindicación vecinal, la de la piscina. Ahora, los alumnos del Colegio Público República del Brasil tienen que ir en un bus hasta el polideportivo Orcasur, que es el más cercano. “Como el trayecto son 20 minutos de ida y otros 20 de vuelta, entre que entran y se secan están 10 minutos en el agua. Y la Caja Mágica está a cinco minutos”, explica Arancha Martínez.

Y es que estos siete barrios del sur de Madrid apenas tienen comunicados entre sí. “A mí me cuesta menos tiempo ir en transporte público al parque del Retiro (en pleno centro de la ciudad) que al parque de Pradolongo (en el corazón del distrito)”, añade la vecina.

“Y además, nuestras familias no tienen poder adquisitivo para gastar dos, tres, o cuatro viajes… si yo tengo que subir todos los sábados a acompañar a mi hijo a baloncesto al pabellón Jesús Rollán, son dos viajes míos, dos de mi hijo y dos del hermano pequeño al que no tengo con quien dejar… Hacer deporte nos cuesta muy caro ¡teniendo la Caja Mágica aquí al lado!”, concluye.

RTVE.es ha intentado varias veces desde hace tres días recabar información del Ayuntamiento y de Madrid Destino, pero no ha obtenido respuesta. Tampoco la organización del torneo ha querido dar su opinión.

El tenis "exige silencio"

El colmo de la indignación para las asociaciones del barrio ha sido la denegación del permiso para manifestarse ante esa instalación, en coincidencia con las semifinales del torneo masculino este sábado por la tarde [a la postre, con Nadal ya eliminado].

La Delegación de Gobierno dice que sólo ha cambiado la ubicación de la concentración “por cuestiones de seguridad”, pero desde el colectivo explican que verbalmente les han hecho saber que es porque la competición de tenis requiere “silencio”, y que la alternativa que les han ofrecido es concentrarse casi un kilómetro más lejos, junto al tanatorio. “¿Quién escucharía nuestras reclamaciones?”, se preguntan en un comunicado.

La competición de tenis suele pararse cuando hay ruidos.

Paradójicamente, entre los motivos por los que habían convocado la protesta, además del uso de las instalaciones, los vecinos se quejan de las molestias generadas por este acontecimiento, que convierten al barrio estos días en “vertedero de coches de alta gama”, en referencia a los coches mal aparcados de parte del público asistente que dificultan la movilidad en las calles aledañas.

No obstante, prometen seguir haciéndose oír, como lo llevan haciendo desde hace décadas: recuerdan que la reivindicación de un centro deportivo accesible en esa parcela la hicieron antes de la construcción de la Caja Mágica, como antes pidieron la rehabilitación de la ribera del Manzanares...